Por Walter Krohne
Rusia anunció este viernes que expulsará a 10 diplomáticos estadounidenses en respuesta a una decisión similar adoptada en la víspera por el presidente Joe Biden, como sanción al ciberespionaje ruso y su intervención en las elecciones (de 2016 cuando la demócrata Hillary Clinton perdió frente al republicano Donald Trump en un resultado poco claro y también en la última elección en 2020). Sobre esto los servicios de inteligencia de Estados Unidos han hallado rastros de interferencia rusa, especialmente de 2016.
Estados Unidos lanzó ofensivas diplomáticas y financieras contra funcionarios y empresas rusas este jueves por intromisión electoral y ciberataques vinculados a Moscú.
El ministro del Exterior ruso, Serguéi Lavrov, precisó en rueda de prensa que Moscú elaborará además una «lista negra» de ocho funcionarios y adelantó otras sanciones contra fundaciones y organizaciones estadounidenses que asegura interfieren en los asuntos internos de Rusia.
Lavrov sostuvo que el presidente ruso, Vladimir Putin, «ha aprobado estas medidas en respuesta a los actos absolutamente inamistosos y gratuitos anunciados por Washington contra Rusia, nuestros ciudadanos, personas físicas y jurídicas, y nuestro sistema financiero».
El funcionario advirtió que en caso de que prosiga el actual «intercambio de cortesías», Moscú pedirá a Washington que reduzca el número de sus diplomáticos en territorio ruso de los actuales 450 a 300, en paridad con la presencia rusa en EE UU.
Ya hubo un primer incidente
El presidente Putin contraatacó después de que su homólogo estadounidense, Joe Biden, dijera en una entrevista televisiva reciente con la cadena estadounidense ABC que lo consideraba un «asesino» Leer en Kradiario (Año 11 – Nº 1.199 17-3-2021).
La respuesta del mandatario ruso fue contundente: «Hace falta ser uno para reconocer a otro», dijo Putin en la televisión rusa, donde desafió a Biden a debatir con él en vivo próximamente.
Putin niega que sus servicios de seguridad hubiesen intentado matar al opositor político Alexei Navalny. Rusia llamó entonces a consultas a su embajador en EE.UU. para evitar el «deterioro irreversible» de los vínculos entre ambos países, según un portavoz en Moscú. Los medios en Europa y en el mismo Estados Unidos calificaron la declaración de Biden como “sin precedentes” en las relaciones ruso-estadounidenses.
El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, demandó una explicación, al tiempo que el portavoz de Putin juzgó el comentario como una clara señal de que Biden no tiene intención de reparar las relaciones con Rusia.
El portavoz de Putin, Dimitri Peskov, dijo previamente que las últimas acusaciones de Estados Unidas no están respaldadas por ninguna prueba y que dañarán más las relaciones bilaterales.
Al anunciar la decisión de llamar a consultas a su embajador, el canciller ruso dijo: «Lo más importante para nosotros es identificar vías para reconducir las relaciones entre Rusia y EE.UU. que pasan por tiempos difíciles y que, de hecho, Washington ha llevado hasta un callejón sin salida».
¿Qué prometió Biden?
Biden le dijo a ABC News en marzo de este año que, durante la conversación telefónica que él mantuvo a finales de enero con Putin, le advirtió sobre una posible respuesta a la supuesta interferencia electoral rusa en EE UU.
«Pagará un precio», dijo Biden en la entrevista. Ante la pregunta de cuáles serán las consecuencias el presidente respondió: «Lo verán pronto» (¿será este preanuncio parte de lo que ha ocurrido esta semana entre ambas potencias?).
Cuando se le preguntó si pensaba que Putin era «un asesino», Biden dijo: «Lo pienso».
Hace 10 años, cuando era vicepresidente durante el mandato de Barack Obama, Biden tuvo un encuentro con Putin en el Kremlin en un momento en el que el presidente ruso ejercía como primer ministro ruso. Biden se refirió en esa ocasión a Putin como «matón del KGB», en alusión a su pasado en el servicio secreto soviético.
Desde ya, otra muestra de estas relaciones debilitadas o en deterioro es que Putin tardó varias semanas después de celebrarse las elecciones presidenciales de EE UU (el 3 de noviembre pasado) en felicitar a Joe Biden y reconocerlo como ganador.
El mismo Putin dio la explicación de su atraso: «Esperaba la confirmación tras el recuento oficial del Colegio Electoral, que es el último trámite que se cumple dentro del engorroso sistema electoral estadounidense».
Los medios de comunicación de EE UU proclamaron de inmediato la victoria de Biden y los principales líderes mundiales le felicitaron. No así Putin, quien dijo que esperaría al resultado oficial para felicitar al vencedor de los comicios.
Donald Trump, cuya victoria en las presidenciales de 2016 causó regocijo en el Kremlin y en el resto de la élite política rusa, terminó decepcionando a Putin. Con él se incrementaron las sanciones contra Rusia, se malograron importantes acuerdos de desarme y se agravaron las tensiones geopolíticas en general.
Sin embargo, en Rusia no se espera nada mejor de Biden. La portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, aseguró recientemente que en Moscú no se cree que vaya a haber un cambio significativo en las relaciones con Washington con la llegada de Biden al poder.
Al menos el tema de las armas nucleares está controlado
Putin había expresado su esperanza de que la postura de Biden frente al control de armas era un elemento importante para una «posible interacción en el futuro». Pero no ha sido así, aunque EE UU y Rusia, en febrero, dos días antes de que el New Start expirara (5 de febrero), Washington reivindicó la importancia de este tratado “en tiempos de tensión” y renovó por cinco años el compromiso que limita el número de armas estratégicas entre ambos países. El nuevo presidente estadounidense, Joe Biden, acordó con su homólogo ruso, Vladimir Putin, mantener vivo el acuerdo.
Aunque durante los últimos cuatro años las denuncias de injerencia rusa en EE UU han sido continuas, Putin y el presidente saliente de EEUU, Donald Trump, mantuvieron una buena sintonía personal, todo lo contrario que entre el líder ruso y Barack Obama (2008-2016).
Los expertos rusos consideran que la llegada de Biden al poder no mejorará la relaciones entre Moscú y Washington, que se encuentran en su peor momento desde la Guerra Fría (en tiempos de la Unión Soviética).