La Europa cmunitaria es en realidad un “punto aparte” dentro de la política mundial por su continuo dinamismo y situaciones locales, como la española este martes tras el indulto de nueve separatistas catalanes que en 2017 estaban decididos a alejarse definitivamente de España (leer hoy en KRADIARIO).

Pero no sólo en España ocurren hechos importantes y distintos; en Alemania los conservadores vuelven a encabezar los sondeos después de semanas en que los verdes les habían tomado la delantera. Este lunes CDU y CSU de Baviera presentaron su programa para las elecciones generales del 26 de septiembre, marcadas por el anunciado adiós de la política de Angela Merkel (foto izquierda). A tres meses de la cita con las urnas, el bloque conservador reveló sus planes para la Alemania

post-Merkel, que cuenta con seguir gobernando tras los 16 años en que lo ha hecho gracias a la incombustible figura de la canciller que se está despidiendo.

Aspira a sucederla en la cancillería el líder de la CDU, Armin Laschet (foto derecha), hasta hace bien poco vapuleado en las encuestas de popularidad, y que el pasado abril libró con su socio y líder de la CSU, Markus Söder, mejor valorado en sondeos, una inaudita lucha de poder para decidir quien de los dos sería el candidato a canciller del bloque. Laschet, no cedió un ápice, y finalmente se salió con la suya.

En rueda de prensa este lunes en Berlín, Laschet, de 60 años, y Söder, de 54, a su vez presidentes de los länder de Renania del Norte-Westfalia y Baviera, exhibieron unidad después de aquel bullado enfrentamiento verbal, concentrados ahora ambos en el objetivo máximo de retener el Gobierno de Alemania.

La propuesta electoral de la CDU/CSU, de 138 páginas, titulada El programa para la estabilidad y la renovación. Juntos por una Alemania moderna , ya indica el reto que para ellos supone capitalizar el empuje de Merkel y al mismo tiempo intentar ofrecer algo nuevo.

Los ejes principales son la promesa de no subir impuestos pese al coste económico de la pandemia del coronavirus, unos objetivos concretos contra el cambio climático para el 2045 preservando al tiempo puestos de trabajo, y el regreso al mecanismo de freno a la deuda en cuanto sea posible. “Nuestra oferta es que combinaremos la protección del clima con la fortaleza económica y la seguridad social; haremos de Alemania un país industrial, climáticamente neutro, con empleos buenos y seguros”, prometió Laschet. El programa, con todo, contiene vaguedades que cuestionan la viabilidad financiera de los planes.

 “Queremos que nuestro país sea más rápido, más eficiente y más digital –proclamó Armin Laschet–. Alemania debe convertirse en líder en nuevas tecnologías; nuestro país está en la cima de la protección climática y debe estar en mejores condiciones para resistir las pandemias, los ciberataques, el populismo, el extremismo y las crisis económicas”.

Según diversos sondeos de junio, la CDU/CSU ronda el 28% en intención de voto, seguida por los ecologistas, con en torno al 20%, y los socialdemócratas del SPD, con el 16%-17%. Luego vienen los liberales del FDP (12%), la ultraderechista AfD (11%), y los izquierdistas de Die Linke (7%).

El caso de Suecia

A diferencia de Alemania, en Suecia los conservadores y democristianos hicieron  caer con una censura al Gobierno sueco, una coalición de Socialdemócratas y Verdes liderada por el primer ministro Stefan Löfven (foto izquierda) . Los tres partidos de derecha en la oposición (Conservadores, Democristianos y Demócratas de Suecia) y el Partido de Izquierda han votado a favor de tumbar al Ejecutivo, sumando 181 votos, seis más de los necesarios para prosperar.

El primer ministro tiene una semana de plazo para tomar una decisión. Löfven tiene dos alternativas: convocar elecciones anticipadas –que deberían celebrarse en un plazo máximo de tres meses- o renunciar, tras lo que el presidente del Parlamento debería abrir la ronda de consultas para formar un nuevo gobierno.

En Francia faltan votantes igual que en Chile

Mientras tanto en Francia, el presidente Emmanuel Macron y la opositora de extrema derecha Marine Le Pen ya no son nada de favoritos o algo que se parezca, porque en este importante estado francés simplemente los electores están perdiendo el amor por los políticos tradicionales y simplemente no concurren a sufragar. Es lo que de alguna forma esaría pasando también en Chile.

Una de las lecturas de la primera vuelta de las elecciones regionales y departamentales del pasado domingo es que quienes fueron a votar –solo un mísero 33,26 % del censo electoral– prefirieron abrir el abanico de alternativas ante los comicios presidenciales del 2022. Les cansa y les da fastidio tener que elegir siempre por los mismos.

La abstención masiva perjudicó sobre todo al partido de Macron (La República en Marcha, LREM) y al Reagrupamiento Nacional (RN, ex Frente Nacional). No existían a priori demasiadas esperanzas para el primero, pero los resultados fueron desastrosos, mucho peores de los previstos. El partido de Le Pen sí confiaba en que los resultados iban a ser tan favorables como lo eran las encuestas y no fue así. Se calcula que el 75% de sus partidarios no fue a votar. Eso supone una novedad porque su público solía ser fiel y no fallaba.