Por Walter Krohne

Estamos frente a una disyuntiva horrorosa que es votar por el extremo 1 o votar por el extremo 2, como si uno de ambos nos ofreciese  abrir las grandes alamedas, como dijo Salvador Allende, o nos asegurara una revolución en libertad como nos indicó  Eduardo Frei  Montalva, es decir dos grandes políticos que hace casi medio siglo nos señalaron cual era el camino por el que debería comenzar a caminar Chile, pero en 1973 caímos en tiempos oscuros que nos tienen hasta hoy en la más profunda incertidumbre.

Desde esa época hemos pasado por todas, primero el terrorismo militar que hizo temblar a las poblaciones por las noches durante 17 años; luego, y tras la dictadura,  distintas coaliciones de gobiernos políticos, como el de la Nueva Mayoría que volvió a abrir las puertas al Partido Comunista, que, por su historia,  sin ser un partido absolutamente democrático (designa y no elije a sus dirigentes),  es en si mismo otro tipo de violencia y hasta de terrorismo;  y para terminar con esta dramática lista vino  para quedarse la dictadura del narcoterrorismo que otra vez vuelve a hacer temblar a las mismas poblaciones de hace 50 años y aumentando su poder destructivo a toda la Región Metropolitana y a todo Chile.

¿Como podemos enfrentar esta elección presidencial con tantas intervenciones y temores?

Lo más digno y constructivo sería concurrir a las urnas para ejercer el derecho a voto, pero sin presiones, por cuenta propia o con una reflexión propia. Sin embargo en la elección del domingo todo el mundo,  ya sea a favor o en contra de la derecha o de la izquierda, nos encontraremos con dos  candidatos extremos y nosotros tendremos que decidir por uno de ellos.

Michelle Bachelet, que no se pierde  ocasión alguna para intentar influir en el desarrollo político chileno, trató primero de encumbrar a su amiga Paula Narváez, que también trabajaba para la ONU, como candidata presidencial, pero la verdad es que Paulita llegó a Chile sin convencer a nadie y quedó por supuesto anulada en el camino electoral de las primarias.

Pero Bachelet, desde que se hizo fotogrfiar subida a un tanque del ejército cuando era ministra de defensa del presidente Ricardo Lagos, «hazaña» que le significó lograr dos mandatos presidenciales en los cuales no se vieron ni grandes alamedas ni tampoco revolución en libertad, siguió insistiendo con ideas fracasadas para Chile. Desde Nueva York no aguantó más tras el fracaso de Narváez y viajó personalmente a Chile para seguir interviniendo ya directamente en terreno en una elección tan crucial como es la actual. Se reunió con el candidato del Frente Amplio y el Partido Comunista Gabriel Boric, y estuvo casi dos horas o más conversando sobre lo que había que hacer en Chile, que ella no fue capaz de hacer  en dos periódos presidenciales, pero si se benefició personalmente con cargos internacionales que la mantuvieron activa y que le hicieron la vida imposible al Presidente Sebastián Piñera, especialmente en el tema de los derechos humanos. Digamos la verdad de cómo han sido las cosas de la política.

El candidato Boric con su puño puesto en su pecho y sobre el corazón, lentes que le dan una imagen de intelectual y de muy estudioso y mirando siempre hacia el cielo, aunque no sea religioso necesariamente, escuchó todo lo que le dijo Michelle,  tanto es así que la ex Presidenta grabó luego un video llamando a votar por él en el que dijo: «No da lo mismo por qué candidato se vota, por eso yo voy a votar por Gabriel».

Pero no sólo la doctora Bachelet, sino también el ex primer mandatario Ricardo Lagos Escobar, a quien invitó igualmente  a su departamento para explicarle como se podían abrir las alamedas o hacer una revolución en libertad, que el tampoco logró hacer aunque presidió un muy buen gobierno para Chile y los chilenos, el mejor de los de la Concertación.

