Por Walter Krohne
Los resultados de las elecciones intermedias del domingo en México indican que el presidente Manuel López Obrador (AMLO) contaría con el poder político para emprender el segundo tramo de la gestión sexenal con la implementación de la Cuarta Transformación (leer en Kradiario edición Nº1.210).
Si bien hay que esperar cómo quedan asignadas las curules plurinominales para los partidos, hay que reconocer que Morena, como fuerza dominante, tendrá que realizar en la próxima legislatura una ardua negociación política con sus aliados –PT (Partido del Trabajo) y Verde Ecologista–, con el Movimiento Ciudadano e incluso con un sector priísta (el histórico Partido Revolucionario Institucional-PRI) para tener mayoría suficiente en la tramitación de las reformas constitucionales.
Pese a que Morena avanzó obteniendo algunas gubernaturas, en la Ciudad de México, sin embargo, la pérdida de alcaldías y diputados locales aparece como un aspecto preocupante, pues complicará la gobernanza morenista en la capital del país.
A pesar de los inconvenientes –pérdidas y ganancias – el presidente de México Andrés Manuel López Obrador (AMLO) – el inspirador de la Cuarta Transformación mexicana- declaró que “estoy feliz, feliz, feliz con el resultado electoral”.
Morena pierde la mayoría de las alcaldías de la capital. Paga la incapacidad de sus dirigentes para generar bases sólidas que permitan la identificación con un proyecto de nación.
A nivel nacional el asunto no es menor: Morena está lleno de militantes provenientes de otros partidos, que son oportunistas y buscan la tradicional “recompensa”. Y volvemos a lo mismo: ¿dónde están las bases ideológicas que permitan congruencia con un cambio sano y en busca de un nuevo proyecto de nación?
“Tal vez es el momento de dar un golpe de timón y buscar la unión social frente al brutal, despiadado y cínico uso de recursos económicos de empresarios, medios y partidos de oposición que sólo representan a sus propios intereses. Morena debe hacer diferencia, partiendo de su propia casa, opinó el periodista Raúl Rodríguez Martínez, desde Tlalpan. Y justamente en Tlalpan, Morena pierde virtualmente la alcaldía donde residen AMLO y la jefa de Gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum.
De acuerdo con los resultados preliminares y en revisión en Ciudad de México, la alianza entre Morena y el Partido del Trabajo ganó en siete alcaldías, mientras que la alianza PRI-PAN-PRD obtuvo el triunfo en ocho demarcaciones, y el Partido Acción Nacional, en solitario, ganó en una.
Morena apostó casi todo al centro de la disputa, la Cámara de Diputados, que se mantiene igual, lo que hace difíciles los cambios constitucionales estructurales integrales, si bien ha ganado la mayoría de los gobiernos estatales.
Una gran convocatoria
Las elecciones federales y locales, la convocatoria más grande de la historia de México, han dado cuenta del desgaste del partido del presidente, como ha señalado el diario El País, porque la correlación de fuerzas pone límites a su margen de maniobra en el Congreso.
Para impulsar su proyecto político sin trabas y poder aprobar reformas constitucionales, AMLO y su partido Morena, tendrían que haber contado con el apoyo de al menos dos terceras partes de la Cámara baja. Ese es el resorte que necesita, por ejemplo, para destrabar su plan energético, que después del trámite parlamentario quedó paralizado por la justicia.
Los resultados finales reordenarán la proyección de López Obrador, una figura poderosa y carismática, en el mapa político mexicano ante la descomposición de la oposición tradicional, que se precipitó tras su victoria en las elecciones de 2018. La composición en el Congreso, la proyección del partido oficialista y el reparto del poder territorial fijarán también la casilla de salida para las próximas presidenciales de 2024, que ya concentran todas las miradas en un país donde no hay posibilidades de reelección.
En todo caso todo parece indicar que los electores habrían reafirmado su respaldo al plan de AMLO de transformación del país.
La alianza opositora (PRI-PAN-PRD) no logró suficiente fuerza política para frenar al Gobierno federal en su plan de reformas, no obstante, esa coalición permitió al PRI estar como tercera fuerza, y al PAN como segunda en el Congreso y, además, tener poder político en entidades del país.
La participación electoral sigue siendo baja
La participación, según ha anticipado el INE, ha sido cerca de 52%, un dato significativo para unas elecciones intermedias si se compara con otros comicios similares (en 2015, por ejemplo, fue de 48%).
Más de 93 millones de mexicanos estaban llamados a las urnas en el marco de una ola de violencia que ha convulsionado la larga campaña electoral, la más sangrienta de la historia, con alrededor de 800 casos de tiroteos o balaceras, secuestros y 36 asesinatos.
Morena, que ya controla cinco Gobiernos territoriales y el de Ciudad de México, sumaría 16 o 15 (está en revisión) Estados, la mitad de las entidades federativas del país (son 32 de las cuales 31 son estados libres y soberanos en su régimen interior y un Distrito Federal donde residen los Poderes Federales).
Mientras tanto, en el Congreso los partidos tradicionales de la oposición han demostrado que todavía tienen capacidad de reacción. Lo mismo, en la capital, donde las fuerzas críticas a López Obrador se han impuesto en cuatro alcaldías (distritos administrativos en los que está dividida la capital) decisivas: Miguel Hidalgo, Álvaro Obregón, Cuauhtémoc y Azcapotzalco. Logra mantenerse, en cambio, en Iztapalapa, la demarcación territorial más poblada de México.
Mirando al 2024
Ahora comienza de inmediato los primeros preparativos de la carrera electoral presidencial de 2024.
Aunque se trate de una batalla de largo plazo, la atención ya está puesta en la segunda parte del mandato de López Obrador, en las disputas para la sucesión del presidente y en los planes de la oposición, que pese a haber aumentado su presencia en el Congreso carece de liderazgos fuertes.
Pero la lectura reposada de los resultados repercutirá sobre todo en el debate interno en las filas de Morena, donde la jefa de Gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, y el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, se perfilan como favoritos para asumir candidaturas.