Por Jessika Krohne
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Muchas veces me llegan parejas a la consulta agobiadas por el exigente sistema en el cual estamos insertos y donde la vida de pareja pasa a último plano. Una sensación recurrente de quienes nos consultan es la del cansancio, la de estar sometidos a expectativas cada vez más altas, exigencia sin tregua en todos los ámbitos, que los dejan sin tiempo, rendidos, exhaustos, y sin ganas de estar con el otro.
El trabajo, los niños, la comunidad escolar, la vida urbana y todas las diversas obligaciones a los que está sometida una pareja joven los deja con una calidad de vida muy disminuida.
A todas estas exigencias ambientales, se ha sumado la pandemia. Tenemos que estar preocupados de los contagios, de las mascarillas y de la educación de los niños, donde hace dos años estamos siendo parte activa en el aprendizaje de nuestros hijos.
A las personas se les va la vida en ese intento por poseer más y terminan siempre con la misma sensación de insatisfacción y de falta. Se trata de un circuito sin fin, sin poder visualizar la luz que los lleve al equilibrio y la satisfacción.
Vivimos en una sociedad desechable, donde lo antiguo se cambia rápidamente por algo nuevo y donde las últimas tendencias son las que valen. Lo mismo está ocurriendo en las relaciones de pareja. Para poder seguir sintiendo la pasión inicial el enamoramiento profundo de los primeros tres meses de una relación muchas personas optan por terminar las relaciones donde uno ya no siente las mariposas en la guata por otro amor que si brinda estos sentimientos.

¿Y cuándo las mariposaas se van o desaparecen?

El amor con todas las mariposas activas.
Cada pareja pasa por distintas etapas a lo largo de la relación y es responsabilidad de cada uno de los dos, de adaptarse a las distintas etapas.
Bauman, en su libro Amor Líquido refiere que «estamos en una cultura de consumo partidaria de los productos listos para uso inmediato, las soluciones rápidas, la satisfacción instantánea, los resultados que no requieren esfuerzos prolongados, las recetas infalibles y los seguros contra todo riesgo».
Como terapeutas de pareja es muy importante mostrarles esa forma de vida a los pacientes que consultan. Es importante transmitirles que efectivamente una relación de pareja va cambiando. Las «mariposas» iniciales se sienten por poco tiempo, pero después se va madurando el amor, la pareja se va adaptando al otro y van encontrando intereses en común a través de un buen dialogo de conversación. Eso es lo esencial y apreciar lo conocido, las experiencias vividas en conjunto más que la novedad y la pasión del momento.