Fue un trágico desenlace para tres hermanas mexicanas que buscaban llegar al noroeste de Estados Unidos impulsadas por el hambre y la falta de trabajo en territorio mexicano, donde se dedicaban a cosechar fresas.
Las faltas de oportunidades las llevó a la muerte en condiciones brutales en el pueblo donde vivían en México, en el estado de Oxaca. A principios de 2020 cada una le pagó 8,500 dólares a una organización de traficantes de personas en Tijuana, México. Les asignaron dos coyotes inexpertos y todo salió mal.
La Patrulla Fronteriza mexicana cree que las hermanas Santos Arce cruzaron hacia California en febrero de 2020 por un segmento en la región de Campo, en el este de Tecate, donde una pequeña barrera metálica separa a los dos países. Es un paso habitual de coyotes. Los guías eran los hermanos Cecilio y Ricardo Ríos Quiñones, quienes conocían muy poco el terreno.
Los traficantes experimentados llevan a los indocumentados hacia caminos donde los recogen sus cómplices en camionetas con remolques para caballos y en otros vehículos grandes. Pero los hermanos Ríos Quiñones caminaron por la ruta más peligrosa, buscando evitar a los agentes migratorios.
Los cinco avanzaron durante dos días por una montaña conocida como Sierra de La Posta, que tiene una altura de 4,000 pies (unos 1.219 metros) Recorrieron cuesta arriba unas 16 millas (25 kilómetros), entre cañones, piedras y matorrales. Esa no fue la única dificultad que enfrentaron: les llovió y terminaron atrapados bajo una nevada.
Las hermanas Juana, Margarita y Paula Santos Arce caminaron durante un día y medio. Las guiaron hacia la que es considerada una trampa mortal para los inmigrantes, las montañas de Otay Mesa, en California. Subieron una colina en medio de una nevada y las tres fallecieron de hipotermia.
La Patrulla Fronteriza mexicana cree que las hermanas Santos Arce cruzaron hacia California en febrero de 2020 por un segmento en la región de Campo, en el este de Tecate, donde una pequeña barrera metálica separa a los dos países. Es un paso habitual de coyotes. Los guías eran los hermanos Cecilio y Ricardo Ríos Quiñones, quienes conocían muy poco el terreno.
Los traficantes experimentados llevan a los indocumentados hacia caminos donde los recogen sus cómplices en camionetas con remolques para caballos y en otros vehículos grandes. Pero los hermanos Ríos Quiñones caminaron por la ruta más peligrosa, buscando evitar a los agentes migratorios.
Los cinco avanzaron durante dos días por una montaña conocida como Sierra de La Posta, que tiene una altura de 4,000 pies (unos 1.219 metros) Recorrieron cuesta arriba unas 16 millas (25 kilómetros), entre cañones, piedras y matorrales. Esa no fue la única dificultad que enfrentaron: les llovió y terminaron atrapados bajo una nevada.
Se enfrentaron a temperaturas tan bajas como 30 grados Fahrenheit (menos un grado centígrado) y la cima del cerro se cubrió de nieve. Ninguno tenía la ropa adecuada para abrigarse.