Aquellos que creen que el presidente Vladimir Putin está tratando de restablecer a Rusia como una gran potencia, dicen que una vez que obtenga el control de Ucrania, se centrará en otras exrepúblicas soviéticas, incluidos los países bálticos de Estonia, Letonia y Lituania y, finalmente, Bulgaria, Rumanía e incluso Polonia, como dice el analista Soern Kern.

Han pasado tres semanas desde que el presidente ruso, Putin, inició su invasión a Ucrania, pero aún no está claro por qué lo hizo y qué espera lograr.

Los analistas, comentaristas y funcionarios gubernamentales occidentales han ofrecido más de una docena de teorías para explicar las acciones, motivos y objetivos de Putin.

Algunos analistas postulan que Putin está motivado por el deseo de reconstruir el Imperio ruso. Otros aseguran que está obsesionado con incluir de nuevo a Ucrania en el ámbito de influencia de Rusia. Y un tercer grupo cree que Putin quiere controlar los vastos recursos energéticos submarinos de Ucrania. Incluso otros especulan que Putin, un autócrata envejecido, está tratando de mantener su control sobre el poder.

Mientras algunos piensan que Putin tiene una estrategia proactiva a largo plazo destinada a establecer la primacía rusa en Europa, hay otros que creen que es un reaccionario a corto plazo que busca preservar lo que queda de la posición decreciente de Rusia en el panorama mundial.

La explicación más corriente para la invasión rusa de Ucrania es que Putin, con un intenso resentimiento por la desaparición del Imperio soviético, está decidido a restablecer a Rusia (generalmente considerada una potencia regional) como una gran potencia que pueda ejercer influencia a escala global.

De acuerdo con esta teoría, Putin tiene como objetivo recuperar el control de los 14 estados postsoviético —que a menudo se les refiere como el “extranjero cercano” de Rusia— los cuales se independizaron tras el colapso de la Unión Soviética en 1991. Esto es parte de un plan más amplio para reconstruir el Imperio ruso, que territorialmente era aún más extenso que el Imperio soviético.

La teoría del Imperio ruso sostiene que la invasión de Putin a Georgia en 2008 y a Crimea en 2014, así como su decisión de 2015 de intervenir militarmente en Siria, fueron parte de una estrategia para restaurar la posición geopolítica de Rusia—y deteriorar el orden internacional basado en reglas liderado por Estados Unidos.

Los que creen que Putin está tratando de restablecer a Rusia como una gran potencia sostienen que una vez que obtenga el control de Ucrania, se centrará en otras exrepúblicas soviéticas, incluidos los países bálticos de Estonia, Letonia y Lituania y, finalmente, Bulgaria, Rumania e incluso Polonia.

El objetivo final de Putin, aseguran, es expulsar a Estados Unidos de Europa, establecer una esfera de influencia exclusiva de gran potencia para Rusia en el continente y dominar el orden de seguridad europeo.

Anders Åslund, un destacado especialista en política económica en Rusia y Ucrania, estuvo de acuerdo:

“¿Cómo entender la guerra de Putin en Ucrania? No se trata de la OTAN, la UE, la URSS o incluso Ucrania. Putin necesita una guerra para justificar su gobierno y su represión interna que aumenta rápidamente…. Efectivamente se concentra en Putin, no en el neo-imperialismo, nacionalismo ruso o incluso la KGB”.

La experta de política rusa Anna Borshchevskaya escribió que la invasión de Ucrania podría ser el principio del fin para Putin:

“Aunque no fue elegido democráticamente, le preocupa la opinión pública y las protestas en el país, ya que las percibe como amenazas para mantener su control del poder… Aunque Putin puede haber esperado que la invasión de Ucrania expandiría rápidamente el territorio ruso y ayudaría a restaurar la grandeza del antiguo imperio ruso, podría conseguir lo contrario”.