La pandemia sigue cerrando el candado en la frontera de Estados Unidos. La variante Delta es ahora la responsable de que la emergencia sanitaria se mantenga y de que el covid-19 haya comenzado una nueva escalada. Aunque los límites con sus vecinos fueron cerrados para viajes no esenciales, los trabajadores de lado y lado, por ejemplo, pueden seguir cruzando. Los más afectados siguen siendo los migrantes que permanecerán sometidos a la política sanitaria.

La lista de países donde se ha detectado la variante Delta del coronavirus aumentó en 13 en el lapso de una semana y ahora se sitúa en 124, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La OMS citó dos estudios el miércoles, ninguno de los cuales ha sido publicado en una revista revisada por pares. Ambos subrayan el peligro de la variante.

El primer estudio, de China, examinó a personas que habían sido puestas en cuarentena después de entrar en contacto con alguien infectado con la variante.

El segundo estudio, de Canadá, encontró que las personas que tenían Covid-19 de la variante Delta también tenían riesgos de salud significativamente más altos que los tipos anteriores: El riesgo de necesitar hospitalización se incrementó en aproximadamente un 120 por ciento, y el riesgo de necesitar cuidados intensivos en aproximadamente un 287 por ciento. El riesgo de muerte era aproximadamente un 137% mayor.

En EE UU

Las fronteras de Estados Unidos con Canadá y México seguirán cerradas para viajes no esenciales hasta el 21 de agosto. Y la política sanitaria por la cual han sido expulsados 751,844 inmigrantes en lo que va de año fiscal, seguirá vigente pese a los pedidos de organizaciones de derechos humanos para que sea rescindida.

En el primer caso, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) explicó que evalúa con Canadá y México las «condiciones bajo las cuales puedan ser suavizadas las restricciones de forma segura y sostenible». Una de las medidas que evalúa el gobierno de Joe Biden es seguir el ejemplo del primer ministro  canadiense Justin Trudeau y exigir a los turistas que tengan la vacuna completa.

Este lunes, Canadá informó que permitiría el ingreso al país de turistas estadounidenses vacunados a partir del 9 de agosto; aquellos procedentes de otras naciones podrán entrar a partir del 7 de septiembre. «En cada paso, la seguridad de los canadienses seguirá siendo nuestra máxima  prioridad», escribió el primer ministro  en su cuenta de Twitter.

Desde mediados de junio, los casos de covid-19 han ido en aumento en Estados Unidos. El 21 de junio, por ejemplo, se registraron 8.242; 24 horas más tarde, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) reportaron 13,629 nuevos enfermos. Desde entonces el número ha fluctuado, casi siempre en una carrera ascendente, y para el lunes sumaba 34,830 nuevos casos de covid-19.

Recién el martes, la directora de los CDC, Rochelle Walensky, dijo ante el comité de Salud del Senado que entre esos casos la variante Delta tiene la mayor responsabilidad. A principio de julio había causado 50% de los nuevos enfermos reportados. En los últimos días continuó avanzando y demostró lo contagiosa que es: generó 83% de los casos registrados.

Walensky alertó de que el repunte en las cifras de contagios y hospitalizaciones son aún mayores en las zonas del país con menor vacunación: dijo que en las últimas semanas se ha registrado una media de 239 muertes al día a nivel nacional, lo que representa un incremento de casi 48% de los casos.

La pandemia también está afectando algunas medidas que el gobierno de Biden buscaba aliviar para los migrantes, como la política sanitaria que instauró su antecesor.

En un comunicado publicado en la página del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS), el secretario Xavier Becerra mantuvo la decisión de que existe una «emergencia de salud pública (…) en todo el país». Como consecuencia,  las medidas aplicadas y que estaban pensadas para fines de julio seguirán  vigentes.

Un vocero del DHS confirmó que «en este momento no hay cambios en la política» y que la agencia federal seguirá los lineamientos de los CDC: «Su continuación está guiada por un análisis de los CDC sobre los factores de salud pública», se lee en el correo.

Desde que el gobierno de Donald Trump instauró la política en marzo de 2020 —para frenar la pandemia y, además, a los migrantes—, distintas organizaciones han exigido el fin de esta medida. La consideran como un freno al derecho de los migrantes de pedir asilo en Estados Unidos y una forma de revictimización de personas que vienen huyendo tras haber sufrido violencia en sus países.

