El Presidente chileno Sebastián Piñera pronunció su último discurso a la Nación en cadena nacional refiriéndose en general a los puntos centrales de su obra presidencial que se inició hace cuatro años y que finaliza este viernes cuando le entregará el mando en el Congreso Nacional en Valparaíso al nuevo presidente electo, el frentista-comunista Gabriel Boric.
El estallido social del 18 de octubre de 2019 (que definió como la crisis social más grave de los últimos treinta años), la gestión frente a la pandemia que ya dura más de tres años, la crisis económica y la discusión de una nueva Constitución fueron algunos de los temas que trató desde La Moneda (ver el video), haciendo un balance, como dijo, «de los éxitos, fracasos, penas y alegrías» que vivió el país en los últimos cuatro años. .
«A nuestro Gobierno le quedan dos días de mandato, pero a Chile y los más jóvenes, les queda toda una vida por delante. Los países no se construyen de un día para otro. Cada generación construye sobre la obra de quiénes le antecedieron, y también pasa la posta a quienes asumen el relevo del futuro», reflexionó Piñera al comenzar su intervención.
«La crisis política la encauzamos dentro del marco de la Constitución y el Estado de Derecho, a través de un amplio acuerdo de los parlamentarios desde Chile Vamos hasta el Frente Amplio, a través de una reforma constitucional que aprobó una amplia mayoría del Congreso y a través de un plebiscito que fue aprobado por una gran mayoría de ciudadanos», indicó.
«Siempre rechazamos y combatimos los caminos de la violencia, el anarquismo y el caos que algunos intentaban imponer; y, en cambio, siempre buscamos el camino del diálogo, la colaboración y los acuerdos», agregó Piñera.
«Más allá de nuestros errores o falencias, que los hubo, la acción del Gobierno encontró en demasiadas ocasiones una implacable obstrucción de una parte de la oposición y, también, muchas veces, críticas que nos parecieron injustas porque no consideraron las dificultades del momento», añadió.
En este contexto, Piñera confidenció que le «preocupa el grave y acelerado deterioro de la calidad de nuestra política y la actitud beligerante de algunos sectores. La misión del Gobierno y la oposición no es destruirse mutuamente, sino colaborar, desde sus propios principios y visiones, para un futuro mejor para todos».
«Sabemos que falta mucho por avanzar, sin embargo, es irresponsable y es poco sabio despreciar o intentar desmantelar lo que juntos y con tanto esfuerzo hemos construido para poder alcanzar un desarrollo más inclusivo, más sustentable, más integral», agregó al apuntar contra quienes no reconocen «el progreso que ha tenido nuestro país en los últimos 30 años, que fue el fruto del esfuerzo de todos, con sus luces y sus sombras».
En la parte final de su discurso, Piñera reiteró su preocupación por el «excesivo afán refundacional e identitario» dentro de la Convención Constitucional. «Llevamos 40 años enfrentándonos y dividiéndonos por la Constitución de 1980. No queremos pasar los próximos 40 años confrontándonos y dividiéndonos por la nueva Constitución», alertó.
«Me preocupa debilitar al Poder Judicial, debilitar la igualdad ante la Ley, suprimir al Senado de la República que siempre ha cumplido un rol muy fundamental. Tampoco es bueno restringir las libertades de las personas como la libertad de conciencia, la libertad de religión, la libertad de expresión o la libertad de los padres de formar y elegir la educación de sus hijos. También, no es bueno debilitar la libertad de emprendimiento o el derecho de propiedad», expuso.
«Me preocupa la falta de claridad y fortaleza de algunos sectores en condenar clara y categóricamente la violencia y, aún más, aquellos que, de alguna u otra forma, la justifican, la amparan o la promueven», acentuó.