Los precios al consumidor en Estados Unidos aumentaron un 4,2% en abril respecto al mismo mes de 2020 y la inflación interanual se ubicó en el 3%, dijo este miércoles el Departamento de Trabajo, el mayor aumento interanual de precios desde el 2008.

Como resultado, excluyendo los precios volátiles de la energía y los alimentos, la denominada inflación subyacente fue de 0,9% en un mes, el mayor aumento desde abril de 1982. Y del 3% en un año. En marzo, esa cifra se había ubicado en 2,6%.

Hay inversionistas que temen que las presiones inflacionarias debiliten la incipiente recuperación económica surgida tras la severa contracción a raíz de la pandemia del coronavirus.

En comparación con marzo pasado, el índice de precios al consumidor subió un 0,8% en abril, muy por encima de las expectativas e impulsado por aumentos generalizados de precios, incluidos de los vehículos usados y los alimentos, según el informe.

La pregunta que ahora enfrentan los mercados y los economistas es si esta subida de precios durará o se estabilizará.

Muchas empresas han informado, al publicar sus resultados trimestrales, aumentos de precios, reales o futuros.

La aceleración de la marca interanual, que en marzo había alcanzado el 2,6% se explica por el incremento de precios, medidas erróneas de la administración Biden – como el freno a la industria del petróleo- y exceso de dinero en circulación con un alto déficit de suministros en casi todos los sectores de la economía.

La aprobación del paquete de ayuda por 1,9 billones de dólares, que fue aprobado por el Congreso federal, fue catalogado por expertos como «innecesario y perjudicial» para la economía, con una deuda nacional que ya supera los 30 billones de dólares.

El alza mensual se debió, a diferencia de meses anteriores, a los incrementos de bienes y servicios y no a los de los combustibles.

Entre las alzas, la de los autos usados, muy populares desde el inicio de la pandemia que ha alejado a muchos del centro de las ciudades, continuó subiendo, registrando con respecto a marzo el mayor incremento desde que se empezaron a registrar estos datos en 1953.

Además, subieron las tarifas de hotel, boletos de avión, recreación, seguro de automóvil y mobiliario, detalla el Departamento de Trabajo.

Otro índice, el PCE, que es utilizado por la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), había reportado un aumento del 2,3% en marzo en un año, por encima del objetivo del 2% de la Fed.

El nerviosismo recorrió ya antes del anuncio oficial los mercados . Pese a los esfuerzos de las autoridades estadounidenses por minimizar la amenaza que supone la subida de los precios para la recuperación, los inversores desconfían de sus consecuencias, y temen que propicie una subida de tipos de interés por parte de la Reserva Federal más rápida de lo previsto.

Consecuencia de la suba inflacionaria

Las Bolsas europeas pagaron la incertidumbre al otro lado del Atlántico con una caída del 2,12% en el Eurostoxx50, que agrupa a las 50 mayores empresas europeas del continente. El Ibex 35 también cerró con fuertes caídas, del 1,72%, similares a las de las plazas de Fráncfort y París. Mientras, los parqués estadounidenses, tras un comienzo claramente a la baja, lograron ahuyentar parcialmente los fantasmas y remontar algo el vuelo conforme avanzaba la jornada: el Dow Jones recula el 1,4%, y el Nasdaq tecnológico se mantiene prácticamente plano mediada la sesión tras sufrir pérdidas cercanas al 2% en la apertura, que se sumaban al 2,5% que se dejó ayer.

El cóctel de elementos que hacen sospechar el efecto postinflacionario es variado. Hay un fuerte aumento del precio de las materias primas, con el cobre y el hierro en máximos históricos, y el petróleo por encima de sus niveles prepandemia. El auge de la demanda global ha provocado un cuello de botella en la producción de dispositivos electrónicos que ha causado escasez por la falta de chips, y al reducirse la oferta, los precios pueden subir más fácilmente. El ahorro embalsado durante la pandemia dota de capacidad de compra a aquellos que han seguido percibiendo sus salarios pero no han tenido oportunidad de gastar tanto como antaño. Y los cuantiosos estímulos lanzados por el Gobierno de EE UU en forma de cheques para millones de sus ciudadanos, el último, de 1.400 dólares, entregado recientemente, inyecta nueva energía al consumo.