Mientras en la eurozona cae la inflación interanual en seis décimas en noviembre, hasta el 10%, lo que supone la primera bajada desde junio de 2021 y después de que el mes pasado marcara un máximo con el 10,6%, la Reserva Federal de Estados Unidos (Banco Central) podría moderar las subidas de tasas de interés a partir de su próxima reunión a mediados de diciembre, afirmó su presidente, Jerome Powell..»El momento de moderar los aumentos de tasas podría llegar en diciembre», declaró Powell, quien precisó no obstante que es «probable» que los tipos de interés permanezcan elevados «durante cierto tiempo» para contener la inflación de forma duradera..
El mensaje de Powell, muy esperado por los mercados, implica que las alzas de tasas de tres cuartos de punto porcentual (0.75%) de las últimas reuniones de política monetaria del organismo podrían terminarse. Este nivel no se utilizaba desde 1994.
Wall Street reaccionó a las declaraciones con la subida del Nasdaq más de 3% y el resto de los indicadores..
Powell advirtió que la tarea de luchar contra la inflación está lejos de terminar: «La inflación sigue demasiado alta», enfatizó. Según el dirigente, el índice PCE de inflación, el preferido por la Fed, que se conocerá el jueves, se espera en un nivel de 6% a 12 meses, ligeramente por debajo del 6,2% a 12 meses en setiembre..
El otro índice de inflación, el CPI o de precios al consumo, cayó a 7,7% a 12 meses en octubre frente a 8,2% en setiembre..
«Los meses con datos bajos (de inflación) son seguidos muchas veces por rebotes», matizó igualmente Powell..
El titular de la Fed no precisó sin embargo hasta qué nivel deberían subir estas tasas, que actualmente se ubican en un rango de 3,75 a 4,00%, luego de mantenerse cercanas a cero hasta comienzos de año..
Existe una «incertidumbre considerable» en cuanto a qué nivel de tasas será «suficiente», remarcó..
La Fed aumentó el costo del dinero como forma de enfriar la economía, desalentando el consumo y la inversión para luchar contra la fuerte inflación en Estados Unidos..
En la Eurozona.
La inflación interanual de la eurozona cayó seis décimas en noviembre, hasta el 10%, lo que supone la primera bajada desde junio de 2021 y después de que el mes pasado marcara un máximo con el 10,6%, según el dato preliminar publicado hoy por Eurostat. El dato es además mejor que el 10,4% esperado por el consenso..En junio de 2021 la inflación se situó en el 1,9% y emprendió una senda continua al alza en la que fue batiendo mes a mes cotas nunca vistas hasta rebasar los dos dígitos el mes pasado.
La inflación subyacente, que excluye los productos energéticos, los alimentos, el tabaco y las bebidas por tener un comportamiento más volátil, se mantuvo en noviembre estable en un 5%. Si se excluyen solo energía y alimentos, se situó en el 6,6 % (dos décimas más)..De nuevo la energía repitió como la categoría de productos con un mayor incremento de los precios en comparación con el mismo mes del año anterior, aunque el aumento del 34,9 % observado en noviembre es inferior al 41,5% del mes anterior y al 42% visto en junio, cuando experimentó la mayor alza..Continúan también aumentando su inflación los alimentos procesados, el alcohol y el tabaco, con un incremento del 13,6% que es más de un punto superior al 12,4% registrado en octubre. El encarecimiento de los alimentos no elaborados, por contra, retrocedió al 13,8% frente al 15,5% del mes anterior..Por otro lado, los bienes industriales no energéticos registraron una inflación del 6,1%, una tasa idéntica a la observada el mes anterior, mientras que el precio de los servicios creció un 4,2%, una décima menos..Por países, España se convierte en el socio de la moneda común con menor inflación teniendo en cuenta la tasa del IPC armonizado que Eurostat utiliza para que los datos de los países de la eurozona sean comparables..En noviembre, la inflación española en tasa armonizada fue del 6,6%, mientras que la de Francia, el país con menor crecimiento de los precios hasta ahora, se situó en un 7,1%. Después se encuentran Malta (7,2%), Luxemburgo (7,3%), Chipre (8,3%) e Irlanda, Grecia y Finlandia (los tres con 9%)..Por encima de los dos dígitos se mantienen Portugal (10,3%), Bélgica (10,5%), Eslovenia (10,8%), Austria (11,1%), Países Bajos (11,2%), Alemania (11,3%), Italia (12,5%) y Eslovaquia (15,1%)..Los países bálticos, por último, siguen siendo los socios del euro más afectados con el crecimiento de los precios, todos ellos con tasas de inflación interanual que superan el 20%: Letonia un 21,7% y Lituania y Estonia un 21,4%..
En Chile
La tasa de variación anual del IPC en Chile en octubre de 2022 ha sido del 12,8%, 9 décimas inferior a la del mes anterior. La variación mensual del IPC (Índice de Precios al Consumo) ha sido del 0,5%, de forma que la inflación acumulada en 2022 es del 11,4%.
