Comenta Martín Poblete Pujol
La decisión, no es un fallo, de una mayoría de integrantes del Tribunal Constitucional de «no acoger a trámite» una clarísima reserva constitucional enviada por el gobierno, constituye grave falta en el cumplimiento de sus deberes por parte de esos individuos; ¿fueron cobardes mediocres pusilánimes? Tal vez las tres cosas. En tiempos de crispación y polarización políticas, siete integrantes de dicho tribunal declinaron asumir sus deberes, procedieron a devolver un importante asunto enviado a su atención, precisamente para resolverlo en el marco de su autoridad y atribuciones. Se dice y habla de supuestas cuestiones personales entre integrantes del Tribunal Constitucional, pero esos conventilleos son irrelevantes.
Deben haber sido momentos amargos los de ayer en la sede del gobierno, como José Manuel Balmaceda en el otoño de 1891, Sebastián Piñera Echenique ha quedado solo, muy solo, en el Palacio de La Moneda, su Comité Político integrado por hombres y una mujer jóvenes para las responsabilidades de sus cargos; la mayoría de diputados y senadores en los partidos de la coalición Chile Vamos abandonaron al gobierno del cual, se supone, forman parte, dejando al Presidente Piñera sumamente debilitado, con limitada capacidad de maniobra.
Con apenas diez meses y algunos días de mandato por delante, sus posibilidades de tomar iniciativas son escasas, las confianzas con su propia coalición quebradas, así lo indica la decisión de Piñera de promulgar el proyecto del 10% tal cual fue votado en el Congreso, la opción de vetarlo selectivamente anulada al no tener con quienes defender sus vetos; la mayoría de diputados y senadores de RN y la UDI preocupados de su reelección, los candidatos presidenciales de los mismos partidos interesados en sacar dividendos de la situación aún a expensas del mandatario a quien debían apoyar. Algo tiene que ver en todo esto la persona de Sebastián Piñera. Tiene Piñera posibilidades reales de reparar sus relaciones con las dirigencias de la coalición Chile Vamos? Difícil, dudoso, improbable; con la oposición menos, los tiburones captan finamente sangre en el agua, los políticos vulnerabilidades de quienes tienen al frente.
El 15 y 16 de mayo próximos están agendadas cuatro elecciones: alcaldes, concejales, gobernadores regionales, y constituyentes; los sucesos de las últimas semanas debieran reflejarse en las decisiones de los ciudadanos, de quienes salgan a votar en esos días; sin embargo, las restricciones impuestas por la emergencia sanitaria nacional han impedido tener buen pulso del devenir electoral, los partidos y sus candidatos no han podido desplegarse de forma habitual en estos casos. Las proyecciones, pocas, conocidas no son confiables; llegaremos a esas elecciones con grados de considerable incertidumbre, sería del todo deseable tener más del 50% del padrón concurriendo a votar.