A inicios de julio, más de 105 organizaciones conformadas por abogados, defensores de derechos humanos, de derechos civiles y para los refugiados enviaron una carta a Biden manifestándole su «alarma y decepción» y pidiéndole que permitiera a los migrantes pedir el asilo y permanecer en Estados Unidos con brazaletes electrónicos de tobillo.

Con el anuncio de que la medida permanecerá vigente, el reclamo volvió a toda voz. La presión por soluciones alternativas vuelve a quedar sobre los hombros del gobierno en plena pandemia.

En Florida la situación es desesperada

Los hospitales de Florida están experimentando un alarmante aumento de ingresos por covid-19 y los operadores sanitarios del estado se preparan para reintroducir medidas preventivas como la suspensión de visitas.

El aumento de casos se debe a la más contagiosa variante Delta del virus y a una gran proporción de floridanos que siguen sin vacunarse, según los expertos en salud, así como a la relajación del distanciamiento social y otras medidas de prevención.

El aumento de las nuevas infecciones y hospitalizaciones en Florida también refleja un aumento nacional y mundial, aunque Florida está a la cabeza de la mayoría de los demás estados en cuanto a recuento de casos.

Florida ocupa el cuarto lugar en cuanto a hospitalizaciones por covid-19 per capita en Estados Unidos, por detrás de Arkansas, Missouri y Nevada.

Las nuevas infecciones por coronavirus aumentaron casi un 70% en una semana, según informaron el viernes las autoridades de salud pública de Estados Unidos, y casi todos los estados informaron de un aumento. Sin embargo, la Casa Blanca señaló que casi 1 de cada 5, o el 20% de los nuevos casos de covid-19, se dieron en Florida, que solo representa el 6% de la población estadounidense.

A nivel nacional, las hospitalizaciones han aumentado un 45% y las muertes un 75% en el transcurso de las dos últimas semanas.

La reaparición de la pandemia provocó fuertes caídas en los mercados financieros el lunes, amenazando con frenar la fuerte recuperación de la economía, aunque los números del mercado bursátil se recuperaron parcialmente el martes.

Los ingresos en los hospitales de Florida por covid-19 han aumentado un 250% en el último mes, pasando de 1,764 pacientes el 19 de junio a 4,100 el 17 de julio, según Jason Salemi, epidemiólogo y profesor de la Universidad del Sur de Florida en Tampa, que ha estado siguiendo la pandemia.

El Sistema de Salud Jackson de Miami -el más grande del estado- dijo que el número de pacientes seropositivos admitidos en sus tres hospitales había saltado de 66 el 6 de julio a 143 el martes, un aumento del 117%. Anunció que suspendería las visitas en muchas de sus instalaciones a partir del miércoles y que se exigirá el uso de mascarillas en todas las áreas no clínicas para todo el mundo, incluidos los que están totalmente vacunados.

Otros hospitales del sur de Florida están informando de aumentos similares en las últimas seis semanas, aunque el número actual de pacientes covíricos hospitalizados sigue siendo solo la mitad del número de julio de 2020, cuando la pandemia estaba en su apogeo.

Los hospitales de Florida no han suspendido las cirugías electivas ni han pedido al gobierno estatal o federal que envíe refuerzos de enfermeras, asistentes respiratorios y otros trabajadores sanitarios.

Entre 95% y 99% de los nuevos casos son personas que no han sido vacunadas, segun el Centro Médico Mount Sinai de Miami Beach.

Expertos del establecimiento afirmaron este miércoles que   «básicamente, esto se ha transformado en la epidemia de los no vacunados. Una vez que la variante Delta entra en la población, sabemos que va a encontrar los objetivos y los objetivos son los no vacunados».

Según la directora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), Rochelle Walensky, la variante Delta representa ahora el 83% de todos los casos de covirus en EEUU, lo que supone un aumento del 33% respecto a hace dos semanas. Walensky añadió que el 99.5% de todas las muertes relacionadas con el covid-19 en el país durante los últimos meses se han producido entre estadounidenses no vacunados.