El 13 de enero de 2012 el crucero Costa Concordia chocó contra un arrecife de coral frente a una isla italiana. El naufragio, a pocos metros de un pueblo a la orilla del mar, se complicó por las confusas instrucciones de la tripulación a los pasajeros y la tardanza en ordenar la evacuación.
El hecho fue definido como una de las grandes tragedias en viajes de vacaciones a bordo de cruceros. En la tragedia perdieron la vida 32 personas y 4,197 fueron rescatadas con vida. Italia conmemoró la fecha con una serie de eventos, entre ellos una vigilia en la isla de Giglia a la hora exacta del choque: a las 21,45 horas.
Un funcionario local dijo que el barco se había desviado de su curso esperado, posiblemente para dar a los pasajeros una vista nocturna del puerto de Giglio, lo que produjo el impacto contra el arrecife.
Originalmente transportaba 4.229 personas de 70 países (de Chile eran unos 10 pasajeros entre ellos la familia de Eduardo Trincado).
El accidente se produjo mientras muchos turistas cenaban. El estruendo hizo temblar todo, la sala de máquinas se inundó y el generador eléctrico se estropeó causando apagones intermitentes.
Desde el Costa Concordia, poco tiempo después de encallar, comenzaron a salir con mucho atraso los botes salvavidas (en la foto abajo se aprecia el esfuerzo de algunos pasajeros por salvar la vida. La falla eléctrica causada por el choque aumentó la confusión de los turistas. «La gente desaparecía en la oscuridad, luego reaparecía. Gritaban ‘mamá’ ¿dónde estás?’, comentó Antimo Magnotta, quien era una de las pianistas de a bordo.
El barco aparece a la derecha ladeado y hundido casi hasta la mitad de su estructura, un día después de la tragedia.
La embarcación pertenecía a la compañía Costa, filial de la empresa de cruceros estadounidense Carnival Corp. Los fiscales que manejaron el caso señalaron que las demoras en las órdenes de evacuación y las instrucciones confusas de la tripulación fueron las causantes del caos que estalló después del accidente.
El capitán del barco era Francesco Schettino (foto derecha al ser detenido, capatada al día siguiente del choque).
Su demora en dar la voz de alarma lo llevó a ser condenado a 16 años de cárcel por múltiples cargos de homicidio involuntario, causar un accidente marítimo y abandonar el barco antes de que fueran evacuados todos los pasajeros y tripulantes. Fue sentenciado en 2015.
Schettino fue apodado “Capitán Cobarde” en algunos medios italianos, y sus abogados apelaron su condena ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Solicitarán este año que cumpla el resto de su condena en casa por buena conducta.
En las horas siguientes a la colisión los buzos intentaron encontrar sobrevivientes y cuerpos en el restaurante y otras áreas del crucero que quedaron atrapados en el costado hundido de la embarcación.
Los trabajos para reflotar el Costa Concordia, casi un año después del accidente, costaron unos 600 millones de euros).
La tarea de reflotar el inmenso crucero fue una operación conjunta de una empresa estadounidense y una italiana. Es considerado uno de los proyectos de este tipo más grandes que se haya realizado y en el momento cuando volvió el buque a estar vertical provocó aplausos y vítores en los presentes en el puerto.
Los restos del naufragio después de emerger del agua, el 18 de septiembre de 2013, unos 20 meses tras la colisión se aprecian en la foto de arriba. Desde allí fue remolcado a Génova, en julio de 2014. Algunos cuerpos de las víctimas fueron recuperados años después, cuando se desmanteló totalmente la nave oxidada.
El décimo aniversario de esta tragedia, considerada la mayor catástrofe marítima del siglo XXI, ocurre en momentos en que la industria de los cruceros se encuentra en crisis debido a la pandemia de covid-19.