Por Martín Poblete

El Primer Día

Fue un comienzo accidentado.   Cuatro marchas con escasa convocatoria convergieron sobre la Plaza de Armas, algunos elementos, los mismos sospechosos habituales de siempre, premunidos con piedras (en el centro de Santiago no hay piedras sueltas hay que traerlas), emprendieron su conocida rutina contra Carabineros.
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Al interior del recinto en el jardín de la sede Santiago del Congreso por Bandera, al  momento de darse comienzo a la ceremonia de instalación algunos convencionales probablemente informados en sus celulares  interrumpieron bruscamente los procedimientos forzando la suspensión de los mismos por más de dos horas, en el ruido ambiental podían oírse surtidas expresiones, resaltó el grito histérico de una mujer: falta el «Pelao!»  quienquiera que haya sido ese individuo.    Hay variadas opiniones sobre esta situación.    Lo más lamentable, no fue posible tener la ejecución del Himno Nacional con el respeto merecido a uno de nuestros símbolos nacionales, se faltó el respeto a los jóvenes músicos de la orquesta ahí presente, tal vez en desagravio esta parte de la ceremonia podría repetirse.
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La convencional Loncón, elegida presidenta de la Constituyente, pronunció un discurso, se han escrito y escribirán artículos sobre su falta de comprensión de las funciones de la Constituyente, un concepto resaltó:  llamó a la «refundación» del país.  Por cierto, tiene derecho a pensarlo así, pero  no es para eso que se optó por la Constituyente en el plebiscito de octubre 2020.   En su primer día, los convencionales quedaron al debe.
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Segundo Día

Los convencionales fueron convocados a su recinto de trabajo, el Palacio Pereira, a las tres de la tarde.  Sin embargo, dicha reunión no tuvo lugar, una vez en el recinto indicado, se adujo falta de apoyo técnico así como inadecuación de las instalaciones,  algunos aprovecharon de reiterar la majadera petición de renuncia de un funcionario de gobierno, Francisco Encina, supuestamente a cargo de la logística.  La dirigencia de la Constituyente convocó para mañana martes en la sede Santiago del Congreso.
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De todas maneras, la presidenta Loncón dijo algunas cosas relacionadas con la petición, o es tal vez exigencia?, de amnistía de los sentenciados sirviendo pena por  conductas delictivas, luctuosas, violentas en el marco de los acontecimientos de octubre.noviembre 2019.  Empezó diciendo «somos autoridades desde el poder de nuestras colectividades»;  comete dos errores, no son autoridades en derecho público, lo son solamente en el marco de la Constituyente; el segundo es probablemente más grave,  las colectividades de las cuales provienen no están en condiciones de conferir poder alguno.   Sobre la cuestión específica, agregó «hay que hacer una discusión entre toda la Convención para ver que solución damos a esto»;  en primer lugar, la cuestión de marras está dónde debe estar, es decir en los Tribunales de Justicia, la Constituyente carece de autoridad para inmiscuirse en asuntos en la esfera del Poder Judicial, además obviamente no le corresponde buscar solución a cuestiones fuera de su competencia.
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Por su lado, el convencional Jaime Bassa, elegido vice presidente de la Constituyente, abordó temas relacionados con el reglamento.  Este asunto, en apariencia simple, se trata de regular la organización y funcionamiento de la Convención, tiene potencial de complicarse, Chile todavía está en Latinoamérica, por estos lados no siempre las cosas se hacen simples si pueden hacerse difíciles.   El convencional Bassa dijo «vamos a tener una primera etapa de instalación de la Constituyente que debiera durar más o menos dos o tres meses», a continuación afirmó » Necesitamos ciertas reglas para discutir el reglamento, darnos esas reglas antes del reglamento».    En términos claros, directos, el señor Bassa está pidiendo reglamentar las formas para poder discutir el reglamento; este asunto no está comenzando bien.