Por Vicenç Navarro*

Durante estos últimos años se ha ido estableciendo una nueva internacional de partidos de ultraderecha que se caracterizan por un nacionalismo extremo, de tipo esencialista, promotor de un pasado imperial («el pasado siempre fue mejor»), defensor de una civilización cristiana profundamente clasista, racista, machista y homofóbica, que se siente amenazada por movimientos progresistas como el obrero (y las formaciones políticas derivadas históricamente de tal movimiento como el socialismo y el comunismo), el feminista, el de defensa de las minorías y de la diversidad étnica y racial, (así como por los movimientos ecológicos) que representan todos ellos una amenaza para aquella civilización y para los estamentos económicos, políticos y mediáticos dominantes que promueven tal civilización cristiana esencialista.

Tales partidos de ultraderecha son autoritarios y profundamente antidemocráticos que favorecen un neoliberalismo económico muy extremo, aparentemente libertario, que en la práctica es profundamente estatista, pues el estado que defienden juega un papel muy importante en la defensa de un sistema oligárquico y oligopolista con escasísima protección social, dotado de un extenso aparato de seguridad, represivo y militar. Entre tales partidos y/o movimientos, los mas conocidos son el liderado por Trump en EEUU, por Le Pen en Francia, por Matteo Salvini en Italia, por Santiago Abascal en España, por Orbán en Hungría, por Kaczyński en Polonia, por Bolsonaro en Brasil, entre muchos otros. (fFoto abajo: Putin con la líder de extrema derecha Le Pen en Francia).

PUTIN PERTENECE A ESTA INTERNACIONAL

La existencia de esta internacional es conocida. Pero menos conocido es su relación con Putin, el presidente de Rusia. En realidad, el Gobierno ruso, presidido por Putin, apoya a estos partidos y movimientos e incluso ha ayudado financieramente a muchos de ellos. Apoyó a Trump en las elecciones estadounidenses interviniendo activamente en el proceso electorado  de aquel país. Y el presidente Trump, a su vez, definió la invasión de Ucrania como obra muy genial e inteligente («genius, …and very savvy»). En Europa  uno de sus fans mas vociferosos en Italia ha sido Matteo Salvini, a quien se le ha fotografiado llevando la cara de Putin en su camisa tanto en la Plaza Roja en Moscú como en el Parlamento Europeo. Otra figura en Italia que ha expresado su admiración por Putin ha sido Silvio Berlusconi, al cual Putin había regalado una cama y que había aplaudido su liderazgo en Rusia, que definió que «estaba al servicio de la paz y de la defensa de Europa».

La señora Marine Le Pen, dirigente máxima del Partido Nacional de Francia (enraizada en la ultraderecha  francesa que colaboró con la ocupación Nazi), ha recibido fondos de Putin. Otro dirigente de ultraderecha, el candidato a la Presidencia de Francia (y más popular que la señora Le Pen), el señor Eric Zemmour, ha indicado que su sueño era hacer en Francia lo que hizo Putin en Rusia, a quien ha definido como el «Restaurador del Imperio Zarista». En la Gran Bretaña, Nigel Farage que lideró el movimiento Brexit, aplaudió a Putin presentándose como un gran admirador suyo. En Alemania el partido Alternativa para Alemania (AfD), ha aplaudido el tipo de nacionalismo que defiende y practica Putin. (Ver «After long praising Putin, rightwing populist leaders are squirming» The New York Times, febrero 2 de 2022). En España, VOX, que ha indicado que el gobierno dictatorial del General Franco fue mejor para España que el gobierno actual (y que cuenta con amplio apoyo entre la judicatura, las fuerzas armadas y los servicios de seguridad del Estado Español), ha publicado declaraciones y escrito twits de varios dirigentes alabando a Putin y sus intervenciones en Siria y Ucrania. En Brasil Jair Bolsonaro reprimió a su vicepresidente por haber indicado que denunciaba la invasión de Ucrania por parte de Putin. Antes Putin había alabado a Bolsonaro por «su masculinidad».

CÓMO APARECIÓ EL PUTINISMO: EL COLAPSO DE LA UNIÓN SOVIÉTICA

La Unión Soviética, en los años setenta, había desarrollado una protección social avanzada  a pesar de la escasez de recursos del Estado debido al enorme gasto militar forzado por la Guerra Fría. Era un Estado Confederal con el derecho de autodeterminación para cada Estado que lo constituía, tal como constaba en su Constitución. Tal derecho permitía una diversidad dentro de una unidad mantenida, en gran parte, por la universalidad de derechos sociales que facilitaba el mantenimiento de tal confederación. Su Estado del Bienestar, clave para mantener tal Estado, tenía, sin embargo, dos grandes problemas. Uno fue la creciente escasez de recursos para financiarlos, como consecuencia del gran crecimiento del gasto militar, resultado del endurecimiento de la Guerra Fría. Y el otro era su creciente polarización por clase social. La nomenclatura del aparato del Estado tenía grandes privilegios dentro del sistema público que claramente contrastaba con el discurso igualitario del sistema (como documenté en mi libro escrito en 1977 titulado Social Security and Medicine in the USSR, publicado por Lexington Books, que fue prohibido en la Unión Soviética, declarándoseme persona non grata en aquel país).

