Un nuevo incremento de las balaceras «antiraciales» en Estados Unidos sacudieron este último fin de semana a Búfalo (la segunda ciudad más grande del estado de Nueva York)  y al estado de California donde fueron atacados respectivamente un sector comercial frecuentado por personas de raza negra y una Iglesia que los fines de semanas es visitada por feligreses taiwaneces. El saldo es hasta ahora de once muertos y una decena de heridos.

Mientras los residentes de Búfalo expresaban horror, ira y dolor por un tiroteo que dejó 10 personas muertas en una tienda de comestibles en un barrio predominantemente negro, las autoridades locales y federales dijeron que estaban investigando el ataque de un joven pistolero blanco como un crimen de odio y un acto de “extremismo violento por motivos raciales”.

Las autoridades dijeron que el sospechoso investigó la demografía del vecindario alrededor de la tienda Tops Friendly Markets mientras buscaba áreas con una alta concentración de residentes negros. El pistolero condujo unos 320 kilómetros hasta Búfalo con al menos un día de antelación para realizar el reconocimiento de la tienda, dijo la policía.

El ataque fue un doloroso recordatorio de la fragilidad de la vida en Estados Unidos, donde los momentos cotidianos -trabajar un turno de sábado, llevar a un amigo a comprar alimentos, recoger un pastel para el cumpleaños de un niño- pueden terminar en tragedia.

El tiroteo de Búfalo también se hizo eco de anteriores asesinatos masivos racistas perpetrados por jóvenes blancos alienados, como el ataque de 2015 en una iglesia de Carolina del Sur que dejó nueve feligreses negros muertos; la masacre de 2019 en un Walmart de El Paso que ha sido descrita como uno de los ataques más mortíferos contra latinos en la historia moderna de Estados Unidos; y los tiroteos en tres balnearios de Atlanta la pasada primavera en los que el pistolero apuntó contra mujeres asiáticas.

Los asesinatos han sacudido a un Estados Unidos post-George Floyd (hombre de raza negra asesinado por un policía blanco el 25 de mayo de 2020 en la ciudad de Mineápolis, Minesota) en un momento en el que la raza y la inmigración sigue dividiendo a la nación. La masacre de Búfalo volvió a poner de manifiesto cómo generaciones de discriminación se ven exacerbadas por nuevos extremistas bien armados que han cargado los viejos odios raciales en un nuevo mundo.

Los investigadores en Búfalo dijeron que el sospechoso -Payton Gendron, de 18 años, que ha sido acusado de asesinato en primer grado- había visitado múltiples sitios web que propugnaban ideologías odiosas y supremacistas blancas, con la visión conspirativa de extrema derecha conocida como la “teoría del gran reemplazo”, que afirma que los estadounidenses blancos corren el riesgo de ser “reemplazados” por personas de color debido a los cambios en las tasas de inmigración y natalidad.

Gendron también había estudiado el tiroteo de la mezquita de 2019 en Christchurch (Nueva Zelanda), en el que un supremacista blanco mató a tiros a 51 personas; y los atentados de 2011 en Noruega llevados a cabo por un ultraderechista que mató a 77 personas, según los investigadores.

Otro caso en Laguna Woods, en California

Testigos de la balacera, la segunda del fin de semana, ocurrioda este domingo en la iglesia presbiteriana de Laguna Woods dijeron que las víctimas del tiroteo en la iglesia son todos de ascendencia taiwanesa

Unas 30 personas presenciaron la violencia, dijo Carrie Braun, portavoz de la oficina del alguacil. La mayoría de las personas que estaban en el interior de la iglesia son de ascendencia taiwanesa, añadió.

«Una persona fue confirmada muerta en el lugar», confirmó una rueda de prensa del subcomisario del condado de Orange, Jeff Hallock.

«Otras cuatro víctimas resultaron heridas de gravedad y una quinta tuvo heridas leves». Todos adultos.

Fuentes policiales informaron que el sospechoso, un hombre asiático de unos 60 años de edad, fue arrestado. Las autoridades también informaron que habían recuperado al menos dos armas de la escena del crimen.

Los asistentes detuvieron al atacante, «ataron sus piernas con un cable y le quitaron al menos dos armas» antes que los oficiales de policía llegaran para arrestarlo, relató el subcomisario Hallock.

El presidente Joe Biden

El presidente Biden describió el domingo el tiroteo del sábado como “un acto de supremacía blanca y extremismo violento con motivación racial”. Mientras el Departamento de Justicia lleva a cabo su investigación, dijo, “debemos trabajar todos juntos para hacer frente al odio que sigue siendo una mancha en el alma de América”.

Más tarde, la Casa Blanca anunció planes para que el presidente y la primera dama Jill Biden viajen a Búfalo el martes para “llorar con la comunidad”.

El tiroteo -el último en un país sacudido por los asesinatos policiales de estadounidenses negros, una ola de violencia armada, más de un millón de muertes por la pandemia del COVID-19 y un reciente aumento de los crímenes de odio- dejó a los residentes y funcionarios de Búfalo, Nueva York, furiosos.

“Se trata de alguien que tiene odio en su corazón, en su alma y en su mente”, declaró el comisario de policía de Buffalo, Joseph Gramaglia. Describió al pistolero como un forastero que “trajo este tipo de odio a nuestra comunidad de Búfalo”.