La velocista olímpica bielorrusa Kristina Timanovskaya, cuyo duro trato recibido de las autoridades deportivas bielorrusas, su propio país, ha conmocionado a la comunidad internacional, llegó este miércoles a Varsovia tras pedir asilo en Polonia.

La llegada del vuelo LOT desde Viena al Aeropuerto Internacional Chopin de la capital polaca marcó el final de una semana dramática para la atleta de 24 años.

Timanovskaya fue presuntamente secuestrada por las autoridades bielorrusas en Tokio en un intento de obligarla a volar de regreso a Bielorrusia desde los Juegos Olímpicos tras los comentarios que había hecho en las redes sociales criticando a los entrenadores bielorrusos.

La olímpica le dijo más tarde al tabloide alemán Bild que sus comentarios no habían sido de naturaleza política y que su única crítica era que los entrenadores decidieran sobre el equipo de relevos sin consultar a los atletas. Nunca pensó que el incidente pudiera agudizarse hasta convertirse en un escándalo político, agregó.

Sin embargo, temiendo a las autoridades en su país, Timanovskaya pidió ayuda a las autoridades japonesas en el aeropuerto Haneda de Tokio y fue separada de sus presuntos secuestradores. Se le ha concedido asilo en la UE en medio de la continua indignación por el comportamiento represivo del Gobierno de Minsk.

El escándalo podría tener graves consecuencias para Minsk. El Comité Olímpico Internacional (COI) ha creado una comisión disciplinaria para investigar el caso. El comité se centrará ahora en el entrenador principal de atletismo de Bielorrusia y el vicedirector del centro nacional de entrenamiento.

En pocos días, el caso ha vuelto a centrar la atención del mundo en la situación política de Bielorrusa, que ha seguido siendo turbulenta desde las elecciones presidenciales del 2020 calificadas de fraudulentas.

Las elecciones “reeligieron” al presidente Alexander Lukashenko (foto izquierda), que ha estado en el poder desde 1994, con una gran mayoría, causando protestas masivas en todo el país.