Por Carmen Rengel
Aleksandr Lukashenko ha dado una bofetada inaudita a la Unión Europea con la detención del periodista crítico . El último dictador de Europa, en el poder durante los últimos 26 años largos, ha sobrepasado todas las líneas rojas: ha hecho aterrizar a un avión que iba de un país de la UE a otro país de la UE, con la excusa de una amenaza para la seguridad del vuelo, y se ha llevado a un informador que dejó claro a los demás viajeros, mientras se lo llevaban, que se enfrentaba a la pena de muerte. ¿Pero cómo va a actuar Europa ante esta osadía? ¿Qué caminos hay para pedir responsabilidades e impedir que se repita un caso así?
Los hechos
Domingo, 23 de mayo. Minks, capital de Bielurrusia. Un avión de la compañía Ryanair, irlandesa (también comunitaria, por tanto), aterriza en la ciudad, de emergencia. Hay una “potencial amenaza de seguridad”, según las autoridades locales, y es necesario interrumpir el vuelo, que tenía origen Atenas (Grecia) y debía llegar a Vilna (Lituania). El Boeing 737-800, un avión civil, comercial, fue escoltado a tierra por un caza de combate por orden directa del presidente bielorruso, Lukashenko, un dato que ha publicado la propia agencia de noticias oficial, dejando claro que quería que así se supiera. Una vez en tierra, los servicios especiales bielorrusos aseguraron que no habían encontrado explosivos en el aparato.

El avión de pasajero de Irlanda fue obligado a descender por «advertencuia de seguridad » falsa y con el objetivo de detemer al periodista defensor de los derechos humanos por órden de Lukashenko.
Sin embargo, además de revisar los equipajes, los enviados del dictador se llevaron a seis personas: el periodista Roman Protasevich, de 26 años (foto derecha), en el exilio desde 2019, perseguido por “extremista”; la novia de este, y cuatro ciudadanos rusos más de los que no han trascendido datos. El arresto del reportero fue publicado por el Ministerio del Interior bielorruso en su canal oficial de Telegram, pero esa publicación ha sido borrada poco después. No hay más datos sobre su paradero y tratamiento. La Asociación de Periodistas Bielorrusos y la organización de derechos humanos local Viasna han confirmado el arresto y denuncian la ausencia de detalles sobre su estado o su capacidad para tener una justa defensa.
Los demás pasajeros, 170 de 12 nacionalidades diferentes, viajaron a Vilna sin más incidentes tras siete horas de espera en la pista de Minsk.
Por qué se persigue al informador
Protasevich fue director y uno de los fundadores de Nexta y Nexta Live, ambos canales de Telegram que han ayudado a movilizar a la oposición al presidente, especialmente en las manifestaciones que tuvieron lugar en el verano de 2020, cuando reventó el cansancio contra el líder, hasta ahora popular por su gestión económica, pese a sus violaciones en materia de derechos humanos. Si el primer canal tiene 1,2 millones de seguidores, el segundo supera los dos millones. Personas que pueden leer lo que se veta en su país. Peligroso.
El detenido lleva viviendo en Lituania desde hace tres años y ha logrado el estatus de refugiado político. Sin embargo, en su país, se le busca por “organización de disturbios y acciones colectivas que vulneran gravemente el orden público” y por “cometer acciones deliberadas destinadas a incitar la enemistad social”. Por todo ello, podría pasar hasta 15 años preso. El periodista lleva meses en una lista negra elaborada por los servicios secretos de Lukashenko, donde se elevan informalmente las acusaciones a colaboración con actividades terroristas.
Ahora se encontraba en Grecia siguiendo una visita de Svetlana Tijanóvskaya, el mayor demonio contra el dictador, la líder de la oposición, exiliada ella misma a Lituania para salvar su vida.
Cómo lo han arrestado
El arresto es completamente irregular y ahora mismo está rodeado de misterio. Diversos grupos opositores se hacen eco de mensajes que mandó el periodista a sus amigos, antes de embarcar en Grecia, en los que se mostraba nervioso porque notaba cómo un hombre que hablaba ruso le seguía por el aeropuerto y que había intentado sacar fotos a sus documentos. Rusia es el gran aliado con el que cuenta el régimen bielorruso, el que ha ayudado a Lukashenko a mantenerse en el poder y a perseguir a la disidencia.
Los diarios lituanos, de donde ahora era ciudadano, están publicando los detalles más concretos del momento del arresto. Hablan de cómo Protasevich, cuando se dio cuenta de que habían aterrizado en Minsk, “entró en pánico”, que sacudía su cabeza “nervioso”, según el relato de los viajeros que sí llegaron sin más incidentes a destino. Otro pasajero ha contado a la agencia AFP que “no gritaba, pero estaba claro que tenía mucho miedo. Parecía que si la ventana hubiera estado abierta, habría saltado”. Sabía lo que se le venía encima. “La pena de muerte me espera aquí”, lo oyó decir otra viajera.
Cuentan que buscó en sus bolsos un teléfono y un ordenador y se lo dio a la joven que lo acompañaba, pero al final ha sido identificada como su novia y detenida también, con lo que su previsión no ha servido de nada. Sus compañeros de Telegram confirman que le quitaron los privilegios para gestionar uno de los canales en cuanto supieron de su detención, para evitar que las fuerzas bielorrusas se hagan con información sensible.
Qué se va a hacer
Ahora es el momento de actuar en una vía doble: la de los derechos humanos y la de la legalidad internacional. Los grupos opositores ya están tratando de lograr información sobre el terreno, de acceder al periodista, suministrarle un abogado y conocer su estado y los cargos que se le imputan, por más que sea complicado, casi imposible, en un país represor.
Y luego está la investigación de lo ocurrido, donde entra de lleno la UE y su reacción. Los líderes de la Unión Europea han aprobado este lunes nuevas sanciones a Bielorrusia y han pedido la “liberación inmediata” del periodista.
En concreto, han prohibido el espacio aéreo comunitario a las compañías de Bielorrusia, así como prohibirles aterrizar en aeropuertos de la UE y han pedido a las compañías europeas que eviten sobrevolar sobre ese país. También se han comprometido a ampliar la lista de sanciones a Bielorrusia, que actualmente contiene a 88 personas y 77 entidades, entre ellas el presidente Alexandr Lukashenko. Esta nueva lista se deberá acordar “tan pronto como sea posible”, pidieron los Jefes de Estado y de Gobierno en sus conclusiones sobre Bielorrusia aprobadas en el primer día de la cumbre de dos jornadas que se celebra en Bruselas de forma presencial.
“El Consejo Europeo condena enérgicamente el aterrizaje forzoso de un vuelo de Ryanair a Minsk, Bielorrusia, el 23 de mayo de 2021, poniendo en riesgo la seguridad aérea y la detención por parte de las autoridades bielorrusas del periodista Román Protasevich y (su pareja) Sofía Sapega”, han dicho los líderes europeos.
Y pidieron también a la Organización Internacional de la Aviación Civil que “investigue urgentemente este incidente sin precedentes e inaceptable”.
“Secuestro”, “inaceptable”, “escandaloso”, “ilegal”, son algunas de las palabras con las que mandatarios de la UE han definido esta crisis.
Lo cierto es que la UE ya estaba “preparando un tercer paquete de sanciones contra el régimen de (Alexandr) Lukashenko en Bielorrusia” antes de este incidente, dijo a Efe el alto representante de la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, el viernes pasado.
El Ministerio de Asuntos Exteriores checo ha sido el más rápido en moverse, porque ha convocado este lunes a consultas al embajador bielorruso como forma de protesta. Reino Unido, ya fuera de la UE, y EEUU también han pedido explicaciones inmediatas.
Lo que dice Bielorrusia
Para el régimen, todo es perfecto. “No cabe ninguna duda de que las acciones de nuestras autoridades competentes estaban en pleno cumplimiento con las normas internacionales establecidas”, ha dicho el portavoz del Ministerio de Exteriores de Bielorrusia, Anatoli Glaz, en un comentario publicado en la página web de la diplomacia bielorrusa.