ALEMANIA-LA GRAN REFORMA SOCIAL Y LABORAL
Alemania estrenará el próximo enero la renta ciudadana, el nuevo sistema de protección social con el que el Gobierno del socialdemócrata Olaf Scholz ha emprendido la reforma del controvertido legado del anterior canciller de su mismo partido, Gerhard Schröder. Tras la subida del salario mínimo a 12 euros la hora, el siguiente hito en la política social del tripartito alemán consiste en corregir el subsidio de desempleo conocido como Hartz IV (un sistema que Angela Merkel heredó de Schröder, pero que nunca tocó en sus 16 años en el poder). Su sustituto será no solo más generoso en las ayudas, sino que éstas se concederán con menos trabas burocráticas.
Scholz ha conseguido sacar adelante la gran reforma social de la legislatura, aunque se ha visto obligado a descafeinarla para conseguir el acuerdo de la oposición democristiana. La renta ciudadana que el viernes aprobaron las dos cámaras del Parlamento alemán (Bundestag y Bundesrat) incrementa la cuantía de los subsidios y da un vuelco al espíritu del sistema: en lugar de criminalizar a sus perceptores, que se veían constantemente amenazados con sanciones si no cumplían los estrictos requisitos, confía en ellos y les ayuda a formarse para encontrar un empleo adecuado.
La negociación del Bürgergeld (literalmente, dinero ciudadano) ha ejemplificado como pocas el clima constructivo del Parlamento alemán. De la inicial negativa de los conservadores a permitir un sistema que, según ellos, desincentivaba la búsqueda de trabajo, se ha pasado en cuestión de días a un acuerdo que satisface a ambas partes, al menos lo suficiente para votar a favor. La coalición de socialdemócratas, verdes y liberales ha tenido que renunciar a algunas características que al líder de la Unión Cristianodemócrata (CDU), Friedrich Merz, le parecían poco menos que regalar dinero a cambio de nada.
El principal objetivo del Gobierno de Scholz era no poner a los perceptores de ayudas sociales bajo sospecha general de fraude, como ocurre con el sistema que ha estado en vigor más de 20 años y que actualmente perciben 5,3 millones de personas, entre adultos en edad de trabajar y sus beneficiarios. En lugar de eso, confía en que usarán la prestación para mejorar su formación y optar a un empleo mejor.
El Hartz IV —bautizado con el apellido del exgerente de Volkswagen al que Schröder encargó el diseño de la reforma a principios de los 2000, cuando el crecimiento alemán estaba estancado y el paro desbocado— fusionó en un único sistema prestaciones que hasta entonces iban por separado. El subsidio de desempleo y las ayudas sociales se juntaron para crear el Hartz IV, un sistema que presionaba al extremo a los desempleados para que aceptaran cualquier oferta de empleo, incluso por debajo de su cualificación profesional o lejos de su domicilio. Si no lo hacían, perdían las prestaciones.
Para Scholz, el nuevo Bürgergeld es una cuestión de “respeto”, una reforma que ha calificado de “hito en la política social de Alemania”. “Con un mejor asesoramiento, más confianza y menos burocracia, ayudamos a los ciudadanos a salir del desempleo de larga duración y de los trabajos no cualificados y a incorporarse al mercado laboral”, aseguró el canciller. El problema de Alemania hoy no es precisamente el paro, sino la falta de mano de obra cualificada. Por eso, la reforma está enfocada a la formación y prevé incluso un pago extra durante los cursos de cualificación.
Para el líder de la oposición, el Bürgergeld, tal y como estaba concebido inicialmente, era un peligroso precedente, un primer paso hacia una renta ciudadana incondicional, una bestia negra para su partido. Aunque en un primer momento criticaba también las cuantías, finalmente ha aceptado las subidas que propone el tripartito. La prestación básica de manutención para una sola persona sube a 502 euros al mes, 53 más que ahora. En realidad, el importe apenas cubre la inflación, que en octubre alcanzó el 10,4%.
Merz y otras figuras de los conservadores, como el líder de la CSU bávara, Markus Söder, han defendido en entrevistas y actos públicos que la renta ciudadana perjudica a los empleados de rentas bajas. “Pone en desventaja a los grupos de menos ingresos que tienen que trabajar duro —cajeros, peluqueros, conductores de autobús, jefes de policía— para llegar a fin de mes y que se dan cuenta de que no trabajar es casi tan lucrativo como trabajar. No es justo”, ha argumentado Söder. Merz repite también la idea de la injusticia de que los trabajadores financien a “quienes podrían trabajar” pero no lo hacen porque el Estado no les incentiva.
La reforma estuvo a punto de naufragar, lo que habría significado que los perceptores del subsidio no cobraran la subida en enero. Tras aprobarse en el Bundestag, donde el tripartito tiene mayoría, los democristianos bloquearon la ley en el Bundesrat, la Cámara alta donde están representados los Estados federados. Lejos de enterrarse, la reforma se derivó a un “comité de mediación” creado exprofeso para llegar a un acuerdo. Sus 32 miembros, 16 del Bundesrat y 16 del Bundestag, se sentaron para encontrar puntos comunes y en cuestión de días dieron con la propuesta común que se ha vuelto a votar.
El acuerdo le ha costado al tripartito ceder en otro punto controvertido. La norma permitía inicialmente mantener el patrimonio durante los dos primeros años de prestación, siempre que este fuera inferior a los 60.000 euros, más 30.000 euros por cada miembro adicional del hogar. La oposición argumentaba que dar ayudas sociales a una familia de cuatro miembros con 150.000 euros en el banco desincentiva la búsqueda de empleo. Finalmente, ese periodo de carencia se ha fijado en un año.