El allnamiento de la residencia particular de un ex presidente de Estados Unidos, como fue el caso ocurrido la última noche en la propiedad de Donald Trump en Palm Beach, Florida, ha sido realmente una acción policial inédita y también histórica respaldada, probablemente, con una orden del más alto nivel del Departamento de Justicia.
Los agentes del FBI realizaron la operación cuando Trump no se encontraba en su casa de la Florida -un resort conocido con el nombre
Mar-a-Lago. El ex mandatario estaba en su casa de Nueva York y se enteró por la televisión de lo que estaba ocurriendo y cómo ocurría.
En Wasington se afirmó que al menos los agentes se llevaron unas quince cajas con documentos que hallaron en Mar-a-Lago incluidas algunas con información clasificada.
Trump reaccionó diciendo que se trata de un intento por frenar su candidatura para 2024. Parte del liderazgo republicano ha reaccionado con ‘indignación’ prometiendo investigaciones si ellos recuperan la mayoría en el Congreso.
Christina Bobb, abogada de Donald Trump, confirmó en una entrevista en «Real America’s Voice» que las autoridades estaban buscando documentos clasificados de la Ley de Registros Presidenciales.
Bobb dijo que llegó a Mar-a-Lago cuando se realizaba la búsqueda, se anunció como la representante legal de Trump y pidió ver la orden judicial.
Bobb dijo que las autoridades le dijeron que estaban buscando documentos clasificados que pensaban que no deberían haber sido retirados de la Casa Blanca, así como registros presidenciales.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, no estaba avisado del registro que llevó a cabo este lunes el FBI en la mansión del exmandatario Donald Trump en Mar-a-Lago, en Florida, un suceso del que se enteró por la prensa, aseguró este martes la Casa Blanca.
En su rueda de prensa diaria, la portavoz del presidente, Karine Jean-Pierre, evitó dar detalles «sobre una investigación que se está llevando a cabo» y, preguntada por las acusaciones de persecución política vertidas por los republicanos, respondió que Biden «respeta el Estado de Derecho».
«El presidente no estaba informado, no estaba al tanto. Nadie en la Casa Blanca recibió un aviso», dijo la secretaria de Prensa del Gobierno.
La portavoz afirmó que se trata de una investigación independiente y no se pronunció sobre los motivos del registro en la mansión, que algunos medios relacionan con los documentos oficiales que Trump se llevó de la Casa Blanca.
«El presidente, en la Casa Blanca, se enteró del registro del FBI por informaciones públicas, igual que todos los estadounidenses, y no estaba avisado. El presidente Biden ha sido muy claro durante su mandato que el Departamento de Justicia lleva a cabo sus investigaciones de forma independiente», insistió.
El allanamiento del FBI a la casa de Donald Trump genera una ‘tormenta política’. Para unos es un primer paso hacia un juicio y para otros, una «persecución política», en medio de una gran polarización que vive el país y cuando el expresidente considera volver a ser candidato a la Casa Blanca. Nunca un exinquilino de la Casa Blanca tuvo tantos problemas con la justicia.
¿La pesquisa tiene que ver con las cajas de cartón que Donald Trump se llevó cuando se fue de la Casa Blanca en enero de 2021?, ¿con la investigación sobre su presunta responsabilidad en el asalto al Capitolio? ¿o con las sospechas de fraude financiero que pesan sobre la Trump Organization en Nueva York?, son todas especulaciones que se hacen este martes en Washington y alrededores.
Donald Trump se declara inocente en cada uno de estos casos y se considera blanco de una caza de brujas.
En un comunicado denunció el allanamiento de su mansión de Florida: «Estos son tiempos oscuros para nuestra Nación», dijo.
«Nadie está por encima de la ley», «ni siquiera un expresidente de Estados Unidos», declaró este martes la presidenta demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, en la cadena NBC.
Por las redes sociales tuiteó Marjorie Taylor Greene: «Este es el tipo de cosas que suceden en países en guerra civil». Ella es una congresista de Georgia conocida por sus exabruptos que pidió el desmantelamiento del FBI. «¡¡¡La persecución política DEBE PARAR!!!»

