El presidente de Estados Unidos Joe Biden dijo este lunes que no da marcha atrás a su declaración del fin de semana en la que dijo que el líder ruso, Vladimir Putin, «no puede permanecer en el poder».
Desde la Casa Blanca, Biden detalló que estaba expresando «indignación» a nivel personal cuando dijo lo que pensaba sobre el presidente ruso.
«No estoy retrocediendo en nada… Quiero dejar en claro que no estaba ni entonces, ni lo estoy ahora, articulando un cambio de política. Estaba expresando indignación moral que siento, no me disculpo por mis sentimientos personales», dijo Biden a los periodistas en la Casa Blanca.
Biden dio un potente discurso este sábado en Varsovia, Polonia, en el que dijo que el líder ruso Vladimir Putin no debería seguir gobernando: «Por el amor de Dios, este hombre no puede permanecer en el poder», exclamó.
Poco después, un funcionario de la Casa Blanca dijo que «el punto del presidente fue que no se puede permitir que Putin ejerza poder sobre sus vecinos» y que «no estaba discutiendo el poder de Putin en Rusia».
Fue la primera vez que el mandatario hizo referencia a la necesidad de un cambio de liderazgo en Rusia, cuyo régimen es considerado autocrático por la mayoría de los países occidentales. Este lunes aclaró que no se refería a una política que adoptaría su gobierno sino que era su opinión personal.
Respuesta de Rusia
La reacción del Kremlin a la declaración del presidente Joe Biden no se hizo esperar. Este lunes el portavoz del gobierno ruso, Dmitry Peskov, dijo que su país tomaba con cautela el discurso que Biden dio en Varsovia, la capital de Polonia.
«De hecho, esta declaración nos preocupa», expresó el funcionario tras la pregunta de un periodista.
“Seguiremos monitoreando de cerca las declaraciones del presidente de Estados Unidos”, agregó Peskov. «Nosotros los estamos grabando y continuaremos haciéndolo».
Muertes en la ciudad ucrania de Mariupol
Al menos 5.000 personas murieron en la ciudad de Mariupol, en el sureste de Ucrania, desde el comienzo de la invasión rusa, anunció este lunes una asesora de la presidencia ucraniana, a cargo de los corredores humanitarios
«Fueron sepultadas unas 5,000 personas, pero hace diez días que no se entierra a nadie por los continuos bombardeos», dijo Tetiana Lomakina.
La funcionaria, a cargo de los corredores humanitarios, también estimó que «dada la cantidad de personas que aún están bajo los escombros (…) podría haber unos 10,000 muertos».
Mariúpol, en el mar de Azov, está sitiada por el ejército ruso desde finales de febrero, lo que obliga a miles de residentes a vivir en condiciones muy precarias, sin electricidad ni agua potable.
Si la ciudad cayera en manos rusas permitirá a sus fuerzas armadas conectar Crimea, anexionada por Moscú en 2014, con las regiones separatistas prorrusas del Donbas.
Unos 160.000 civiles siguen atrapados en la ciudad, sin la alimentación adecuada, agua o medicamentos, según su alcalde Vadim Boichenko.
El Ministerio ucraniano de Relaciones Exteriores tildó la situación de «catastrófica». El asalto ruso convirtió «en polvo» la ciudad, que antes de la invasión tenía unos 450,000 habitantes, añadió.
El bombardeo sobre un hospital materno infantil en Mariupol muestra la brutalidad del asedio ruso sobre el puerto
Huída masiva desde Ucrania al resto de Europa y del mundo
Los datos, sin embargo, muestran que el ritmo de personas que han cruzado la frontera está con una tendencia a la baja en los últimos días.
En las primeras dos semanas después de la invasión de Rusia el 24 de febrero, alrededor de 2.5 millones de ucranianos abandonaron el país huyendo de las bombas y el derramamiento de sangre. En las segundas dos semanas, el número de refugiados fue aproximadamente la mitad.
El éxodo total hasta este domingo asciende ahora a 3,87 millones, según el último recuento de ACNUR.
La agencia de ONU dice que la guerra ha desencadenado la peor crisis de refugiados de Europa desde la Segunda Guerra Mundial, y la velocidad y cantidad de refugiados que huyen a países como Polonia, Rumania, Moldavia, Hungría, Eslovaquia, así como Rusia, no tiene precedentes en los últimos tiempos.
Solo Polonia ha acogido a 2,3 millones de refugiados y Rumanía a casi 600.000. Estados Unidos ha prometido recibir 100,000 ucranianos.
La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos dice que ha registrado 1.119 muertes de civiles y 1.790 personas heridas desde que Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero.