Por Alejandra Pataro (*)

Cuando Thomas Friedman, en su columna “Israelíes, palestinos y sus vecinos están preocupados: ¿Acaso llegó la hora de la verdad?” (publicada en The New York Times), intenta explicar los motivos que llevaron a la actual crisis en Oriente Medio, termina enumerando una serie de factores que a la larga componen un enredo tan intrincado que el propio autor admite: “todo este lío hace que un nudo gordiano parezca sencillo de desenredar”.

La actual crisis en Gaza, en síntesis, es la sumatoria de hechos que ocurrieron, como dice Friedman, en “tiempos sagrados” y “territorios sagrados”, como el Ramadán de los musulmanes o la celebración del Día de Jerusalén para los judíos, en un escenario que es aún la herida sangrante de un conflicto abierto: la ciudad santa de Jerusalén.

Los tiempos políticos tampoco ayudan. “La interna palestina está al rojo”, explicó a Clarín fr Buenos Aires el periodista argentino residente en Israel, Marcelo Kisilevski. A lo que habría que agregar la profunda crisis política israelí y su incapacidad de formar gobierno después de cuatro elecciones, con una quinta posiblemente en puerta.

Entre las llamas, quedan las víctimas de uno y otro lado, y resuena la pregunta de si este conflicto terminará en una nueva Intifada, en otra guerra. Según Kisilevski, “todo está abierto”.

(*) Columnista de Clarín de Bu enos Aires