Por Martín Poblete
Australia intentó tener sólidas relaciones comerciales, económicas y financieras con China. El intento se vino abajo cuando los chinos cancelaron los convenios de comercio respecto del vino australiano, decisión unilateral sin recurrir a los instrumentos de solución de controversias.

Los australianos concluyeron que los chinos no eran socios confiables; peor aún, podrían ser amenaza a la seguridad nacional de Australia. La compra de ocho submarinos convencionales en Francia no era el instrumento de básica defensa naval, la geopolítica del sudeste asiático estaba cambiando rápidamente.
Instruído por el primer ministro de ese momento, el comandante en jefe de la marina australiana usó un viaje de rutina al Reino Unido para explorar otras opciones. Pidió a su contraparte británico apoyo para gestionar reuniones con el First Lord of the Sea (ministro de marina) y, eventualmente, con el entonces Primer Ministro Boris Johnson, a fin de averiguar si era posible construir en el Reino Unido submarinos nucleares para la marina australiana. En esas reuniones, el almirante australiano pidió la ayuda del gobierno inglés, para gestionar con las autoridades pertinentes del gobierno de los Estados Unidos la construcción de submarinos nucleares americanos para los australianos. Hubo negociaciones tripartitas en el marco de la más estricta confidencialidad, el anuncio de acuerdo preliminar obligó a los australianos a cancelar el proyecto de submarinos convencionales con Francia.
¿Qué está comprando Australia? Desde luego en beneficio de la claridad en el análisis, conviene descartar los submarinos estratégicos angloamericanos de la clase Tridente, navíos de alcance global pueden navegar sumergidos indefinidamente, llevan ocho misiles de largo alcance cuyos cabezales van equipados con armas termonucleares; esa tecnología ha sido declarada intransferible. Solamente Estados Unidos y el Reino Unido los tienen; Rusia, a fines del período soviético, intentó construirlos pero el desastre trágico del Kursk dejó ese proyecto bajo espesa sombra de duda.
Australia quiere comprar submarinos nucleares del tipo «hunter killer», interceptores ante los cuales ni siquiera las más sofisticadas naves de superficie tiene adecuada defensa; la velocidad de navegación sumergidos, las profundidades a las que pueden descender, y el silencio casi total en sus desplazamientos los hacen muy difíciles de localizar.
Estos submarinos pueden darle a Australia la capacidad de desistimiento / «deterrence» que cree necesitar, ante la percibida amenaza a su seguridad nacional proveniente de los intereses geopolíticos del régimen gobernante en Beijing.
Este lunes se reunieron en San Diego, California, sede de la más importante base naval estadounidense en la costa continental del Pacífico, el presidente Joe Biden, el primer ministro Rishi Sunak, y el primer ministro de Australia, firmaron un convenio llamado AUKUS: Australia, Reino Unido, Estados Unidos, para darle base jurídica internacional al acuerdo de construcción de ocho submarinos nucleares del tipo «hunter Killer» para-Australia.
Pregunta lógica: ¿Estará dispuesta dispuesta China, y su élite gobernante a esperar los tres a cuatro años que demora construir y poner en operación esos submarinos nucleares?