Los legados de la dictadura aún acechan al país en el siglo XXI

Por Rafael Cardoso – de la Agencia Brasil de Río de Janeiro

¡Nunca perdones, nunca olvides!

El grito de orden -que en portugués puede traducirse como «ni perdón ni olvido»- ha sido repetido durante décadas por quienes buscan justicia contra torturadores, asesinos, autores intelectuales y cómplices de la dictadura militar en Chile. Hace exactamente 50 años, el 11 de septiembre de 1973, las Fuerzas Armadas, encabezadas por el general Augusto Pinochet, dieron un golpe de Estado, que acabó con el gobierno socialista y democrático de Salvador Allende.


El país se sumó luego a otros 12 vecinos latinoamericanos que estaban bajo el control de gobiernos autoritarios, como fue el caso del propio Brasil desde 1964. Pasaron 17 años hasta que Chile volvió a celebrar elecciones presidenciales y las Fuerzas Armadas abandonaron el poder. Pero los oscuros legados de este período siguen presentes en la sociedad chilena. Mientras algunos han estado luchando durante décadas para encontrar los cuerpos de familiares que desaparecieron durante la dictadura, las fuerzas de extrema derecha y los «negacionistas» están resurgiendo, y el país está luchando por reemplazar una Constitución creada durante el gobierno de Pinochet que todavía está vigente en la actualidad.

Recordar el golpe y la dictadura, en el contexto actual, es un importante ejercicio de memoria y resistencia contra un pasado que insiste en no desaparecer. Ya sea en Chile, Brasil o el resto del mundo.

Salvador Allende , apoyado por una coalición de partidos de izquierda llamada Unidad Popular, recibió el 36% de los votos. Una estrecha victoria respecto al segundo lugar, Jorge Alessandri, de la coalición de derecha, con un 34,9%; y el 27,8% del tercero, Radomiro Tomic (democristiano). Por primera vez en la historia, un político socialista y marxista llegó al gobierno de un país mediante el voto popular. El proyecto político pasó a ser conocido como la “experiencia chilena”, que significó el camino democrático hacia el socialismo, sin ruptura revolucionaria.

A pesar del comienzo prometedor, el gobierno de Allende tuvo que lidiar con un país ideológicamente polarizado, con un contexto internacional desfavorable de la Guerra Fría y con las propias disputas internas de la izquierda. Una gran parte de la Unidad Popular estaba a favor de seguir el camino de Cuba, que en 1959 se había convertido en un país socialista por la vía armada.

“Especialmente en el primer año de gobierno se creó una sensación de bienestar más o menos generalizada. Las primeras deliberaciones son aumentar los salarios, lo que generará un consumo desenfrenado de bienes duraderos y no duraderos, especialmente bienes nacionales. Esto crea entonces un sentimiento de buena suerte y apoyo a un gobierno que está demostrando ser exitoso. Al año siguiente comenzaron los problemas con la inflación, el bloqueo estadounidense y el aislamiento de Chile respecto de la socialdemocracia europea, la Unión Soviética y China. Esto agrava los problemas económicos y el gobierno comienza a decaer”, dice el historiador Alberto Aggio, de la Universidad Estadual Paulista -Unesp-.En junio de este año publicó el libro 50 años del Chile de Allende: Una lectura crítica.

De esta manera creció la oposición interna al gobierno y el apoyo de Estados Unidos al derrocamiento de Allende. El 11 de septiembre de 1973 los militares decidieron bombardear el Palacio de La Moneda, sede gubernamental. Allende se suicida y comienzan 17 años de dictadura.

Pinochet y la dictadura

Augusto Pinochet era el comandante del ejército chileno cuando se produjo el golpe. Con el fin del gobierno de Allende, una Junta Militar tomó el poder en el país. Pinochet fue nombrado Jefe Supremo de la Nación en junio de 1974 y, en septiembre, Presidente de la República. Cargo en el que permanecería hasta 1990.

La dictadura militar se caracterizó por destruir el sistema democrático, cerrar partidos políticos, disolver el Congreso Nacional, restringir al máximo los derechos civiles y políticos y violar los derechos humanos básicos. Chile.

Fueron necesarios 17 años para que Chile volviera a celebrar elecciones presidenciales y las Fuerzas Armadas abandonaran el poder. Pero los oscuros legados de este período siguen presentes en la sociedad chilena. Mientras algunos han estado luchando durante décadas para encontrar los cuerpos de familiares que desaparecieron durante la dictadura, las fuerzas de extrema derecha y los negacionistas están resurgiendo, y el país está luchando por reemplazar una Constitución creada durante el gobierno de Pinochet que todavía está vigente en la actualidad.

Recordar el golpe y la dictadura, en el contexto actual, es un importante ejercicio de memoria y resistencia contra un pasado que insiste en no desaparecer. Ya sea en Chile, Brasil o el resto del mundo.

(*) Publicado em 11/09/2023 – 07:00 Por Rafael Cardoso – Repórter da Agência Brasil – Rio de Janeiro

Chile – 50 anos do Golpe - Pinochet e Allende – Foto: Biblioteca Nacional de Chile

Pinochet junto al presidente derrocado y muerto Salvador Allende.

Chile – 50 anos do Golpe - Desfile da Unidad Popular– Foto: Biblioteca Nacional de Chile
Desfile da Unidad Popular– Foto: Biblioteca Nacional de Chile (Chile – 50 anos do Golpe – Foto: Biblioteca Nacional de Chile – Biblioteca Nacional de Chile)