Lawrence Delloye, hijo de la excandidata presidencial Ingrid Betancourt, acaba de obtener una importante victoria contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) ante las cortes de Estados Unidos. Esto luego de que un juez federal en Nueva Jersey les ordenara a los miembros de esta ex organización guerrillera pagar US$ 36 millones como restitución por el secuestro de su madre entre el año 2002 y el 2008.
Delloye, a través de la firma de abogados Scarinci Hollenbeck, elevó una demanda en el 2018 alegando que el grupo había violado el Acto Antiterrorista o ATA, que permite a las víctimas de este flagelo elevar cargos ante cortes de Estados Unidos en busca de compensación.
La demanda alega que el secuestro de Betancourt le causó a Delloye un estrés emocional severo. Hace una semana, el juez Matthew W. Brann concluyó que los abogados habían logrado demostrar que Delloye estaba cobijado por el ATA y que las Farc eran responsables por su suplicio.
Brann determinó que 12 de esos 36 millones de dólares irían para la víctima y 24 para cubrir gastos de abogados y otros costos.
Es incierto, no obstante, si podrán cobrar los fondos, pues las Farc y sus miembros no poseen activos en EE. UU. Lo que sí es claro que el caso genera un precedente para futuras demandas contra el grupo de otras víctimas.
«Aunque ninguna suma de dinero puede reemplazar el tiempo que Delloye perdió con su madre o sana el trauma que las Farc le causaron, nos enorgullece poder haber ayudado a que se haga justicia de alguna manera», dijo Robert Levy, que representó a la familia durante el litigio.
¿Quién es Ingrid Betancourt?
Ingrid Betancourt Pulecio es una política colombiana y ex candidata a la presidencia de su país, que sufrió un calvario de más de seis años como cautiva de la guerrilla de las Farc. Convertida en símbolo de todos los secuestrados, fue liberada el 2 de julio de 2008 por el ejército colombiano en una espectacular operación en la selva.
Ingrid Betancourt
Hija del político Gabriel Betancourt, ministro de Educación durante el régimen militar de Gustavo Rojas Pinilla (1953-1957), y de Yolanda Pulecio, miembro de la Cámara de Representantes, Ingrid Betancourt nació en una de las familias de más rancio abolengo del país, de origen franco-normando. Alumna del liceo francés de Bogotá, la familia marchó al extranjero siguiendo la carrera diplomática del padre, que llegó a ser embajador colombiano ante la UNESCO.
En 1994 Betancourt protagonizó su primera campaña política, como azote de la corrupción, con un lenguaje tan acerado como irreverente, y fue elegida diputada en la Cámara de Representantes. En ella formó parte del grupo de «Los cuatro mosqueteros» (con María Paulina Espinosa, Carlos Alonso Lucio y Guillermo Martínez Guerra) que ganó notoriedad por sus requisitorias. Betancourt entró en la disidencia cuando acusó al presidente de la República, Ernesto Samper, también liberal, de haber aceptado dinero del cartel de Cali. Junto con Martínez Guerra protestó con una huelga de hambre cuando la comisión parlamentaria constituida ad hoc exoneró a Samper.
Tras abandonar el Partido Liberal, Betancourt fundó el Partido Verde Oxígeno, de tendencia ecologista y progresista, por el que concurrió a las elecciones parlamentarias de 1998. Fue elegida senadora con el mayor número de votos, luego de haber dirimido sonadas polémicas y de haber acusado a los liberales de mantener «unas relaciones vergonzosas con los delincuentes del país», en alusión al narcotráfico y a los paramilitares. Llegó a repartir por las calles condones que simbolizaban la lucha contra «el sida de la corrupción».
La pasión de Ingrid Betancourt por el debate y la polémica no conoció tregua. El mismo año, en la pugna presidencial, militó en favor de Andrés Pastrana, un conservador que prometió una reforma política en profundidad y que abrió las conversaciones de paz con la guerrilla comunista de las Farc. En las elecciones de 1999, el Partido Verde Oxígeno obtuvo la alcaldía de San Vicente de Caguán, un municipio de la «zona de distensión» habilitada por el gobierno para parlamentar con los rebeldes.
Muy pronto Betancourt se sintió defraudada, de manera que abandonó su escaño en el Senado, y el 20 de mayo de 2001 lanzó su propia campaña presidencial para las elecciones de 2002, en la que fustigó sin descanso a sus adversarios Horacio Serpa y Álvaro Uribe por su supuesta connivencia con la corrupción y los paramilitares, respectivamente.
Tras el fracaso del diálogo con la guerrilla, y pese a las advertencias del gobierno y de los mandos militares, Betancourt decidió visitar la zona de San Vicente de Caguán, de actividad guerrillera endémica, para solidarizarse con su alcalde, según aseveró. Durante su viaje, el 23 de febrero de 2002, ella y su asesora Clara Rojas fueron secuestradas por las FARC, en un control de carreteras, y se convirtieron en «prisioneras de guerra». ignorancia».
Ingrid Betancourt en una imagen extraída
de un vídeo de los secuestradores (2007)
Esposada dentro de una choza, a veces con una cadena al cuello, en medio de alambradas, o forzada a caminatas extenuantes por la selva, su cautiverio iba a durar más de seis años pese a suscitar un amplio movimiento de solidaridad internacional, así como algunos intentos polémicos de negociación y rescate del gobierno francés y del entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez. El presidente Uribe mantuvo su negativa a cualquier concesión política a cambio de la liberación de los rehenes.
El 2 de julio de 2008, el entonces ministro colombiano de Defensa, Juan Manuel Santos, anunció la liberación de Betancourt y de otros catorce secuestrados (tres empresarios estadounidenses, siete militares y cuatro policías colombianos), en una operación militar que, bautizada con el nombre clave de «Jaque», se llevó a término en la selva. El ministro explicó que hombres de su confianza, infiltrados en las FARC, habían engañado a los carceleros entregándoles una falsa orden de conducción de los rehenes esposados a otro campamento. Cuando se efectuaba el traslado en helicóptero, los militares desarmaron a los guerrilleros y anunciaron el fin del cautiverio.
Saludando tras la liberación
Betancourt se reunió con sus hijos en Bogotá e inmediatamente viajó a París («Francia es mi casa», dijo), donde el entonces presidente Nicolas Sarkozy la condecoró con la Legión de Honor, que ella dedicó a «todos los que sufrieron y los que siguen cautivos».
Acompañada por su familia, el 1 de septiembre de 2008 fue recibida en audiencia privada por el papa Benedicto XVI, cumpliendo uno de sus primeros deseos. Su regreso a Colombia parecía incierto, pues la guerrilla la declaró «objetivo militar». El mismo año fue galardonada con el premio Príncipe de Asturias de la concordia. El jurado estimó que Betancourt personificaba «a todos aquellos que están privados de libertad» y valoró «su defensa de los derechos humanos y su lucha contra la violencia terrorista, la corrupción y el narcotráfico».
Liberada en 2008 tras permanecer más de seis años secuestrada, se supo que en 2011 logró su divorcio con el publicista Juan Carlos Lecompte y que rehizo su vida estudiando teología en la Universidad de Oxford. Un artículo suyo titulado «Rabia en el Corazón» la liberó parcialmente del calvario vivido. En el mismo contó intimidades de su vida privada y de lo que ocurrió en la selva colombiana.
Fuentes: Biografía de Ingrid Betancourt de Tomás Fernández y Elena Tamaro y diario El Tiempo de Bogotá.