Como madre de cinco hijos, Heather Skaats creyó que ya no habría sorpresas para ella en materia de maternidad cuando quedó embarazada del sexto, pero se equivocaba. Nunca imaginó que terminaría dando a luz sola, sin ayuda a un lado de la carretera, mientras sus otros hijos esperaban en el auto.
Mucho menos que regresaría a casa conduciendo con el bebé todavía adherido a ella mediante el cordón umbilical. Pero fue exactamente lo que ocurrió en una carretera de Kentucky en EE UU.
“Fue tan repentino, pensé que estas cosas solamente ocurrían en las películas”, cuenta la mujer de 34 años en un post de Facebook donde relata su asombrosa historia.
Al salir el domingo sintió “ligeras contracciones”, no obstante, como faltaban tres semanas para que el embarazo llegara a término y sus otros hijos tardaron muchas horas en nacer, imaginó que le daría tiempo de hacer una diligencia, cuenta en entrevista con Today.
“Pensé que no tendría al bebé en mis brazos hasta ocho o diez horas después”, explica a ese medio. Sin embargo, repentinamente, cuando ya estaba al volante, las contracciones se intensificaron rápidamente y sintió la necesidad de detenerse.
Entonces, tomó su teléfono y salió de la camioneta, no sin antes asegurarle a sus pequeños de 13, 11, 6, 3 y 2 años que todo estaría bien.
Al llamar a su esposo, sólo alcanzó a decirle: “Tendré al bebé a un lado de la carretera” cinco segundos antes de que el niño naciera.
“Creo que haber dado a luz en casa en el pasado me enseñó a confiar en mi cuerpo. Conocer el proceso me ayudó mucho”, dice a Today.
Con el recién nacido en brazos, volvió al auto para mostrárselo a sus hijos: “Creo que estaban en shock, andaban bastante callados”, relata a Today. Después, lo envolvió en una manta y condujo a casa sosteniéndolo cerca de su pecho.
Una vez allí, asistida por su hija de 13 años expulsó la placenta, diez minutos antes de que finalmente llegaran las parteras.
El recién nacido todavía no tiene nombre (no descartan ponerle Porter o Wolf, como se llaman las calles donde nació, reporta Today), pero su papá ya tiene un apodo para él: el ‘flash’ (rayo veloz).