En el segundo otoño del coronavirus, Europa está sufriendo una nueva embestida de covid que pone de manifiesto que la pandemia no ha terminado, informó este martes el diario español El País, destacando que algunos países del Este, con bajas tasas de vacunación, padecen ahora la peor ola desde el comienzo de la crisis sanitaria mundial, tanto en número de casos como en saturación hospitalaria.  

Sin embargo no sólo Europa del Este tiene problemas, también países con alrededor de 70% de vacunados como el Reino Unido, Alemania, Países Bajos o Dinamarca están teniendo emergencias. 

El director regional europeo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) Hans Kluge declaró que “estoy preocupado por la pandemia en Europa. Para el 1 de febrero puede morir otro medio millón de personas”

El país que, al parecer en ese continente, se está escapando de lo peor es España que registra la menor incidencia con 58,7 casos por 100.000 habitantes y registra además 80% de vacunados. 

El especialista Enric Álvarez, de la Universidad Politécnica de Cataluña, explico al diario español que los crecimientos más explosivos se están produciendo en países con pocos vacunados: los casos extremos son Rumanía (30% según las últimas cifras) y Bulgaria (22,7%), donde las UCIs no dan abasto y los ciudadanos rechazan la vacuna por la falta de confianza en las autoridades y la desinformación que inunda redes sociales y medios de comunicación. 

Explica Álvarez que, aunque la vacuna sirve para frenar los contagios, hay muchos otros factores que influyen en el crecimiento de los casos (déficit de protección personal y social). 

Dinamarca, que hasta hace unos meses llevaba una trayectoria de inyecciones y diagnósticos muy similar a España, por ejemplo, está experimentando ahora un crecimiento que hace temer a las autoridades una próxima saturación hospitalaria. Pero existen diferencias entre ambos países: el escandinavo realiza muchos más test que España, lo que probablemente le hace detectar más casos; está cinco puntos por debajo en vacunación y suprimió todas las restricciones el 10 de septiembre. En España, desde entonces, se han levantado la mayoría de las medidas, pero permanece la obligatoriedad de la mascarilla en interiores, algo que los expertos consultados piden mantener durante el invierno. 

Pronostican nuevos aumentos de casos

El Centro Europeo de Control de Enfermedades (ECDC por sus siglas en inglés) prevé que los casos continúen subiendo en Europa, impulsados entre otros factores por bajas temperaturas que harán que la gente acuda más a interiores con menor ventilación. “No será lo que hemos visto en otras olas porque las vacunas evitaran que mucha gente enferme gravemente y muera. Pero tenemos que dejar claro que no son 100% efectivas. Ninguna lo es. La gente tiende a pensar que es un chaleco antibalas que les va a proteger de todo, se relaja y aumentan los contagios. Hay que seguir manteniendo la distancia, la ventilación y las mascarillas”, asegura. 

El alemán Hajo Zeeb, epidemiólogo del Instituto Leibniz, achaca la situación en el centro y el este del continente a la combinación de tres factores: “Un proceso de vacunación lento, la llegada del frío y una mayor relajación de la vida privada”. “En Alemania imaginábamos que algo así sucedería, especialmente entre los no vacunados, de los que aún tenemos demasiados”, añade. El movimiento antivacunas tiene cierto predicamento en el centro de Europa. En Austria, por ejemplo, un nuevo partido político de autodenominados “escépticos” llamado MFG consiguió el 6,2% de los votos y entró en un Parlamento regional a principios de año, recordó El País. 

El Gobierno alemán dejó de ofrecer test de antígenos gratuitos a los ciudadanos en octubre confiando en que, al ver afectado su bolsillo, muchos optarían por ponerse la vacuna para poder entrar a bares y restaurantes. Alemania exige certificado de vacunación, de curación o test negativo en la mayoría de lugares de restauración cerrados. La iniciativa no funcionó; apenas se ha notado en las tasas de vacunación. Solo el 67,1% de la población tiene las dos dosis. Varios estados federados, así como el presidente de la Asociación Alemana de Medicina, Klaus Reinhardt, han pedido que vuelvan los test gratuitos para poder detectar más casos y detener las cadenas de transmisión. Este lunes la incidencia ha marcado récord al rebasar los 200 casos por 100.000 habitantes en una semana (rondaría los 400 con los parámetros que se emplean en España, a 14 días). No se veía un número tan alto de infectados desde diciembre pasado, cuando el país tenía cerrados todos los comercios no esenciales y la restauración. 

 

Epidemia de los no vacunados o de los que no quieren vacunarse

Las autoridades alemanas han calificado la situación de “epidemia de no vacunados” porque el 90% de los pacientes de coronavirus que ocupan las unidades de cuidados intensivos no están inmunizados. La sobrecarga en los hospitales empieza a notarse: en varios länder quedan menos de un 10% de camas de UCI libres. Alemania quiere poner la dosis de refuerzo a toda la población, la que deberia ser la regla y no la excepción”, dijo el ministro de Sanidad, Jens Spahn, el viernes. De momento, algunos estados han impuesto en sus territorios la llamada regla 2G, que impide la entrada a sitios públicos a quienes no estén vacunados o recuperados de la enfermedad. Los test ya no serían suficientes para ir a un restaurante o al cine. En las residencias, que han registrado brotes recientes con varios muertos, también cambian las normas. Aunque un visitante esté vacunado, deberá someterse también a un test.