Venezuela es uno de los 20 países peor preparados para enfrentar la pandemia de coronavirus (COVID-19), según el Índice Global de Seguridad Sanitaria 2019 (Global Healt Security Index). El colapso del sistema sanitario llega al extremo que la red de hospitales públicos –según información de la ONG Codevida– solo cuenta con 650 camas de terapia intensiva dotadas con ventilación artificial.
La poca capacidad sanitaria para atender los casos potenciales decoronavirus impulsó a Nicolás Maduro a decretar el Estado de Alarma Nacional y utilizarlo para imponer la militarización de los 23 estados e incluso restringir el paso entre ciudades y municipios.
Infectólogos venezolanos reconocen que la única forma de minimizar la propagación es con medidas que limiten el contacto social.
El presidente Maduro ha decretado el estado de emergencia Nacional para restringir el libre tránsito.
Venezuela afronta la pandemia del COVID-19 (coronavirus) no solo en un momento de colapso de su sistema sanitario, sino también con el deterioro del aparato productivo, la caída en los precios del petróleo, las sanciones internacionales y la persistente hiperinflación.
Después de dos décadas de criticar al Fondo Monetario Internacional (FMI) y asegurar que Venezuela no volvería a depender de organismos multilaterales capitalistas, el régimen de Maduro solicitó formalmente al FMI recursos por 5.000 millones de dólares para afrontar la emergencia del COVID-19.
Observadores señalan que esta solicitud demuestra «un grave problema de flujo de caja externo. Para ello utiliza la figura del Instrumento de Financiamiento Rápido (IFR) del FMI.
El colapso en que se encuentra la economía venezolana no tiene precedentes tras contraerse en un 70% entre 2013 y 2019, a lo que se sumaría una reducción esperada del 30% en 2020, lo que la hace que se trate de una de las mayores crisis económicas del mundo. Como parte de esta crisis, ha habido una estrepitosa caída del poder adquisitivo de los hogares, con un consiguiente incremento de la pobreza y la desigualdad. La pandemia del COVID-19 impacta de forma importante en el país, y la capacidad de reacción por parte del sector público es muy limitada.
El economista venezolano Leonardo Vera explica que las «epidemias requieren cooperación social y cambios masivos de conducta. Para ello hay que fortalecer la sociedad civil y convocarla a las campañas y acciones de política pública».
Para Vera, en este momento solo tres tipos de información son útiles en Venezuela ante el coronavirus: «Información sanitaria, información sobre los verdaderos riesgos (descalificando rumores infundados), y la políticas y acciones públicas de intervención».
En relación con el particular estado de los servicios en Venezuela el economista Vera señala que el acceso al agua «es esencial en el combate de las epidemias, la población lo sabe y es lo que más reclama en la fase preventiva (…). Es el momento de pensar y actuar con un plan de emergencia (…).
“En la red de hospitales el agua y la energía eléctrica son esenciales. Vehículos cisternas no son la solución». La red hídrica llega a toda los puntos urbanos, pero hay que ponerla a funcionar.
Vera recuerda que «la epidemia apenas se asoma, vendrá la fase hospitalaria y para eso hay que prepararse: más kits de pruebas, camas, ventiladores, respiradores mecánicos, equipos esenciales de cardio, trajes especiales, guantes, mascarillas (…). El personal médico y de salud debe ser fortalecido».
Vera también recomienda que las «medidas de alivio tributario” para las empresas que expenden medicamentos e insumos de salud pueden “ser conveniente, a cambio de compromisos de no subir precios o incluso reducirlos por un período transitorio (…).