Poco queda del sanguinario líder del Cartel de Sinaloa que secuestraba, torturaba y pedía enterrar vivos a sus enemigos. “He sufrido mucho”, “El trato que recibo es cruel e injusto”, “Me sirven poca comida y a menudo me quedo con hambre”, dice ahora Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán sobre las condiciones en las que cumple una condena a cadena perpetua en una prisión de máxima seguridad en Colorado, en un reportaje de Univisión.

‘El Chapo’ se ha quejado en primera persona en una declaración jurada que se incluye en una nueva demanda civil que menciona al fiscal general Merrick Garland, al director del Buró de Prisiones (BOP) Michael Carvajal y a funcionarios del penal ADMAX Florence (Colorado), al cual llegó Guzmán en julio de 2019.

Revisiones constantes dentro de su celda, cámaras de vigilancia hasta en el sitio donde conversa con sus defensores legales y un análisis minucioso de las cartas que ha escrito, son algunas de las medidas que toma el gobierno para evitar que se escape, según describe el propio Guzmán en el documento.

“Soy un mexicano de 64 años y fui extraditado de México a Estados Unidos en enero de 2017”, comienza el documento de siete páginas, y que el capo firmó remarcando “Joaquín Guzmán L”.

“Debido al trato en ADMAX ahora yo padezco dolores de cabeza, pérdida de la memoria, calambres musculares, estrés y depresión”, aseguró ‘El Chapo’. “El trato que recibo es cruel e injusto, y me está causando que sufra problemas psicológicos y de salud. Yo rezo para que esta corte intervenga”, menciona refiriéndose al tribunal federal de Denver que recibió la demanda en octubre de 2021.

Hasta ahora, el Departamento de Justicia (DOJ) no ha respondido a la querella, ya que el juez Michael Helarte aprobó el pasado 12 de mayo una moción para que lo haga hasta el 15 de junio y programó una audiencia para el 7 de julio.

Las denuncias de Guzmán han sido constantes desde que fue recluido en una prisión de Manhattan en espera de su juicio. De esta salió hasta que lo condenaron a pasar el resto de su vida tras las rejas.

Minutos antes de escuchar su sentencia, ‘El Chapo’ leyó una carta reclamando que estar en el Centro Metropolitano de Detención (MCC) de Nueva York “ha sido una tortura las 24 horas”. Pero no expresó arrepentimiento por ninguno de los crímenes que cometió.

En la prisión ADMAX de Florence, describió Guzmán, pasa casi todo el día en una celda de 7 por 12 pies y con una pequeña ventana por donde le entregan una charola con alimentos. La celda está en la ‘Unidad H’, una zona de alta seguridad donde lo acompañan convictos por terrorismo.

Al llegar a ese penal, contó, le permitían salir a una jaula en el patio de 9 a 10 horas por semana, pero desde diciembre de 2019 ese tiempo se redujo a 3 horas o nada. Esa jaula de 10 por 10 pies es el único lugar donde puede alguna corta actividad física.

El gobierno tampoco le permite tener contacto con otros reos, limita sus llamadas telefónicas a cuatro familiares (su madre, su hermana y sus hijas gemelas), impide que lo guardias hablen con él y acude esposado de pies y manos a un salón donde lo visita su abogada Mariel Colón Miró.

Son las estrictas reglas conocidas como Medidas Administrativas Especiales o SAMs, que imponen a reos peligrosos para evitar que hagan más daños a la sociedad. Las normas SAMs, que limitan casi por completo las comunicaciones con el mundo exterior, se aplican principalmente a terroristas.

“Estoy incomunicado al no tener contacto verbal o comunicación con otros presos”, reclamó Guzmán. “No tengo contacto humano, más que cuando los guardias ponen y remueven mis grilletes”.

Ninguna de las solicitudes de sus abogados tratando de eliminar estas medidas ha sido aprobada. Y es que Guzmán, además de haber sido el narcotraficante más peligroso de su época, se escapó en dos ocasiones de prisiones mexicanas y preparaba una tercera fuga antes de su extradición.

Situación de la esposa del Chapo

Por ayudarle, ahora su esposa Emma Coronel (aparece con el Chapo en Foto de portada) purga una condena a tres años de prisión en un penal de mínima seguridad en Texas. Su liberación está programada para el 13 de septiembre de 2023.

Guzmán pedía que le permitieran conversar con ella el 21 de septiembre de 2021, cuando un notario público de Colorado certificó su declaración. Eso fue tres meses antes de la audiencia condenatoria de Coronel en un tribunal de Washington DC. “Desde mi llegada a Estados Unidos no se me ha permitido hablar con mi esposa”, reclamó él.

En una entrevista con la periodista María Antonieta Collins para el programa Despierta América en Domingo de Univision, la abogada de ‘El Chapo’, Mariel Colón Miró dijo que si bien a su cliente no lo sentenciaron por actos de terrorismo le impusieron las reglas SAMs porque la Fiscalía “alegaba que él era una persona tan peligrosa que si no tenía esas medidas impuestas podía mandar a matar a otras personas como, por ejemplo, a los que testificaron en su contra en el juicio”.

Colón Miró dijo que Guzmán está dispuesto a dar entrevistas a reporteros, “pero no puede” por la norma SAMs. En relación con eso, un video en el que este capo responde a una serie de preguntas enviadas por el actor Sean Pean fue mostrado en su juicio como evidencia de autoincriminación.

En su declaración jurada, Guzmán alega que ni siquiera le hacen caso cuando pide atención médica. Él narra un incidente sucedido en julio de 2021, cuando estaba tosiendo “incontroladamente” y tenía el pecho congestionado, pero “nunca recibí tratamiento médico”.

Lo mismo habría ocurrido cuando pidió que le dieran medicamentos para curarse el dedo de un pie que contrajo hongos, según él, porque comparte el mismo cortaúñas con otros reos. El hongo se le fue cuando se le cayó la uña, afirmó Colón Miró en la entrevista.

“He sufrido mucho estando en confinamiento solitario. Mi presión arterial se ha elevado, llevando a dolores de cabeza y ansiedad. A veces olvido cosas”, aseguró el traficante.

“Me sirven poca comida y a menudo me quedo con hambre”, dijo ‘El Chapo’, quien asegura tener un trastorno de sueño porque lo despierta después de la medianoche el aire “extremadamente caliente” que sale por la ventilación durante quince minutos entre cuatro y cinco veces.

“Cada noche esto causa que mi corazón comience a latir rápidamente, elevando mi presión arterial. He presentado este problema al personal, pero nadie ha hecho algo”.

De acuerdo con la DEA, ‘El Chapo’ heredó su reino de drogas a sus cuatro hijos: Jesús Alfredo, Iván Archivaldo, Ovidio y Joaquín. Estos jóvenes lideran una facción del Cartel de Sinaloa y su poder ha crecido, convirtiéndose en importantes traficantes de fentanilo, cocaína, metanfetamina, heroína y otras drogas. Por la captura de cada uno de ellos ofrecen una recompensa de 5 millones de dólares.