No es la misma suerte la que ha tenido José Antonio Kast (extremo 2) que lo han atacado de todos los sectores, hasta lo han acusado de querer reinstaurar  la dictadura en Chile o de «comerse» a las mujeres, sólo porque planteó reformas en este Ministerio para bajar costos estatales. Le han dicho de todo, especialmente en el canal de Tv de la RED, donde un «periodista» de la izquierda más dura mostró una copia de la inscripción del padre de Kast en el Partido Nazi alemán de los años 1943-1945, sin saber o no tener absolutamente ningún conocimiento  de lo que ocurría en esa época, cuando Alemania estaba al final de una guerra mundial causada por el dictador Adolfo Hitler y donde toda su gente y también sus soldados pasaban automáticamente a ser miembros del Partido Nazi, de lo contrario podían morir o ser encarcelados por deslealtad al régimen nacionalsocialista.

Otras intervenciones increíbles vinieron del mismísimo Colegio de Periodistas de Chile que decidió entre gallos y media noche apoyar públicamente a Boric. ¿Cómo una entidad gremial, que fue tan impoortante y que debe observar que no se violen los derechos de los periodistas y de la libertad de expresión actúa de pronto como si fuera un club político?

Todas estas intervenciones sólo han conseguido enturbiar el pensamiento y han confudido al ciudadano común frente a las urnas. «Me da lo mismo por quien votar si todo seguirá igual de mal como lo ha sido hasta ahora», se escucha.

En este sentido los apoyos a la candidatura de izquierda de Gabriel Boric, tanto de los ex presidentes Ricardo Lagos Escobar y de Michelle Bachelet han sido inadecuadas porque crean tendencias que enturbian el pensamiento actual, libre  y real del electorado. Todo es bienvenido en política me dirán algunos opinólogos, pero creo que es inadecuado en el momento en que está viviendo Chile que los electores sean influenciados desde afuera.

Hasta ahora, en Chile no se sabe lo que realmente va a ocurrir, quizá salimos adelante y no nos hundimos con expresiones erróneas como la del  18 de octubre de 2019. Está bien protestar, pero hay que hacerlo pacíficamente y sin romper. Esa noche del levantamiento me acerqué a un joven que rompía todo lo que veía por delante en Plaza Baquedano: «y tú ¿por qué rompes todo? le pregunté…. Su respuesta fue: «Para que les duela», pero a quien tiene que dolerle si todos somos chilenos y todo somos parte de nosotros mismos y del patrimonio nacional.

Hay en Chile una gran confusión en cuanto a gobernanza. Si hay votos para que sea elegida la izquierda, está bien, y si ocurre lo mismo con la derecha, también está bien, pero hay que eliminar el odio y hay que mantener un determinado modelo económico, político y social cada vez que asuma un nuevo gobierno, no necesariamente cambiarlo, sino corregirlo o mejorarlo, quizá.

Esto no es «una chacota» (poco serio o una broma), que una vez somos de derecha e intentamos cambiarlo todo y cuatro años después somos socialistas y otra vez lo cambiamos todo. Hay que tener siempre un modelo de acción politico, económico y social que debe mantenerse en el tiempo y desde luego corregirse cada cuatro años, pero no podemos vernos tras cada nueva elección expuestos a una nueva revolución  sin saber «hacia adónde va la micro».  Recordemos a las democracias más avanzadas y veámolas como ejemplo. En Alemania existe un modelo que se mantiene gane la derecha o gane la izquierda. Recientemente el mando en Berlín paso de la derecha pura a una socialdemocracrcia, verdes y liberales y todo seguirá igual, nadie sufrirá de insomnios.

El odio mata. Gente de Kast trabajó toda la noche para restablecer la mitad del jardín de la Plaza Baquedano en Santiago, pero al parecer esto no será de larga duración. El candidato de Apruebo Dignidad, Gabriel Boric (CS) en un tuit aseguró que la intervención busca mostrar «los dos chiles» aludiendo a la «violencia» e invitando a votar por el republicano. «En nuestro gobierno trabajaremos para que todas las plazas sean de colores y floridas, no solo la mitad»., dijo el candidato frentista-comunista.