Otra vez se salvó el más controvertido primer ministro británico Boris Johnson. Sólo por 63 votos no fue censurado por su nuevo escándalo, esta vez por no acatar debidamente la conducta impuesta por la pandemia a todos los habitantes del Reino Unido por igual, al realizar fiestas, la mayoría en su residencia oficial en Downing Street de Londres cuando estaba vigente la cuarentena por la pandemia de covid-19. Este caso se conoció en este país europeo (la segunda economía más poderosa del viejo mundo) como “partygate”.

La votación en contra de la censura, interpuesta por su propio Partido Conservador fue de 211 diputados contra 148 (de los 359 diputados conservadores) que pidieron su destitución inmediata.

Antes, Johnson, de 57 años, conocido por su talento para el “escapismo político”, se había dirigido a sus filas, a puerta cerrada en una sala del parlamento de Westminster, para intentar seducirlos. Así la votación mostró que Johnson tiene en contra a 41,3% de los parlamentarios, lo que lo deja políticamente debilitado.

“Es el gran superviviente de la política británica” comentó la prensa no sólo británica sino también mundial.

La última cifra de 41,3% en contra es superior a la de los parlamentarios que votaron en su día contra la antecesora de Johnson, Theresa May (un 37%) cuando la entonces primera ministra sufrió también su propia rebelión interna por el Brexit. Con esa comparación, el político conservador podría tener un complejo futuro por delante. Un número tan significativo de diputados en su contra resta mucha legitimidad a Johnson. Los precedentes no son buenos. Margaret Thatcher, John Major o la propia May sobrevivieron a sus propias revueltas internas para dimitir poco después. O sufrir, como fue el caso de Major (1997), una espectacular derrota en las urnas.

Mientras que aquel voto de censura contra May tuvo lugar durante las negociaciones por el Brexit, la salida de Reino Unido de la Unión Europea, esta moción ocurre en un momento de aumento del costo de vida en el país y en plena guerra en Europa tras la invasión de Rusia a Ucrania.