La Fed (Reserva Federal de EE UU), como ya se había anunciado, aumentó la tasa de interés en 0,75 puntos base y en lo que respecta a Chile se espera una baja volatilidad del dólar, divisa que cerró estable este miércoles en 920 pesos.
Con este incremento, que es el cuarto desde que la Fed empezó a subir los tipos en marzo, la tasa de interés oficial de la mayor economía del mundo pasa a situarse en una horquilla de entre el 2,25% y el 2,5%.
Según analistas, el mercado tenía internalizada esta alza, por lo que se prevé que el dólar en Chile reaccione con una baja volatilidad, a diferencia de las históricas subidas que anotó cuando la Fed aplicó el primer ajuste de tasas en junio pasado, generando pánico por una posible recesión a escala mundial.
En línea con lo adelantado por su presidente, Jerome Powell, el Comité de Mercado Abierto (FOMC) de la Fed decidió elevar su tasa de interés como ha sido la tendencia del banco central estadounidense en lo que va de 2022, cuando la entidad liderada por Powell, había decidido el pasado junio elevar el rango de la tasa de interés en 0,75 puntos base al rango de 1,50-1,75%.
«El Comité busca lograr el máximo empleo e inflación a una tasa del 2% a largo plazo. Además, el Comité continuará reduciendo sus tenencias de valores del Tesoro y deuda de agencias y valores respaldados por hipotecas de agencias, como se describe en los Planes para reducir el tamaño del balance de la Reserva Federal que se emitieron en mayo», explicó en su comunicado de la reunión iniciada este miércoles.
«El Comité estaría preparado para ajustar la postura de la política monetaria según corresponda si surgen riesgos que podrían impedir el logro de los objetivos del Comité», plantea la Fed.
Los aumentos de 0,75 puntos de la tasa de interés oficial no se veían desde 1994, en la época de Alan Greenspan, cuando el banco central estadounidense llevó a cabo una serie de subidas de los tipos para tratar de evitar un aumento desbocado de la inflación. Entonces, la tasa de aumento anual de los precios de consumo era del 2,7%, mientras que el pasado junio se situaba en el 9,1%, algo no visto en 40 años.
Por otro lado, la Fed insistió en que seguirá reduciendo su cartera de deuda pública del Gobierno de EE.UU., compuesta fundamentalmente de letras del Tesoro y de valores respaldados por préstamos hipotecarios. En la actualidad, el banco central acumula casi US$9 billones en deuda estadounidense
Según la definición común, la economía estadounidense estaría al borde de una recesión, aunque algunos expertos señalan que eso no significa necesariamente que ésta ya haya comenzado.

Jerome Powell, Presidente de la Reserva Federal de EE UU.
Durante los primeros seis meses del año, las empresas han añadido más de 2,7 millones de puestos de trabajo, más que en las cifras de los años anteriores a la pandemia.
La solidez del mercado laboral es una razón clave por la cual la Reserva Federal anunció este miércoles otro fuerte aumento en su tasa de interés a corto plazo.
Varios funcionarios de la Fed han citado el crecimiento saludable del empleo como evidencia de que la economía debería ser capaz de soportar tasas más altas y evitar una recesión. Sin embargo, muchos economistas dudan de esa afirmación.
La Fed también está tratando de combatir la inflación descontrolada, que alcanzó una tasa anual del 9.1% en junio, la peor marca en casi 41 años. Los rápidos aumentos de precios, particularmente en el sector de artículos esenciales como alimentos, gasolina y alquiler, han erosionado los ingresos de los estadounidenses y han llevado a una visión mucho más pesimista de la economía entre los consumidores.
La definición de recesión más ampliamente aceptada es la determinada por la Oficina Nacional de Investigación Económica, un grupo sin fines de lucro, cuyo Comité de Datación del Ciclo Económico define una recesión como “una disminución significativa en la actividad económica que se extiende a lo largo de la economía y dura más de unos pocos meses”.
El comité evalúa una amplia gama de factores antes de declarar públicamente el fin de una expansión económica y el nacimiento de una recesión, y a menudo lo hace bien después del hecho.
Entonces, si no estamos en una recesión, ¿qué está pasando con la economía (estadounidense) que está enviando señales contradictorias? Aquí hay algunas respuestas a esas y otras preguntas.
La economía registró una disminución durante los primeros tres meses del año, cuando el PIB se contrajo 1,6% la tasa anual. Los economistas pronosticaron que el jueves el gobierno estimará que la economía logró crecer a una tasa anual de poco menos del 1% en el trimestre abril-junio, según el proveedor de datos FactSet.
Ese pronóstico, si es preciso, indicaría que la economía no está técnicamente en recesión según ninguna definición.
Incluso si el crecimiento se vuelve negativo por segundo trimestre consecutivo, los funcionarios de la Fed y los economistas de la administración Biden apuntan a una medida menos conocida llamada «ingreso interno bruto» (GDI, en inglés).
El PIB calcula el valor de la producción nacional de bienes y servicios sumando los gastos de los consumidores, las empresas y los gobiernos. Por el contrario, el GDI busca medir lo mismo evaluando los ingresos.
Con el tiempo, las dos medidas deberían seguirse mutuamente. Pero a menudo divergen en el corto plazo. En el primer trimestre, el GDI creció un 1.8%, mucho mejor que la caída del 1.6% del PIB.
Como parte de su juicio sobre si una economía está en recesión, el monitor NBER considera un promedio de las dos medidas. En el primer trimestre, el promedio fue de 0,2%, lo que sugiere que la economía se expandió levemente.
Este martes, el Fondo Monetario Internacional dio a conocer los pronósticos económicos para el resto de este año y para 2023, y las noticias no son buenas, ya que la economía mundial crecerá menos de los esperado. El informe apunta a una posible recesión mundial debido a que las economías de Estados Unidos, China y Europa frenarán su actividad.