Por Martín Poblete Pujol
Después de la caótica instalación, seguida del «impasse» técnico del fallido primer día de funciones, con  algunos tropezones la Constituyente ha tratado de aparecer funcionando, en eso la  convencional que funge de presidenta se ha ido gradualmente moviendo a discreto segundo plano, sustituída por el vice presidente Jaime Bassa.
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La primera semana ha estado marcada por dos dinámicas, la primera el intento por momentos exitoso de llevar los procedimientos en el marco del asambleísmo liceano, incluyendo votos a mano alzada sin registro; la segunda, la decisión contumaz de abocarse a tratar asuntos ajenos al mandato recibido, específicamente dirigirse a un poder del Estado, el Senado, para pedir agilizar un proyecto de amnistía de personas procesadas por delitos comunes, el documento aprobado contiene lenguaje inapropiado en una petición, es más bien una sucesión de demandas, algunas argumentadas en términos de total falsedad.   No le corresponde a la Constituyente inmiscuirse en estos asuntos, tiene un mandato claro y preciso por cumplir cual es el de escribir un proyecto de Constitución Política para ser sometido a referéndum con voto obligatorio.
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Mientras tanto, no se advierte interés en la Mesa Directiva de la Constituyente, para darse en plazo razonablemente breve un reglamento  de trabajo y procedimientos; el señor Bassa ha reiterado que, a su parecer, se podrían demorar dos o tres meses antes de tenerlo, mientras la Convención continuaría funcionando en algo así como piloto automático.
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Además, al argumentar la «demanda» enviada al Senado, la mayoría de los constituyentes incurrieron en dos afirmaciones falsas, la primera sostener que en Chile habría «presos políticos», como el tiempo cuando efectivamente los tuvimos está bastante cerca en términos de memoria histórica, el disparate y la contumacia que lo acompaña pueden apreciarse en toda su dimensión;  la segunda, se denuncia una supuesta «militarización» de Araucanía, esto es absolutamente falso, en esa región.
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Siguen los dos regimientos en Angol y Temuco, han estado ahí por largo tiempo, la base aérea en Temuco no tiene aviones de combate, no hay instalaciones navales en la costa; el trabajo de seguridad rural y urbano lo hace, cuando puede, Carabineros.   De un par de años a esta parte, el armamento  de rango militar en la región es el usado por diversos grupos terroristas vinculados a entidades violentistas dirigidas por mestizos mapuches, y por narcotraficantes activos en la zona en complicidad con los terroristas, los convencionales de mayoría en la Constituyente han eludido referirse a esta dura realidad.
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La Constituyente se ha citado el próximo martes 13 de junio para reanudar sus actividades, ojalá lo consiga, tiene plazos fijos y un mandato muy claro; por ahora, va teniendo un mal comienzo, tiene tiempo para corregir los errores cometidos y centrar su atención en las tareas propias de su cometido, queda por verse si estará esa voluntad de parte de los grupos mayoritarios entre los convencionales.