Los republicanos del Senado de Estados Unidos impidieron este jueves, a pesar de la matanza de esta semana en una escuela primaria de Uvalde, Texas que dejó 19 niños y dos adultos muertos, que se aprobara un proyecto de ley que bajo un calificativo inventado por la izquierda de «terrorismo doméstico», intenta que el gobierno tenga un mayor control sobre las libertades individuales.

Los demócratas contaban con que el proyecto no saldría adelante, pero querían utilizar la votación con fines partidistas y de campaña electoral, a pocos meses de las elecciones de medio término en EE UU, e imponer un mayor control sobre las libertades civiles en el país. La mayoría de los demócratas se han plegado a la agenda de extrema izquierda o socialista que domina hoy ese Partido.

El tema de la violencia con armas siempre ha sido parte de la agenda de los demócratas, que van directo contra la segunda enmienda de 1791 (protege el derecho del pueblo estadounidense a poseer y portar armas).  y no se cuestionan los demás factores que causan el grave problema como el alto consumo de drogas entre jóvenes y adultos, la deficiente vigilancia en redes sociales de actitudes declaradas de los autores de masacres y actos violentos, el deficiente sistema de detección en las escuelas de adolescentes y jovenes con problemas significativos de personalidad, el ineficiente trabajo de seguimiento a este tipo de comportamientos por parte de la policía y el Buró Federal de Investigaciones (FBI), entre otros.

Las autoridades no han relacionado el último ataque ocurrido en Texas, con motivos raciales  pero la conmoción por la magnitud de la masacre, menos de dos semanas después del ataque en Búfalo (Nueva York) con otros diez muertos, ha catapultado la crisis de la violencia con armas de fuego en Estados Unidos.

Los pretextos de la izquierda

«El proyecto de ley es muy importante, porque el tiroteo masivo de Búfalo fue un acto de terrorismo doméstico. Tenemos que llamarlo por su nombre: Terrorismo doméstico», dijo el líder demócrata del Senado, Chuck Schumer, antes de la votación. Schumer ha promovido desde años en el Congreso la necesidad de crear medidas de control a toda costa no solo contra el derecho a portar armas, sino a todo lo que defienda la libertad individual para fomentar una mayor incidencia del gobierno en todos los asuntos de las familias.

El ejemplo más real ha sido la imposición de parámetros de izquierda que rompen los códigos tradicionales de la educación y los pone por encima de la potestad de los padres y las familias para dárselas al gobierno. Otro ejemplo fue la imposición mediante órdenes ejecutivas de los mandatos de vacunación y restricciones tomando como pretexto el contagio del virus COVID-19. Por suerte, los republicanos se han unido y han logrado evitar estos intentos de control, típico de los regímenes totalitarios y socialistas.

La Ley de Prevención del Terrorismo Doméstico habría permitido crear unidades dentro del FBI y de los Departamentos de Justicia y Seguridad Nacional para combatir el terrorismo doméstico, principalmente el movimiento supremacista blanco.

Quienes han impulsado la división en el país, la discriminación, el extremismo y las teorías conspirativas contra los conservadores son los integrantes de casi la mitad en el Congreso de los mal llamados progresistas (socialistas), que desde hace años se inventan campañas para eliminar los valores tradicionales y la cultura estadounidense en aras de transformar totalmente la sociedad en un régimen similar a las dictaduras, donde impera: «o estás conmigo, o estás contra mí».

Ahora todo apunta contra los supremacistas blancos y no contra los supremacistas liberales, tan violentos o más que los llamados extremistas blancos, otro calificativo racista y xenófobo para sembrar la división y el odio entre los estadounidenses.

El chantaje como forma de poder

Schumer ofreció el miércoles a los republicanos dar cabida a las disposiciones republicanas para «endurecer» la seguridad en las escuelas tras el tiroteo de Texas a cambio de que permitiesen iniciar el debate sobre el proyecto de ley.

Justo antes de la votación, Schumer dijo que había llorado mientras veía fotos de las víctimas del martes, y calificó al gobernador del estado, el defensor del porte y tenencia de armas Greg Abbott, como «un fraude absoluto» que pertenece al ala más conservadora del Partido Republicano (también conocido como el Tea Party). (Foto derecha).

Un milagro que Schumer no se haya conmovido, haya llorado también y haya dicho lo mismo cuando grupos de delincuentes de Black Live Mater y otros asesinaban a personas inocentes en las calles a mediados del 2020, incendiaban estaciones de policías, sacaban a golpes y a palos a los dueños de negocios que intentaban defender sus propiedades, tiraban de sillas de ruedas a ancianos por llevar una bandera de EE UU o apoyar la democracia, masacraban a jóvenes conservadores y vandalizaban y robaban cientos de pequeñas y medianas empresas creadas con el sacrificio familiar.

Ante esta situación alentada por los demócratas y no condenada en absoluto junto al desastre migratorio en la frontera sur, el gobernador Abbott se ha esforzado por flexibilizar las restricciones a las armas en Texas, incluyendo la firma de una medida el año pasado que autoriza a los residentes a portar armas de mano sin necesidad de licencias o entrenamiento.

El proyecto no consiguió los 60 votos necesarios, de los 100 escaños del Senado, para evitar el filibusterismo y comenzar el debate.

Los republicanos afirman que ya existen leyes contra los supremacistas blancos y otros terroristas domésticos, y han acusado a los demócratas de politizar la masacre de Búfalo, en la que murieron 10 afrodescendientes.

También argumentan la legislación abre las puertas para perseguir a los opositores del gobierno demócrata, algo que sería el colmo dentro de la democracia en EEUU.