Por Martín Poblete Pujol

El escenario cambió, las encuestas y otras predicciones fallaron con una excepción, Black & White dirigida por Paola Assael; los favoritos terminaron derrotados, el escenario esperado por los políticos tradicionales y sus partidos, bruscamente cambiado por la fuerza de los votos, la dupla Jadue-Lavín reemplazada por la más joven de Boric-Sichel.

La salida de Daniel Jadue del cuadro presidencial deja en precaria situación a la senadora Yasna Provoste y la Democracia Cristiana, ya no será posible jugar la opción de centro frente al comunismo; en el otro lado del escenario,  la entrada en escena de Sebastián Sichel trae consigo un contendor serio por el voto de centro, por ese millón de electores que dejó de votar por la DC sin haberse ido a ninguna otra parte.

En lo inmediato, la opción, por describirla de alguna manera, de Paula Narváez es la más dañada.   En el millón cincuenta y tantos mil votos de Gabriel Boric hay un número significativo de simpatizantes socialistas y pepedés, al haber sido parte de una campaña victoriosa a escala nacional, será imposible traerlos de vuelta después de haber participado con sus votos en triunfo tan contundente.  El tiempo no ayuda, las candidaturas presidenciales deben quedar registradas el 23 de agosto.

En la perspectiva de la coalición Chile Vamos, en fríos números tuvo el peor resultado posible, superada por la otra coalición en diferencia de más de trescientos mil votos, el ganador de su primaria a más de treinta mil votos del perdedor en la otra.

Sin embargo, el triunfo de Sebastián Sichel alivia la situación al dejar en la escena un candidato joven, independiente de los partidos políticos, con promesa de llegar a electores de centro moderado, portador de un mensaje de cambio generacional.

Los partidos integrantes de esta coalición recibieron duro golpe, de manera notoria Renovación Nacional, su candidato Mario Desbordes llegó cuarto, apenas dos décimas por debajo de Ignacio Briones, pero irreparablemente último; en medio de la derrota, les queda el consuelo de haber convocado un millón trescientos cuarenta y tres mil electores.

La coalición Apruebo Dignidad obtuvo un importante triunfo, Gabriel Boric les ha dado clara opción presidencial sin el pesado lastre de Jadue por su condición de candidato del Partido  Comunista; los números fueron sólidos, Boric obtuvo más de un millón de votos.

La cuestión ahora es ir más allá de los límites de izquierda dura característicos de la coalición ganadora; probablemente, los socialistas y pepedés que ya participaron de la victoria seguirán ahí, pero si quiere pasar a segunda vuelta competitivo, Boric deberá estrechar la mano de las dirigencias de algunos partidos de la ex-Concertación.    Hablar y negociar apoyo político con la Democracia Cristiana podría ser trago difícil de digerir para Boric; algo parecido al cuadro en la vereda del frente, sería difícil para Sichel entrar en conversaciones con José Antonio Kast y el Partido Republicano.

El país pareciera querer cambios, este sería el principal mensaje de los tres millones noventa y cinco mil electores participantes en las primarias, en ese marco eligieron dos candidatos jóvenes, generacionalmente distintos de los otros candidatos afiliados a partidos identificados con tendencias tradicionales en el espectro político chileno, los tres partidos en la coalición Chile Vamos representan a la derecha con todos sus antiguos matices, el Partido Comunista chileno ya es centenario.

Una nota final para el SERVEL, excelente trabajo, una democracia representativa necesita institucionalidad electoral  eficiente y confiable.