Por Martín Poblete
Por cierto, los protagonistas negaron rotundamente las extrapolaciones y/o proyecciones presidenciales de los triunfos y derrotas en la elección de gobernadores regionales, pero una vez contados los votos, los resultados confirmaron lo tantas veces dicho por expertos, habría implicancias empezando por las primarias presidenciales del 18 de julio próximo.
En política, cuando se gana, se gana; los resultados de este domingo restablecieron la posición relevante de la coalición Unidad Constituyente (ex- Concertación). La desastrosa gestión de sus dirigencias, ya tratada en artículo anterior, privó a esos partidos de celebrar su primaria presidencial, se los consideró fuera de carrera. Hoy, la situación es diferente; el cuadro favorece, particularmente, la opción de la Democracia Cristiana, mientras la precandidata socialista continúa porfiadamente al fondo de la tabla en todas las encuestas y sondeos de opinión.
En este sentido, la Senadora Yasna Provoste no necesita apresurarse, por el contrario debe saber esperar el desarrollo de las dos primarias vinculantes del FA-PC y de la coalición Chile Vamos, evitar dejarse arrastrar a las polémicas inevitables en este mes de campaña por delante; ya conocidos los resultados de esas primarias, entonces lanzar su candidatura invitando a los demás partidos de la ex-Concertación, y algunos grupos tangenciales, a unirse hasta llegar a la primera vuelta, buscando votación que le permita pasar a segunda y en el proceso emerger como la opción unitaria de toda la oposición.
En la proyección de una candidatura democristiana en segunda vuelta, de mantenerse la incapacidad de la derecha de controlar su actual debacle, no debe descartarse la posibilidad de enfrentar al candidato de la coalición FA-PC; en ese caso, cualesquiera similitud con marzo de 1964 no sería mera coincidencia.
La novata coalición FA-PC tuvo desempeño distante del esperado. La derrota de Karina Oliva en la RM fue no solo la derrota de una candidata, lo fue también de un estilo de hacer campaña, con lenguaje confrontacional, excluyente, vituperativo que terminó causando daño restando votos antes que sumarlos; en política, el lenguaje sigue siendo importante, define actitudes, marca espacios, transmite mensajes; sin duda, fue factor decisivo en impulsar a numerosos electores de derecha a votar por Claudio Orrego, dándole un triunfo considerado difícil de obtener en las evaluaciones previas. El Frente Amplio, en especial, tiene tarea por delante con miras a la primaria del sector con el Partido Comunista, deberá mejorar su trabajo si quiere disputar la opción con su precandidato el Diputado Gabriel Boric.
Con apenas un gobernador elegido de los dieciseis en disputa, la coalición Chile Vamos encajó dura derrota, con excepción de la RM y Araucanía, en las otras catorce elecciones su electorado no salió a votar, carente de motivaciones, aquejado de profunda desmoralización.
La dirigencia de los partidos de la centro-derecha tiene muy poco tiempo para intentar corregir errores; en realidad, depende totalmente de la capacidad de convocatoria de los cuatro candidatos, a enfrentarse en la primaria del sector en poco más de un mes, el 18 de julio, deben reunir no menos de un millón de votos, una cifra inferior los dejaría en complicada posición para disputar la presidencial, también para competir en la elección de diputados y senadores al Congreso. Si el mensaje de los ciudadanos, entre varios sujetos a interpretación, exige renovación de los liderazgos, los partidos de la derecha están entre aquellos con mayores dificultades para conseguirla; sus cacicazgos locales son duros de remover, el caso de los hermanos UDI Van Rysselberghe repartiéndose las candidaturas senatoriales en Bío Bío y Ñuble es indicativo además de impresentable, pero ahí están. (es el caso del actual diputado por Concepción, Enrique van Rysselberghe, hermano de la senadora Jacqueline van Rysselberghe, quien según publicó Radio Biobío, estaría pensando probar suerte en Ñuble. Cabe recordar que el parlamentario fue un férreo opositor a la creación de la Región de Ñuble).
De no lograr recuperar posiciones, y votantes, la derecha corre el riesgo de no lograr pasar a la segunda vuelta en la elección presidencial, algo impensable hasta hace poco hoy ya es materia de especulación entre mecánicos electorales.
Será tarea de todos los partidos en contienda motivar a los ciudadanos, la elevada abstención del domingo no debe repetirse, las primarias del 18 de julio darán el primer indicador. De mantenerse el ausentismo electoral, las elecciones de Congreso y Presidente de la República el 21 de noviembre podrían ser decididas por un número reducido de electores, probablemente bastante inferior a la mitad del padrón; de ser así, entonces, nuestra democracia representativa quedaría sumamente debilitada, mientras tiene lugar el desarrollo paralelo de una Convención Constituyente.