Por Juan G. Reyes (*)

                                                          Enviado por Daniel Lillo

Hubo un país, llamado Chile, “fértil provincia, señalada de la región antártica y famosa”2, que en octubre 2020 llegó a tener aproximadamente 1.500 casos nuevos de CoVid-19 por día (Figura 1). Ese fue un momento, luego de cuarentenas dinámicas y cuarentena total de la RM y muchas otras zonas, en que un potente sistema de Testeo (exámenes RT-qPCR para CoVid), Trazabilidad (seguimiento de los casos y sus contactos cercanos y realización a todos ellos de exámenes RT-PCR) y aislamiento de todos los PCR+ (sistema TTA), habría permitido controlar a los contagiados y, en principio, se podría haber bajado aún más el número de contagios diarios.  Pero ¿qué pasó? ¿Algo falló en el sistema TTA? ¿o su implementación había sido pobre?, poniendo el Gobierno y sus asesores más énfasis en otras medidas, y no en la metodología que sí permite controlar el número de personas con CoVid-19 activo que deambulan por el territorio.

No fue por falta de la capacidad del sistema de hacer exámenes, que, gracias al actuar mancomunado de universidades, laboratorios de hospitales y privados ha llegado a efectuar cerca de 70.000 exámenes diarios, es decir 45 veces los nuevos casos diarios que se veían en octubre 2020 (Figura 2). Efectivamente, en octubre 2020 se llegaron a realizar 30.000 exámenes diarios. Aunque en algunos casos con un retardo de varios días en los resultados, principalmente por pobre gestión e inadecuado transporte de muestras a nivel nacional. Y el TTA tampoco parece haber fallado por la capacidad del personal entrenado para tomar exámenes, porque si lo hicieron en puntos álgidos de la pandemia. ¿O fueron estos últimos movilizados a hacer otras labores en noviembre-diciembre 2020?

Pero la trazabilidad del CoVid-19+ y sus contactos cercanos, así como el aislamiento no habían sido fortalecidos a octubre 2020, a pesar de las advertencias que se habían hecho por Instituciones que saben mucho de Salud Pública y Epidemiología.

No es por “echarle pelos a la sopa”, que está bien espesa, pero hay que compararse con los países que lo han hecho bien y no con los que andan perdidos como el nuestro. Y ¿cómo lo hicieron en Islandia, Nueva Zelandia, Australia, Taiwán, Corea del Sur y otros países, para contener la pandemia? Los políticos dejaron su adictivo protagonismo y se dejaron guiar por los que saben de ciencia y salud, especialmente de salud pública.

Cada vez está más claro que las 5 áreas de medidas asociadas a manejo efectivo de la pandemia (y de cualquier pandemia) parecen ser, además de la vacunación:

  • Mascarilla obligatoria en lugares públicos con poca ventilación y en lugares ventilados con personas pasando a menos de dos metros, frecuente lavado de manos con jabón o uso de alcohol gel, y ventilación con aire limpio de lugares cerrados.
  • Acción temprana y efectiva para controlar las fronteras y monitorear las llegadas de viajeros
  • Prueba, seguimiento y localización de todos los casos sospechosos de infección (TTA).
  • Asistencia social para quienes están en cuarentena para evitar incrementos de densidad poblacional y riesgo de infección, y así contener el virus
  • Liderazgo eficaz y mensajes públicos coherentes y oportunos.

En cuanto a la vacunación, no está claro que contenga los contagios, aunque sí parece ser efectiva en la disminución de las muertes7.

El obletivo de manejo de toda pandemia es lograr un estado estacionario de aparición de nuevos casos o visto de otra forma, conseguir un incremento lineal de casos totales en lugar del devastador crecimiento exponencial que se ha visto en las partes ascendentes de las olas. Los nuevos casos son casi inevitables por escape de control en aeropuertos y otros sitios de entrada al país, y escapes del sistema de TTA. Es por eso que es tan importante mejorar la capacidad del sistema TTA para contener la propagación de los contagios, como lo ha dicho el Colegio Médico3. Dependiendo de la capacidad de TTA y sistema de salud habrá un número de casos que oscilará alrededor de un valor.

Y es el sistema político el que tiene entonces que decidir cuál es el valor éticamente aceptable o si mejora el TTA para evitar muertes innecesarias y cuanto gasto es posible hacer.

No veo al Gobierno pensar en hacer este acercamiento estratégico. Lo que se intentó o no se hizo a principios de 2021 fue determinante de la 2a ola y de la 3a que estamos viviendo. Las incoherencias e ideas absurdas que hemos visto, como empleo infructuoso de cuarentenas dinámicas y no completas, hablar precipitadamente de pasaporte sanitario e inmunidad de rebaño, «hablar del virus buena persona». El descartar y no aprovechar espacios abiertos para el arte y el deporte, sobrevaloración exitista del plan de vacunación, desconocimiento de las realidades de pobreza y hacinamiento, discontinuidad en políticas de ayuda -como la entrega de alimentos-, falta de políticas transversales de apoyo, uso mediocre de los recursos digitales que faciliten el manejo de la crisis. Todo eso ha sido la “lucha” infructuosa por contener la pandemia en Chile. Y ¿ha habido medidas adecuadas? Sí, por eso la primera ola bajó, y la segunda olita fue suave, pero el exitismo apresurado, la prevalencia de criterios económicos y otros  errores como el permiso universal de vacaciones, la apertura de gimnasios y ceremonias religiosas en fase 2 y otras, nos tienen con la tercera ola encima.

¡Tendremos Pandemia de CoVid-19 para rato si se recurre principalmente a confinamiento y aumento de camas UCI, por falta de criterios epidemiológicos y políticos!

Eso sirve, pero más importante aún, es el fortalecimiento de sistemas TTA tanto en su eficiencia y eficacia. Desgraciadamente eso no se está haciendo por malas decisiones políticas, porque recursos y personas adecuadas hay. Será preciso vacunar a los inspectores-trazadores con una vacuna que genere inmunidad con la primera dosis, o que requiera una sola dosis lo que es perfectamente posible.

Si el gobierno y los políticos no atinan ahora mismo, tendremos olas (o tsunamis) sucesivas, más muertes, sufrimiento, quiebra de PyMEs, pérdidas de empleo. La gran mayoría con “el agua al cuello”, pero los súper ricos y altos funcionarios de Gobierno parece que ¡Muy bien gracias!

(*) Bioquímico – Ph.D. (Harvard University) y miembro de Fundación Acción de Convergencia Cívica

(*) Enviado por Daniel Lillo