Por Walter Krohne
Otra vez vuelve a su receso casi habitual el ya llamado «circo del Congreso Nacional de Chile» que la última y esta semana completó todos los récords en materia de irresponsabilidad y de atornillar siempre al revés (contra el pueblo).
La presentación de una acusación constitucional en dos capítulos, contra el Presidente de la República, Sebastián Piñera, que fue rechazada anoche en el Senado (el primer capítulo por 24 votos a favor, una abstención y 18 en contra; y el segundo, por 22 a favor, una abstención y 20 en contra, pero los acusadores requerían de 29 votos a favor), pasará a la historia como una acción política y parlamentaria de la más alta irresponsabilidad por cuatro razones centrales:
1.- No hay pruebas concretas y suficientes para haber acusado al Presidente por el proyecto Dominga y los supuestos beneficios personales indirectos que él podría haber obtenido con este proyecto iniciado ya en el tiempo de la presidenta socialista Michelle Bachelet, aunque no descartamos ni confirmamos que el mandatario hubiese podido haber estado implicado indirectamente en la operacón, para lo cual están disponibles ahora, como siempre lo han estado, los tribunales de justicia.
2.- Tampoco era el momento de hacerlo, y la forma circense que se utilizó en la Cámara de Diputados con un discurso de 9 horas del diputado socialista Jaime Naranjo para hacer hora o extender el debate en forma artificial desde temprano en la mañana hasta pasada la medianoche y permitir así la llegada a la votación del diputado de Revolución Democrática (RD) Giorgio Jackson (estaba en cuarentena) que era el voto que les faltaba para confirmar los 78 votos para que el libelo acusatorio pasara al Senado. Todo este espectáculo fue muy parecido a una «acción dictatorial o del tiempo de la dictadura» cuando las iniciativas se ordenaban y no se aprobaban ni siquiera con mecanismos raros como el de Naranjo.».
Pero lo cierto es que el escenario fue hasta «fraudulento» y escasamente democrático cuando el propio diputado socialista, en su afán de ganar tiempo, solicitó a sus colegas que se retiraran de la sala, para así rebajar el quórum de 57 diputados presentes y obligar a la mesa presidida por Diego Paulsen (RN) a que el debate entrarara en una pausa. Así Naranjo tenía la posibilidad, como «héroe», de salir de la sala y saludar a sus partidarios frente a las cámaras de la televisión, ¡importante, la televisión!
Así es nuestra realidad chilena: con esta responsabilidad y tácticas rebeldes parecen trabajar a diario los parlamentarios y luego acusan al ejecutivo (sea de derecha o de izquierda) que no quiere avanzar en el desarrollo social y la igualdad de Chile. Ojalá, con este método, se hubiesen aprobado valiosos proyectos para la comunidad, como la reforma a las pensiones, por ejemplo.
Cerca de las 15:50 horas de ese día (lunes 8 de noviembre) la mesa de la Cámara Baja, que es liderada por Diego Paulsen (RN), informó que se había acordado un receso de 15 minutos para que Naranjo pudiera descansar de «su esfuerzo legislativo» e ir al baño.
3.- Es también una tremenda irresponsabilidad presentar una acusación constitucional en las finales de una elección presidencial, cuando si o si va a haber un cambio presidencial. Esto ha afectado la campaña electoral confundiendo a los electores y al trabajo parlamentario y de La Moneda, no cabe la menor duda.
4.- Otro punto importante es elegir presidentes para que puedan terminar sus mandatos y no para «derrocarlos» antes de que cumplan su período constitucional. Si así hubiese sido podría haberse producido una crisis política mucho mayor que la que sufrimos actualmente. Pero los llamados «políticos mediocres», de los que en Chile hay muchos, ni siquiera tienen la capacidad para reaccionar frente a la crisis actual porque no la comprenden. La senadora socialista Isabel Allende (correligionaria de Naranjo) dijo una vez frente a otra acusación constitucional presentada contra Piñera, que siempre había que permitir que los presidentes terminaran y entregaran sus mandatos a su sucesor como corresponde. Bien Isabel Allende.
Hoy leo en algunos diarios que «la derecha en bloque en el Senado salvó al Presidente Piñera de la Acusación Constitucional y esto era esperable». ¿Acaso algunos esperaban un caos político? Aquí se requería responsabilidad política, la que ha faltado todo este tiempo en Chile.