Portada del semanario alemán Der Spiegel con el «incendio» causado por Trump en la Casa Blanca.
La legislación penal estadounidense castiga a quien “oculta, elimina, mutila, borra, falsifica o destruye voluntaria e ilegalmente” documentos federales bajo su custodia con penas que van de multa a tres años de prisión y con inhabilitación para desempeñar cargos públicos. Trump no era nada escrupuloso con esa norma pese a la dura campaña que había emprendido contra Hillary Clinton antes de las elecciones de 2016 por el uso de una cuenta de correo privada para asuntos oficiales. La antigua portavoz de Trump, Stephanie Grisham, ha reconocido este martes en la CNN ese manejo inapropiado de documentos y registros.
En enero de 2022, ante la amenaza de actuaciones más drásticas, Trump entregó 15 cajas con documentos. Entre ellos se encontraron cartas del líder norcoreano Kim Jong-un y la nota que le dejó su antecesor, Barack Obama, en su último día en el Despacho Oval. Además, había documentos clasificados como secretos, según comunicó al Congreso la oficina de los Archivos. En febrero trascendió que los Archivos habían pedido al Departamento de Justicia que abriese una investigación.
Ahora se ha sabido que agentes federales acudieron la primavera pasada a Mar-a-Lago (foto arriba), se reunieron con abogados de Trump y pidieron que les mostrasen si el expresidente conserva aún documentos presidenciales y dónde los tenía. En esa visita, cuatro investigadores se reunieron con dos abogados de Trump. El propio expresidente estaba por entonces en su mansión y les saludó. Los agentes comprobaron que Trump aún tenía registros y pidieron que se mantuvieran bien custodiados, según han afirmado los medios estadounidenses.
Aparentemente, a ese proceso se refería Trump este lunes en el comunicado en que dio a conocer que su mansión estaba siendo registrada. “Después de trabajar y cooperar con las agencias gubernamentales pertinentes, esta incursión no anunciada en mi casa no era necesaria ni apropiada”, afirmó Trump en el comunicado en que compraba disparatadamente ese registro con autorización judicial con el espionaje al Partido Demócrata del caso Watergate.
La última revelación muestra fotografías de notas supuestamente manuscritas por el expresidente tiradas al retrete. Antes, durante sus años de mandato, numerosas informaciones señalaron que Trump rompía informes, documentos y memorandos después de leerlos y los empleados de la Casa Blanca tenían que ir por detrás recomponiéndolos con cinta adhesiva.
Los Archivos confirmaron a principios de año que entre la documentación devuelta se “incluían papeles que habían sido destruidos por el expresidente Trump”, de los que algunos estaban pegados y de otros solo quedaban pedazos.
No obstante, se desconoce qué documentos estaban buscando los agentes del FBI en su registro de este lunes y por qué lo han realizado ahora y algunos cuestionan que ese manejo inapropiado de los registros sea suficiente para justificar una actuación sin precedentes como la realizada. Para lograr la orden judicial, es necesario mostrar al juez indicios de delito y convencerle de que no hay otra forma de conseguir las pruebas menos dañosa que una entrada en un domicilio privado, más aún si cabe tratándose de un expresidente.
Los republicanos y los seguidores de Trump piden explicaciones sobre el registro y han criticado la actuación como una instrumentalización de la justicia propia de un estado policial. Incluso Mike Pence, que fue vicepresidente con Trump, pero que se ha distanciado de él se unió a la solicitud. El fiscal general, dijo, “debe dar completa cuenta al pueblo estadounidense de por qué se ha efectuado esta actuación y debe hacerlo inmediatamente”.
El expresidente ha difundido este martes en su red social el vídeo con el que fue presentado en el congreso conservador del pasado sábado, en el que hace un retrato apocalíptico de Estados Unidos con un tono de campaña electoral que parece indicar que quiere optar a la presidencia de nuevo en 2024.