El Consejo Europeo aprobó este martes prorrogar seis meses las sanciones impuestas en 2014 contra Rusia y reforzadas por la invasión de Ucrania, iniciada el 24 de febrero por la orden de invasión dada por el presidente ruso, Vladimir Putin, con lo que las medidas estarán en pie hasta el 31 de enero de 2023. «Estas sanciones fueron impuestas por primera vez en 2014 en respuesta a las acciones de Rusia destinadas a desestabilizar la situación en Ucrania» han sido expandidas de forma significativa desde febrero de 2022 ante la agresión militar no provocada e injustificada contra Ucrania», indicó el Consejo Europeo en un comunicado.

Así, ha recordado que estas medidas punitivas «consisten en estos momentos de un amplio espectro de medidas sectoriales, incluidas restricciones a las finanzas, la energía, la tecnología y los bienes de doble uso, así como la industria, el transporte y los bienes de lujo».

El organismo ha recordado que, además de las sanciones económicas, hay en pie una serie de medidas en respuesta a las acciones «desestabilizadoras» de Rusia contra Ucrania, incluidas restricciones a las relaciones económicas con la península de Crimea, anexionada por Moscú en 2014, y la ciudad de Sebastopol, así como las zonas controladas por las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk.

A ellas se suman medidas restrictivas contra individuos, incluidas congelaciones de bienes y restricciones de viaje, así como medidas diplomáticas. El Consejo Europeo ha resaltado que «desde el 24 de febrero, la UE ha adoptado una serie de paquetes de sanciones sin precedentes» ante la ofensiva militar rusa contra territorio ucraniano.

El bloque ha condenado la invasión, que «viola la soberanía y la integridad territorial de Ucrania», y ha pedido a Rusia que ponga fin a sus ataques contra civiles e infraestructura civil y que retire inmediatamente sus tropas y equipamiento militar del territorio de Ucrania.

El organismo ha recordado que, además de las sanciones económicas, hay en pie una serie de medidas en respuesta a las acciones «desestabilizadoras» de Rusia contra Ucrania.

Rusia muestra su verdadera cara al atacar el puerto de Odesa.

El secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, parecía al mismo tiempo aliviado y preocupado cuando se firmó el último viernes en Estambul el acuerdo de exportación de cereales que él mismo negoció (Foto izquierda con el mismo Putin en Moscú) Inmediatamente después de la firma por parte de Rusia, Ucrania y el intermediario Turquía, el secretario general de la ONU dijo que el acuerdo ofrecía un «faro de esperanza», anunciando un alivio alimentario para el mundo en desarrollo.

Por desgracia para Guterres y para todos los que esperan los tan necesarios alimentos, sus meses de trabajo diplomático —incluidas las visitas a Moscú y Kiev para cerrar el acuerdo— puso de manifiesto las limitaciones de confiar en Rusia.

El acuerdo no incluye un alto el fuego explícito, pero las obligaciones de Rusia están claramente definidas: «La Federación Rusa se ha comprometido a facilitar la exportación sin obstáculos de alimentos, aceite de girasol y fertilizantes», decía un comunicado de la oficina de Guterres.

Y ahora….¿que pasará con estas toneladas de granos tras el ataque el último fin de semana de Rusia al puerto de Odesa, donde se deposita gran parte de los productos alimenticios que deben ser distribuidos por el mundo?

Menos de 24 horas después de su firma, la calma posterior al acuerdo en Odesa —el principal puerto mencionado en el acuerdo— se hizo añicos cuando dos misiles de crucero rusos Kalibr lanzados desde el mar se estrellaron contra el puerto.

Las ventanas de los edificios volaron a más de mil metros. Los bomberos acudieron al puerto para apagar las llamas de varios barcos incendiados. Según las autoridades, un trabajador del puerto resultó herido.

Los daños podrían haber sido mucho peores; dos más de los misiles de precisión de US$ 6 millones habían sido derribados por la defensa aérea de Ucrania. Los bañistas de Odesa, que el año pasado se disputaban los puestos en la arena con los veraneantes rusos, aplaudieron cuando la intercepción detonó por encima de sus cabezas.

La aparente ruptura de Rusia al acuerdo sobre el grano que había firmado fue deplorada por Ucrania y sus aliados, y ampliamente considerada como una prueba de su duplicidad.

En declaraciones a CNN pocas horas después del ataque, el diputado ucraniano Oleksiy Goncharenko dijo que Rusia estaba «demostrando que quiere seguir amenazando la seguridad alimentaria del mundo».

«El ataque arroja serias dudas sobre la credibilidad del compromiso de Rusia», dijo el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, añadiendo que «socava el trabajo de la ONU, Turquía y Ucrania para llevar alimentos críticos a los mercados mundiales».

«Demuestra que no se puede confiar en ninguna de las palabras [del presidente de Rusia, Vladimir Putin]», dijo Liz Truss, ministra de Asuntos Exteriores del Reino Unido y posible próxima primera ministra en reemplazo de Boris Johnson que está renunciado.

Sorprendentemente, la respuesta inicial de Rusia a los informes del ataque fue la negación.

Según Turquía —cofirmante del acuerdo y árbitro que supervisa su aplicación segura y justa— el Kremlin dijo a Ankara «en términos inequívocos» que no tenía «nada que ver con este ataque».

Sin embargo, solo 12 horas después, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, Maria Zakharova, revirtió la mentira inicial al decir que después de todo, eran ataques rusos y afirmó que el bombardeo había eliminado «infraestructuras militares» ucranianas en el puerto.

Ucrania dijo que los ataques afectaron a una estación de bombeo en el puerto de Odesa.

Y el daño hecho aquí no es solo recordar al mundo la ambigua relación de Moscú con la verdad. Rusia también ha quemado la buena fe de su intermediario en el acuerdo, Turquía.

Según los términos del acuerdo, Turquía está estableciendo un Centro de Mando Conjunto (CCM) con ayuda de la ONU para supervisar su cumplimiento. Pero Rusia ya ha torpedeado toda la confianza, en consonancia con su cínico enfoque de toda la guerra contra Ucrania.

La invasión rusa de uno de los graneros del mundo ha provocado la inseguridad alimentaria mundial, pero Moscú obtuvo concesiones a través del acuerdo para permitir el flujo de grano de Ucrania. Eso se suele llamar extorsión.

Para conseguir que Rusia liberara el grano poniendo fin a los bloqueos en los puertos ucranianos,  Guterres tuvo que llegar a un acuerdo paralelo con Rusia, aliviando de hecho algunas sanciones sobre alimentos y fertilizantes. Los funcionarios de la ONU explicaron la diplomacia como «basada en el principio de que las medidas impuestas a la Federación Rusa no se aplican a estos productos».

¿Por qué Rusia atacó e invadió Ucrania? ¿Cuáles son los motivos y el origen del conflicto?

La eliminación de esas sanciones aportará dinero a las arcas de Moscú, lo que tal vez sea el resultado más duradero del acuerdo de Guterres: Putin hará compromisos limitados a cambio de dinero.