El leve alivio que hubo el martes quedó ensombrecido por noticias sobre Credit Suisse, el segundo banco más grande de Suiza. Las acciones de Credit Suisse se desplomaron más de 30% en un momento de la sesión después que su principal accionista, Saudi National Bank, dijo que no podía poner más dinero en el banco porque incumpliría con una norma regulatoria.
El respiro que tuvieron las acciones de bancos en el mercado de Estados Unidos se esfumó parcialmente este miércoles, en medio del nerviosismo por los problemas de Credit Suisse al otro lado del Atlántico. Las acciones que más bajaron en la mañana fueron las de bancos regionales y tamaño mediano como First Republic, que se teme sufra un retiro masivo de depósitos como el que acabó con el Silicón Valley Bank en EE UU (California) hace unos días.
Saudi National Bank tiene una participación de 9.88% en Credit Suisse e inyectarle dinero resultaría en elevarla a más de 10%. «No podemos (poner más dinero) porque superaríamos el 10%. Es un asunto regulatorio», dijo a la agencia Reuters el presidente del banco saudita, Ammar Al Khudairy.
Su caída en apenas días afectó fuertemente la confianza y generó temores de que el impacto se propague por todo el sistema financiero. Esto a pesar de que, en Estados Unidos, la jefa del Tesoro, Janet Yellen, y la Reserva Federal salieron rápidamente al paso con medidas de urgencia para tratar de contener un contagio irrefrenable.
En Estados Unidos, las acciones de los bancos han bajado con fuerza esta semana, especialmente las de bancos regionales y tamaño mediano como First Republic y PacWest Bancorp.
Un grupo de instituciones financieras estadounidenses están «en conversaciones» para rescatar al First Republic Bank con hasta US$30.000 millones. Así JPMorgan y Bank of America, los dos bancos más grandes de EE.UU., depositarán US$5.000 millones cada uno en First Republic, informó el diario The New York Times..
Lo que sucede en First Republic ayuda a ilustrar los temores. Las acciones de ese banco bajaron 23% y anularon la recuperación de la jornada previa. El banco ha estado en la mira desde el lunes, cuando sus acciones se desplomaron 60% en medio de la pérdida de confianza y temores a que sus clientes saquen su dinero de allí y lo dejen insolvente. La caída del Silicon Valley Bank fue precisamente por una corrida bancaria luego de que sus clientes retiraron unos US$42,000 millones.
First Republic aseguró hace unos días dinero nuevo con la ayuda de JPMorgan Chase y medios especializados reportan que también conversó con al menos una firma de capital privado para lograr efectivo fresco. También tiene a disposición los fondos de la Reserva Federal para que los bancos que lo necesiten tomen prestado. Pero, al menos este miércoles, nada de eso parecía calmar los temores en torno a la fortaleza del banco.
Y la calificadora de riesgo S&P Global Ratings recortó la calificación del banco y la puso en territorio ‘basura’. La causa: considera que First Republic puede verse afectado por un mayor retiro de dinero de sus clientes.
«La posición del negocio del banco sufrirá después de la volatilidad en el precio de sus acciones y de la mayor atención de los medios alrededor de la volatilidad de sus depósitos», escribió esa agencia en su reporte según citó Bloomberg.
Temen que bancos regionales no tengan efectivo si clientes retiran su dinero
La repentina caída del Silicon Valley Bank (SVB), uno de los mayores colapsos bancarios en la historia de Estados Unidos, ha disparado las dudas sobre la salud del sector y los temores a una nueva crisis financiera.
Como todo Silicon Valley, el SVB multiplicó su negocio durante la pandemia, y sus activos se triplicaron entre finales de 2019 y mediados de 2022 gracias a todo el dinero que las empresas tecnológicas -boyantes en esa época- depositaban en sus cuentas.
En el momento de su colapso, era el decimosexto mayor banco comercial de EE.UU., con unos 175.000 millones de dólares en depósitos, pero con una importante particularidad: al servir principalmente a empresas y ejecutivos del sector tecnológico, alrededor del 97 % de esos depósitos superaban los 250.000 dólares cubiertos por el fondo de garantía estadounidense.
El origen de los problemas de Silicon Valley Bank
En el derrumbe del SVB influyeron numerosos factores, pero su origen estuvo sobre todo en una apuesta por parte de la entidad que se vio afectada por la rápida subida de los tipos de interés acometida por la Reserva Federal (Fed) para contener la inflación.
El banco, al igual que muchos de sus competidores, invirtió en los últimos años miles de millones de dólares en bonos a largo plazo aprovechando los bajos precios del dinero. Esa apuesta, habitualmente considerada como algo muy seguro, se complicó con la subida de los tipos, que hizo caer el precio de esos productos de deuda pública.

Frente a otras entidades que estaban en posición de esperar al vencimiento de los bonos, el SVB tuvo que vender la semana pasada una importante cantidad de ellos con pérdidas para poder obtener liquidez con la que atender las retiradas de dinero de sus clientes, en su mayoría tecnológicas que habían visto caer sus ingresos o empresas emergentes a las que se había cortado la financiación y que ahora tenían que tirar del efectivo que habían acumulado. Esto provocó pánico en el mundo financiero estadounidense, ya que en vez de ayudar a equilibrar sus cuentas, el movimiento del SVB asustó a los mercados y a los clientes, que corrieron a retirar su dinero, en especial después de que varias grandes firmas de capital de riesgo, incluida la que dirige el influyente magnate Peter Thiel, recomendaran a sus compañías sacar sus fondos del banco. Con una base de clientes poco diversificada y muy interconectada, la entidad sufrió una huida bancaria vertiginosa que el viernes forzó a los reguladores a intervenir y cerrar el banco para limitar los daños.

El pánico se extendió a otras firmas y para el domingo se había llevado también por delante al Signature Bank, con sede en Nueva York y que en los últimos años había hecho una importante apuesta por el sector de las criptomonedas.