Por Walter Krohne

Resulta casi imposible pensar siquiera que el Chile de hoy pueda llegar  algún día a salir de la crisis en que se encuentra –política, social y sanitaria- con los chilenos «de poca monta» que ocupan cargos de diputados o senadores en el Congreso Nacional. Esta es gente, en una mayoría, que lo único que hace es echarle más leña al fuego o apagarlo con  parafina o bencina. Estamos en una situación muy difícil y razones no faltan. El gobierno de Piñera puede haber fallado en varios aspectos políticos y en la toma de decisiones oportunas y contundentes, pero no se puede decir, en ningún caso, que haya sido «un pésimo gobierno», como dice la oposición. Yo quisiera saber ¿qué fuerza política o qué líder hubiese llevado mejor las cosas con un estallido social, causa de desórdenes, saqueos y una violencia fenomenl que pocas veces se había visto, y con una pandemia que ha complicado al país de norte a sur?

Y lo digo una vez más: Yo no soy piñerisata, no voté por Piñera y no simpatizo con la derecha más conservadora. Que quede bien en claro. Soy un periodista y observador de la realidad actual, que si no se logra controlar nos puede llevar a todos a un abismo.

Sin embargo en las bancadas de diputados, de todas las corrientes políticas, lo único que se ha hecho y se sigue haciendo es poner piedras en el camino en un intento de tratar de destacar para brillar en las elecciones parlamentarias que vienen (el 21 de noviembre para el período 2022-2026 en conjunto con la presidencial).

Cómo es posible que interpelen al ministro Enrique Paris cuando todos sabemos cómo ha sido esto de la pandemia. Esto lo obligará a suspender todas sus actividades por una semana a fin de concentrarse en las «rebuscadas preguntas inteligentes» de los honorables diputados. Como es posible, por otra parte que se quiera acusar constitucionalmente al ministro de Educación Raúl Figueroa por preferir la normalización de las clases presenciales con el único propósito de evitar causarle a los niños un daño mental que está comprobado que puede ser muy grave por estudiosos de prestigio internacional, cuyos nombres no parecen ser conocidos para los profesores de la educación pública.

Hay chilenos que están llevando a sus niños a otros países para que puedan entrar a clases y escuchar presencialmente a los profesores. En Argentina no se han suspendido las clases por orden perentoria del presidente Alberto Fernéndez ¿un sabio?.

Acusar a un ministro y destituirlo quizá… es un crimen de grueso tamaño en estos momentos difíciles para Chile. Todo impulsado por profesores izquierdistas o simplmente anarquistas que no quieren volver, sin condiciones especiales, a su trabajo en las escuelas. Me da tanta pena este país por el odio que se respira en cada esquina.

Ahora están también jugando en contra los problemas de los constituyentes, especialmente de los grupos integrados por pueblos originarios o indígenas. Hasta intérpretes están pidiendo, y no sólo eso, demandan gastos para el traslado de sus regiones a Santiago y quizá también residencias u hoteles cinco estrellas para alojar mientras duren las sesiones. La pregunta que me ha dado vueltas y vueltas…¿para quíen se redactará una nueva Carta Magna? Para los mapuches que no se consideran chilenos en la práctica, o para los “verdaderos” chilenos de todos los niveles sociales, razas y condiciones económicas. Aparte están llamando  por las redes sociales a una nueva  manifestación masiva para este domingo cuando los constituyentes realicen su primera sesión, seguramente lo hacen para salir a las calles para seguir rompiendo lo que les faltó romper en 2019 y parte del 2020 en Santiago. ¿Por qué hay que romper para hacerse escuchar?, pregunté una vez, «para que les duela»,  me respondió un joven que lanzaba piedras contra una Iglesie en Vicuña Mackena. Es realmente una mentalidad criminal que no tiene nombre en ninguna parte del mundo. Y depués caen presos y recurren a la Comisión de la ONU de Derechos humanos dirigida por la ex Presidenta chilena Michelle Bachelet ¿sólo coincidencia?

A pesar de todos los problemas de esta crisis generalizada el país muestra que crecerá este año un 9%, lo que significará una recuperación importante de los empleos que se han perdido con la pandemia y también significan mejores salarios y mayores oportunidades para las familias, personas y las empresas». El último Imacec de mayo llegó a 18,1% (conocido este jueves), lo que realmente significa que el país se está volviendo a levantar.

Paralelamente sigue el plan de vacunación que ha sido absolutamnte exitoso y no lo digo yo,  sino se reconoce esto en varios países del mundo, como Estados Unidos y en la Unión Europea. “Chile es un ejemplo a seguir en materia de vacunación”, se dice afuera de Chile. Sigan a Chile…. Pero aquí adentro citan al ministro Paris para interrogarlo y esto lo hacen parlamentarios que en realidad parecen saber poco de estos problemas sanitarios.

Con un reporte hoy muy distintos a meses anteriores -2.677 casos nuevos y 43 fallecidos- hay que reconocer que se ve un cambio hacia la mejoría, demuestra esto que se está haciendo un esfuerzo increíble que otros países de nuestro vecindario no han sido capaces de lograr hasta ahora. Capaz que acusen al ministro Paris de ser responsable de la organización de las fiestas ilegales masivas que se han realizado y se realizan todavía en barrios santiaguinos igual que en el resto del país.

Izkia Siches: «He sido super señorita voy a todas las reuniones (de Covid en La Moneda) y me saco fotos con todos los infelices Este es el peor gobierno que le ha tocado a la medicina en Chile».

El Colegio Médico, en manos de izquierdistas sin doctrina, aparecen como dándole instrucciones al  Gobierno y se ocupan de planes que nada tienen que ver con la realidad actual, proponiendo nuevas cuarentenas que este mismo colegio rechazaba al comienzo de la pandemia.

Es que hay muchos que desean “sacarle partido a la existencia del virus”  para figurar, no se para qué, quizá para querer pasar a la historia. Estos “colaboradores” sólo interrumpen a quienes lo están haciendo bien, considerando que en ningún país del mundo el tratamiento de la pandemia ha sido perfecta. No hay premios Nobel para ello.

Dejemos trabajar al Gobierno, olvidémonos de su ideología derechista o de la política en general, recordémonos que ya vienen las elecciones para proponer nuevas fórmulas. Pero ahora por el bien de Chile dejen trabajar tranquilo a La Moneda. Nuestro partido en estos momentos críticos debe llamarse «Chile y los chilenos» y punto.

Hoy fui a renovar mi pasaporte al Registro Civil de Providencia. Una atención de primera calidad inglesa o alemana, nada que decir en contra. Conversaba con la funcionaria que me atendía sobre el trabajo que han tenido que cumplir desde hace casi un año y medio, lo han hecho eficientemente y sin recibir aportes especiales del Estado, tampoco para desinfectar la oficina y me contaba que ni siquiera tienen personal sanitario permanente por el numeroso público que por allí transita (no hay limpiado de mesones ni escritorios varias veces al día como debería ocurrir (respuesta: No hay fondos para ello).

¿Y que pasó? Hace un tiempo una funcionaria, igual que la que hoy me atendía, se contagio en ese mismo lugar tras atender a una persona con covid y al tiempo después falleció. Tenía solamente 38 años. ¡Triste historia de una verdadera mártir!