Los obispos católicos estadounidenses aprobaron por abrumadora mayoría la redacción de un «documento de enseñanza» que muchos de ellos esperan que reprenda a los políticos católicos, incluido al presidente Joe Biden, por recibir la Comunión a pesar de ser favorables al derecho de aborto.

El resultado de la votación, 168 a favor y 55 en contra, se anunció este viernes al finalizar  una reunión de tres días de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB, por sus siglas en inglés) que se celebró virtualmente. Los obispos habían emitido sus votos en privado el jueves después de casi tres horas de debate.

Como resultado de la votación, el comité de doctrina de la USCCB redactará una declaración sobre el significado de la comunión en la vida de la iglesia que se presentará para su consideración probablemente una reunión presencial en noviembre.

La decisión desafía el mensaje que había enviado a la conferencia El Vaticano el Papa Francisco a principios de junio, en la que dijo que la comunión “no es un premio de santos, sino pan de pecadores”, en un sermón en el que, aunque sin identificar a Biden o la disputa con los obispos estadounidenses, dejó claro su posición en el debate.

Biden, que asiste a misa con regularidad, dice que él personalmente se opone al aborto, pero no cree que deba imponer esa posición a los estadounidenses que sienten lo contrario.

El presidente del comité de doctrina de la USCCB, el obispo Kevin Rhoades (foto izquierda), de Indiana, dijo que no se han tomado decisiones sobre el contenido final del documento. Dijo que los obispos que no están en el comité tendrán la oportunidad de ofrecer su opinión.

Rhoades también dijo que el documento no mencionaría a Biden ni a otras personas por su nombre y ofrecería pautas en lugar de imponer una política nacional obligatoria.

El cardenal Wilton Gregory, arzobispo de Washington, ha dejado en claro que Biden es bienvenido para recibir la comunión en las iglesias de la arquidiócesis, mientras el obispo Donald Hying de Madison, Wisconsin, dijo durante el debate del jueves que habla con muchas personas que están confundidas por un presidente católico que promueve «la agenda proaborto más radical de la historia», y que se necesita la acción de la conferencia de obispos.