Lukashenko: El último dictador de Europa
El portavoz aseguró que el Gobierno podrá “garantizar plena transparencia y, si fuera necesario, aceptar expertos y mostrar todos los materiales a fin de descartar insinuaciones” de la comunidad internacional, adelantándose a las voces que piden cuentas desde Occidente. El Gobierno ha dicho que el hecho de que entre los pasajeros hubiera un “extremista” no influyó en la decisión de “ayudar al avión de pasajeros que informó de problemas”.
No hay constancia de que Ryanair avisase de problema alguno, por el momento. La aerolínea irlandesa señaló en un comunicado que la tripulación “fue notificada por el servicio de control de tráfico aéreo de Bielorrusia de una potencial amenaza de seguridad a bordo y fue instruida a desviar (el avión) hacia el aeropuerto más cercano, Minsk”.

Lukashenko, amigo de Nicolas Maduro de Venezuela
Las autoridades de Bielorrusia han creado una comisión para investigar las circunstancias del desvío del avión, y pretende publicar “próximamente” el resultado de las pesquisas, dijo el Ministerio de Transporte a la agencia rusa RIA Nóvosti. Pero ya afirman cosas tan extrañas como que va a abrir una causa penal por el “hecho de informar falsamente a sabiendas del peligro” de una supuesta bomba. ¿Quién dio el aviso falso, si fueron sus autoridades las que forzaron el aterrizaje?
“Llama la atención la premura de declaraciones abiertamente belicosas de varios países e instituciones europeas. La situación se está atizando de un modo claro y directo. Es deliberadamente politizada, se escuchan acusaciones sin fundamento alguno (…)”, afirmó Glaz, quien acusó a la comunidad internacional de no querer “entender objetivamente” la actuación de Bielorrusia.
Rusia, por su parte, ha ya dicho que lo hecho, bien hecho está. Ha calificado de “brillante operación especial” el arresto del informador y en sus medios afines aplauden a un Lukashenko que “jugó de maravilla”, dicen sus comentaristas.
Fuente; The Huffingtonpost.