En el 2020 los países de América Latina y el Caribe recibieron una inversión extranjera directa de 105.480 millones de dolares, con una fuerte caída de más de 56.000 millones de dólares respecto al año 2019, debido a la pandemia de covid-19.
Este descenso de inversión ha sido el más abrupto registrado en la última década y requiere un profundo proceso de transformación en los países para modernizar las economías y generar nuevas oportunidades de empleo e inclusión en medio de la nueva Revolución industrial Comercial 4.0”, manifestó declaró el presidente de la Cámara Nacional de Comercio de Bolivia, Rolando Kempff.
El dirigente empresarial mencionó igualmente que el crecimiento económico promedio en América Latina y el Caribe llegó a 5,2% en lo que va de este año debido al coronavirus y se proyecta que el indicador sume el 2,9% para 2022.
Este mes de octubre se realizó el Foro Económico Internacional de las Américas organizado por la Cámara Nacional de Comercio (CNC-Bolivia) con el apoyo de CDEI Business School, la Cámara de Industria y Comercio de Mercosur y América, Global Trade Chamber de Miami y la Embajada de México en Bolivia, ocasión en la que se analizó la situación de la economía del continente, los efectos de la pandemia del COVID-19 y las perspectivas de cara al 2022 tomando en cuenta todos los esfuerzos que realizan los países para consolidar la reactivación económica.
Ante este panorama, Kempff afirmó que es necesario ejecutar políticas públicas que transformen las dificultades en oportunidades para impulsar la sostenibilidad.
El foro, que congregó a destacados expositores y representantes del sector público y privado de 25 países a nivel mundial, subrayó que existen claramente sectores en los que la apuesta de inversión es innegociable y que puede potenciarse con el cierre de alianzas público-privadas.
“El principal desafío para los países de América Latina, es desarrollar y consolidar una “institucionalidad” a todo nivel del Estado, apoyado en sistemas de integración que funcionen como catalizadores de políticas públicas comunes para impulsar una región más productiva, integrada e inclusiva…”, manifestó Kempff.
Asimismo, resaltó que había que diversificar las exportaciones y transformar la estructura productiva de los países.
Por otra parte, el empresario mencionó que el evento expuso con claridad las oportunidades para la región en la transición hacia energías renovables; la electromovilidad en las ciudades; la revolución digital; el comercio electrónico; la manufactura de salud; la bioeconomía; la economía circular; la logística inteligente o el turismo sostenible.
“El desafío es complejo debido a las características y la magnitud de la crisis, pero sin duda todos los esfuerzos deben destinarse a generar mayor productividad, formalidad e innovación tecnológica a la que se agrega una política pública, con mayor claridad y dinamismo que vaya al ritmo de las empresas”, aseguró Kempff.
“Bolivia como la bisagra de dos mercados gigantes el Mercosur y la Comunidad Andina si logra además incluirse en la ‘nueva ruta de la seda’ tiene potenciales enormes de crecimiento y atracción de inversiones, así como redefinirse en un contexto global por lo que se insta a los actores públicos y privados a definir el rol económico que el país deberá desempeñar en el mundo global”, finalizó el empresario.