Las elecciones generales celebradas hace un año en Nicaragua estuvieron rodeadas de irregularidades y no cumplieron los estándares internacionales, denunció hoy el Comité de Derechos Humanos de la ONU en un informe donde también lamentó un aumento de la represión a la sociedad civil en ese país.

Ante ello, el grupo de expertos, que examinó la situación de Nicaragua en ausencia de una delegación de ese país, urgió al gobierno del país centroamericano a «respetar enteramente el derecho constitucional de sus ciudadanos a participar en los asuntos públicos sin discriminación».

En el informe se denunció que las elecciones se habían celebrado sin observadores internacionales, y se recibieron 2.031 reportes de anomalías y violencia política, mientras se detuvo a siete candidatos presidenciales, incluidos tres antiguos miembros del movimiento sandinista actualmente en el poder.

Nicaragua «no ha respondido a las demandas de la oposición política y de la sociedad civil para que haya reformas electorales», lamentó el comité, que subrayó la alta abstención que hubo en los comicios, de hasta el 81,5 %, y señaló que 1,4 millones de personas fueron eliminadas del censo de votantes.

«La alta tasa de abstención entre los pueblos indígenas y los afrodescendientes en regiones del Caribe se ha relacionado con una forma de protesta contra el fraude electoral», indicó el comité, tras denunciar que consejos regionales se negaron a certificar a autoridades electas si éstas eran consideradas opositores.

Fuera de las elecciones, el comité también recogió «continuas denuncias» de intimidación, difamación, detención ilegal, tortura y maltrato a defensores de derechos humanos, periodistas, estudiantes y líderes religiosos.

Hasta 1.812 organizaciones de la sociedad civil han visto revocados sus permisos este año, mientras que el Gobierno de Daniel Ortega «utiliza las leyes antiterroristas para castigar a disidentes y periodistas», lamentó el comité.

Las amenazas a las voces críticas con el Gobierno han llevado a unos 140 periodistas a dejar el país, donde se han cerrado medios de comunicación como el principal rotativo, «La Prensa», cuyo gerente fue condenado a nueve años de prisión por blanqueo de dinero y tres reporteros también cumplen penas de cárcel por «difusión de noticias falsas», recordó el grupo de la ONU.

El informe del comité también expresó serias dudas en torno a la independencia del poder judicial en Nicaragua, donde «el sistema penal está manipulado para acosar y tomar represalias contra defensores de derechos humanos».

El comité recordó por otro lado el excesivo uso de la fuerza contra manifestantes en las protestas de 2018 y 2019, tras las que muchos detenidos sufrieron tratos «degradantes» en centros de detención sin las adecuadas condiciones higiénicas.

La presidenta Nazhat Shameem Khan, quien  ha desempeñado desde 2014 el cargo de Representante Permanente de Fiji ante la Oficina de las Naciones Unidas en Ginebra y sustituyó en el cargo a la chilena M;ichelle Bachelet, lamentó que Nicaragua se negara a participar en esta revisión periódica de derechos humanos, rechazando incluso el contestar las múltiples misivas de este órgano de Naciones Unidas.

En este sentido, el informe recordó que desde 2018 Nicaragua «parece haber adoptado una política de no colaboración con los mecanismos de la ONU» y otras instancias internacionales, que también se ha traducido en no permitir visitas de expertos de Naciones Unidas al país o expulsar al representante del Comité Internacional de la Cruz Roja.