Brézhnev fue sucedido por Gorbachov (foto arriba) que era consciente de estos problemas existentes en el Estado Soviético. Intentó democratizarlo, dando además mayor énfasis a su aspecto social, lo que requeriría un descenso muy notable del gasto militar. Esta fue una de las razones, entre otras, para intentar disminuir las tensiones de la Guerra Fría, que le llevó incluso a visitar a Estados Unidos. El intento era llegar a un acuerdo por el cual La Unión Soviética se retiraría de los Estados del este de Europa, con la condición de que La OTAN no llenara ese vacío y no se extendiera hacia el este de Europa. En realidad, intentaba recuperar los principios del acuerdo que el presidente Kennedy de EEUU y Khrushchev de La USSR habían acordado años atrás para retirar los misiles soviéticos en Cuba, condicionando a la vez a que Kennedy se comprometiera a no invadir Cuba, ésto además de eliminar misiles estadunidenses en Turquía, pacto que  Kennedy cumplió. En este caso con Gorbachov, el gobierno de EEUU, sin embargo, no respetó lo prometido. La Unión Soviética se retiró del este de Europa, pero el gobierno de EEUU a través de la OTAN continuó expandiéndose hacia el este de Europa aproximando su dispositivo militar más cerca de la Unión Soviética. La agresividad hacia ésta fue una constante en la OTAN hasta alcanzar su disolución. De haber aceptado las propuestas de Gorbachov, se hubiera podido iniciar una entente que podría haber beneficiado a los dos lados del conflicto. Y en la Unión Soviética se perdió el intento de abrir y democratizar el sistema (su famoso glasnost), establecido por Gorbachov que cuestionaba el excesivo control de la nomenclatura soviética, disminuyendo sus privilegios.

La alternativa a Gorbachov fue Yeltsin, y más tarde su mano derecha Putin, privatizando masiva y rápidamente la economía del país, asesorados  por economistas ultraliberales estadounidenses que sometieron a la economía rusa a una «shock therapy», eliminando la mayoría de programas de protección social de carácter universal, cambios que fueron responsables de una de las crisis sociales más grandes que ha ocurrido en la segunda parte del siglo XX en Europa, aumentando dramáticamente la mortalidad de aquel país, reduciendo espectacularmente su esperanza de vida.  Nunca antes se había visto en un país europeo un aumento de mortalidad tan agudo. Tal Estado, con escasísima protección social se transformó en una dictadura ultraliberal  gobernada por oligopolios propiedad de oligarcas poseedores de enormes fortunas. Ese nuevo Estado dirigido por Putin durante los últimos 22 años, es profundamente anticomunista y reprimió brutalmente al Partido Comunista ruso durante la mayoría de sus 20 años de mandato. Putin es una persona de ultraderecha con un nacionalismo característico de la época pre-bolchevique, que éste quería recuperar, promoviendo una cultura cristiana ortodoxa, clasista, sexista, racista, homofóbica, profundamente antibolchevique y anticomunista, oponiéndose al ejercicio del derecho a la autodeterminación, y considerando a Ucrania como una parte indivisible de Rusia, tal como indicó recientemente en su discurso previo a la invasión de este país por parte de las tropas rusas.

Definir a Putin como comunista, como lo hace la derecha española, es muestra de una enorme ignorancia. Presentar las declaraciones de Putin en las que lamentó la desaparición de la Unión Soviética como prueba de su comunismo, es ignorar no solo su gran represión al Partido Comunista Ruso y enorme crítica a sus fundadores, incluyendo a Lenin, sino también ignorar que él fue, junto con Yeltsin, el arquitecto de la radical privatización de la gran mayoría de los medios de producción y distribución soviéticos pasando a ser una economía privatizada controlada por oligarcas, leales a el. Su lamento de que la Unión Soviética desapareciera no estaba motivado por una añoranza a aquel régimen político, sino a la aspiración la recuperar la extensión territorial de la antigua Unión Soviética. Lo que Putin desea es recuperar el territorio que tenia la Unión Soviética, bajo un Estado opuesto al creado por los comunistas.

