Por la psicóloga Jessika Krohne Soletic

Las vacaciones están llegando a su fin y la «guata» se nos aprieta, el pecho tiene una leve presión y andamos más irritados, cansados y porque no decir, estresados.

Todos esos son síntomas propios del síndrome postvacacional y que es sumamente “normal”. Estamos ad portas de un mes que es muy complejo: marzo. Es un momento difícil para toda la familia. Los niños empiezan el colegio, un nuevo año escolar con muchos desafíos y novedades y los adultos vuelven al trabajo después de unas merecidas vacaciones. Volver a lidiar con el jefe, los problemas, los números de la empresa y las metas, no es tarea fácil.

Por otro lado, reorganizar la casa, preocuparse de los útiles escolares faltantes, las colas en los supermercados y sorprenderse con los precios altos en los centros comerciales, claramente no es un agrado para nuestro bienestar.

Este síndrome puede durar de 2 a 3 días hasta 3 semanas hasta que uno se vuelva a adaptar a la realidad cotidiana.

¿Cómo enfrentamos este gran desafío de volver a la realidad?

Ojalá se haya dejado una semana para descansar a medio año. Así hay una luz importante al final del túnel. Pero hay otros consejos que pueden ser de mucha utilidad para sobrellevar este malestar de mejor manera:

  • No regresar de las vacaciones pocos días antes (y de ninguna manera un día antes). Ojalá tener la posibilidad de adaptarse y organizar el regreso a la rutina con tiempo.
  • Disfrutar de intervalos de descanso durante la jornada laboral.
  • Seleccionar aquellas actividades que podemos llevar a cabo, y delegar aquellas para las que no estamos tan preparados.
  • Mantener reuniones relajadas de inicio de ciclo, para definir y detallar los objetivos para el período que se inicia, los medios y las expectativas del equipo.
  • No “llevarse trabajo a casa”, dejar en el trabajo lo concerniente a éste.
  • Practicar ejercicio físico moderado, si es posible a diario.
  • Practicar la relajación en intervalos regulares, eliminar pensamientos erróneos o ideas irracionales que puedan darnos ansiedad.
  • Aprovechar los tiempos de descanso o de la comida para volver a alguna actividad agradable, para las relaciones sociales o familiares.
  • Dejarse espacios para uno y hacer lo que a uno realmente le gusta.
  • Mantener una actitud positiva, proactiva y productiva.

Y por último, disfrutar de los fines de semanas largos. Este año se vienen varios; y planificar desde ya momentos entretenidos con los seres queridos.