El diario estadounidense The Washington Post destacó esta semana el fin del cargo de primera dama en Chile. En la instancia, la actual directora sociocultural de La Moneda entregó detalles sobre sus desafíos en el rol que no quería tener y que está buscando desmantelar.
“La primera dama “milenial” de Chile quiere terminar el trabajo para siempre”. Así comienza la entrevista del diario anunciando el fin del cargo o papel que mantenía Irina Karamanos (33) en el Palacio Presidencial (de primera dama o directora sociocultural) como pareja del Presidente Gabriel Boric.
“De ahora en adelante, todo lo que haga quedará en segundo lugar. La primera cosa que todos sabrán de mí es que fui la pareja del presidente”, manifestó la cientista social con especialización en educación, antropología, gestión cultural y formación ciudadana.
El medio estadounidense destaca que Karamanos, quien busca “desmantelar una institución” con el objetivo de “convencer a una nación para cambiar”, no se consideraba el tipo de mujer que dejaría suspendidos sus planes por un hombre, pero que sabía que Gabriel Boric era la mejor opción de su partido, Convergencia Social (CS), para competir en la carrera presidencial.
Según The Washington Post, tras finalizar su rol en la Dirección Sociocultural de la Presidencia, a Irina le gustaría volver a trabajar en la investigación enfocada en educación. Su única duda es: “¿Cómo luciría eso después de tener un trabajo que no buscó, uno que no cree que debiese existir?”.
La publicación realizada por la periodista Samantha Schmidt, junto a la fotógrafa premiada por National Geographic, Tamara Merino, indica que Irina “siempre se sintió un poco fuera de lugar en la oficina donde la anterior primera dama (Cecilia Morel) gastaba más de US$ 2.000 al mes en arreglos florales y ella sólo guarda un ramo artificial junto a la ventana”.
Del mismo modo, la cientista social, quien se ha desempeñado como líder feminista en distintos espacios, incluido el partido CS, contó que algunas mujeres en la calle le dicen “cuide al presidente”. Ella piensa: “Por supuesto que lo cuido, pero si no lo hiciera, ¿qué pasaría?, ¿este hombre no puede ser presidente?, ¿no puede ser autosuficiente? “.
En la entrevista del Creo que la figura de la primera dama en su rol institucional no se va a echar tanto de menos”. No es aquella parte la que está en el imaginario de la gente. Creo que es más bien la parte de la cercanía con el Presidente en tanto compañera, en tanto lo humaniza, la que genera empatía, la que lo hace accesible. Eso es un gran valor, solo que se ha concentrado mucho en la figura de la mujer, porque casi en la mayoría de los casos las que asumen este cargo son mujeres”, dijo. “Con eso pasa que se empieza a tener una expectativa de cómo es que funciona esa pareja presidencial y empiezan los estereotipos: qué es lo que se espera de la mujer del Presidente, cómo debiera presentarse, qué cosas debiera decir y qué no, a cuáles temas debiera abocarse, a cuáles no, etc.
Esas dimensiones son parte de una tradición que se puede modificar”, complementó Karamanos. Esta afirmación fue parte de las declaraciones de la coordinadora Sociocultural de La Moneda en la entrevista con el WP de Irina Karamanos, quien se refirió al término del rol de dicho cargo, creado en marzo de 1990.
Fue el pasado martes que Karamanos anunció su decisión de dejar el Gobierno y su plan para disolver el papel que desempeñaba, mediante el traspaso paulatino hasta fin de año de las fundaciones que tenía a su cargo a distintos ministerios.
En la entrevista del WP destacó que tras dar a conocer esta determinación “lo primero ha sido muy positivo poder cumplir con el compromiso de innovar en este espacio del Estado. Estuvimos muchos meses revisando, conversando, analizando y mejorando elementos que son parte de la institucionalidad de la primera dama, porque queríamos evaluar cuáles eran los puntos clave donde se podía, por ejemplo, mejorar en términos de transparencia, de probidad, de democratización y profesionalización de sus fundaciones”.
La coordinadora sociocultural defendió el traspaso de las fundaciones, señalando que “aumenta la posibilidad de que sea idónea la persona que preside la fundación, si es que cambiamos los estatutos. A diferencia del caso de una primera dama, que no necesariamente tiene una trayectoria demostrable en todas esas áreas”.
En cuanto a la posibilidad de que reinstale el cargo de primera dama, apuntó que “pienso que es un cambio que debería quedarse. La discusión, incluso parlamentaria de más de sectores de derecha, ha dado cuenta de que hay una disposición a buscar la manera de hacer permanente ese cambio. Este cambio de ahora es el primer paso, así que creo que lo más importante es no descartar ninguna decisión que pueda consolidar el que sea irreversible el rol institucional de primera dama”.
De todos modos, señaló que “por supuesto que tampoco pretendo, conociendo los procesos políticos e históricos, decir que es imposible que el próximo gobierno quiera o no reinstalar elementos de la primera dama. No podría hablar por ellos”.
“Al final de este proceso ya no seré la coordinadora sociocultural y en adelante seré Irina Karamanos. Pero lo más importante es que tengamos una nueva imagen de las posibilidades que tiene la pareja de un Presidente de, por supuesto, apoyarlo a él y al Gobierno. Lo que cambia, en definitiva, es que por una parte no tiene injerencia institucional y, por otra, sí tiene la posibilidad de continuar con autonomía profesional, económica y actitudinal en algunos casos”, comentó.
Por otra parte, afirmó que el asumir como primera dama “ha estado lleno de tensiones. Este es un espacio poco común para que una feminista decida entrar. Sin embargo, a mi parecer, estamos también desplegados como proyectos en distintas posiciones del Estado, en todas y muchos, generando cambios y que este espacio también era uno de ellos. Ha sido incómodo, pero creo que esa incomodidad es un buen indicador de que uno está en un espacio que está revisando activamente, entendiendo sus mecanismos, las partes que implican este rol. Y eso me ha dado la posibilidad y la tranquilidad también de poder cambiarlo”.