LA CREACION DE LA OTAN Y DE LA GUERRA FRIA

La Segunda Guerra Mundial fue una guerra contra el fascismo y el nazismo, y la victoria significó la posibilidad de iniciar una alianza entre los países vencedores para construir un mundo mejor. La Unión Soviética jugó un papel determinante en esta victoria, costándole más de 26 millones de muertos. Como señaló Winston Churchill «La Unión Soviética jugó un papel clave y determinante en esta victoria sobre el nazismo y el fascismo en Europa».  Y se generaba la posibilidad de que se pudiera continuar esta alianza que incluyera una activa colaboración entre Estados Unidos (liderada primordialmente por el Partido Demócrata presidido por Roosevelt) y la Unión Soviética, liderada por el Partido Comunista. Fue en esta época que el Partido Comunista de Estados Unidos se opuso a la propuesta del Partido Socialista de EEUU de establecer un partido de izquierdas, promoviendo en su lugar, que las izquierdas actuaran a través del Partido Demócrata. El Partido Comunista y el Socialista jugaron más tarde un papel importante en el desarrollo del New Deal, que fue el establecimiento del Estado de Bienestar en EEUU. Es cuando se fundó en aquel país La Seguridad Social (foto arriba izquierda Gorbachov con el presidente Ronald Regan).

En ese entonces las derechas estadunidenses se opusieron frontalmente al New Deal, y en especial, el gran mundo empresarial se opuso por todos los medios, preparando incluso un golpe militar, que hubiera sido financiado por el gran banquero J.P. Morgan (quien también  financió al Partido Fascista italiano, alabando en su momento a Mussolini) y la dirección de la General Motors, entre otros. Y cuando La Guerra Mundial terminó, el Partido Republicano junto con los miembros del Partido Demócrata del sur de EEUU, aprobaron una ley (a la que el Presidente Truman se opuso), la ley Taft Hartley Act, que tuvo un impacto devastador sobre el New Deal, prohibiendo que se establecieran nuevos derechos universales, como el derecho de acceso a los servicios sanitarios (derecho todavía inexistente en EEUU) debilitando a los sindicatos, impidiéndoles que actuaran como instrumentos de clase (prohibiendo por ejemplo, las huelgas generales), limitándolos a competir entre si, respondiendo solo a demandas locales y sectoriales de la población laboral. Tal ley también prohibió a miembros del Partido Comunista a liderar sindicatos expulsándoles de tales instituciones. El macartismo, dominante ya en la vida política, mediática y laboral estadunidense, tenia como objetivo reducir el poder de la clase trabajadora. Así fue el inicio de La Guerra Fría. Un anticomunismo feroz, cuya máxima expresión internacional fue la animosidad y hostilidad hacia la Unión Soviética.

El establecimiento de la OTAN fue el resultado de ello. Fue en este momento cuando se creo el sector definido por el General Eisenhower, mas tarde Presidente de EEUU, como «el complejo industrial militar», qué en su discurso de despedida como Presidente, alertó a la sociedad estadounidense de las consecuencias negativas de este poder al cual él había servido. EEUU , bajo la presidencia del General Eisenhower fue el primer mayor estado (junto con el Vaticano) en reconocer y legitimar la dictadura fascista española, alabando su «anticomunismo» y con ello  definiendo los pasos que llevarían mas tarde a la integración de España a la OTAN.

La OTAN era una alianza no solo militar sino también política y actuó en todos los países donde estuvo presente para neutralizar y erradicar a las fuerzas progresistas que presionaban para realizar cambios que benefician a las clases populares, y que el Gobierno Federal percibía como contrarios a los intereses de Estados Unidos, es decir, a los intereses de las corporaciones y empresas estadounidenses que ejercían gran influencia sobre aquel Estado. Una de las mayores víctimas de ese complejo militar fueron las clases populares estadounidenses en general, y la clase trabajadora en particular, pues tal enorme gasto militar y tal prioridad de los temas militares se hizo a costa de las inversiones sociales y del escasísimo desarrollo de los derechos laborales, siendo la clase trabajadora estadounidense la que tiene menos derechos y recursos a los dos lados del Atlántico Norte. La evidencia de ello es abrumadora.

El poder de tal complejo militar creció enormemente a partir del presidente Reagan, quien inició la revolución neoliberal, que tuvo efectos muy negativos sobre la calidad de vida y bienestar de la clase trabajadora en EEUU. En la Unión Soviética el incremento del gasto militar, que se hizo como consecuencia del crecimiento del gasto militar en EEUU, significo también un descenso notable del gasto social. La militarización de la sociedad significo en la mayoría de los países desarrollados, un empobrecimiento del Estado Social. La evidencia de ello es también abrumadora. La OTAN, liderada por el Gobierno Federal de EEUU, se ha estado gastando nada menos que 1.03 trillones de dólares, veinte veces mas que Rusia, una cantidad abrumadora y claramente innecesaria para atender las necesidades militares y de seguridad de tal alianza atlántica, lo cual solo puede explicarse por la excesiva y antidemocrática influencia que el complejo industrial militar tiene sobre los estados de tal Alianza, tal como el Presidente Eisenhower ya había alertado.

(*) Médico, sociólogo y politólogo español.