Por Gonzalo Mingo Ortega

Revisando la prensa, encontré voces que están empujando e incitando a suspender los torneos del fútbol profesional chileno. Dada la crisis sanitaria, padecemos de una u otra forma el dolor y las restricciones todos los días, desde hace mucho tiempo. Visto en abstracto, puede que esas voces tengan razón, pero es de esperar que no estén contaminadas por otros intereses que no sean los sanitarios.
Despejando la intencionalidad, y sin filosofar ni profundizar de fútbol, creo que no se debe suspender el torneo. Lógicamente hay que respetar todos los protocolos sanitarios y de seguridad correspondientes. Pero que el fútbol siga funcionando es tarea y responsabilidad de todos los estamentos relacionados directamente con la actividad. Tendrán que hacer los mayores esfuerzos en ponerse de acuerdo, por ejemplo, en cuanto a los aforos de cada plantel, del personal de seguridad, del equipo de transmisión. Si no lo entienden, los principales perjudicados serán ellos mismos; no hay que olvidar que hay fútbol en otros países y que también llegan a nuestras pantallas. Como defensor de la actividad futbolística creo que en estos momentos que estamos encerrados en las casas es muy importante la salud mental y psicológica de los integrantes que habitan en el hogar, y una de las sanas distracciones es el fútbol. Hay algunas curiosidades que se producen y que entretienen; he sabido que algunos “negocian” fútbol por teleseries o fútbol por regalos… en fin esto da para mucho, pero lo importante es que es un pretexto de entretención. En esta etapa de la pandemia, pienso que el futbol es una actividad esencial.

Antes los partidos se veían en los estadios, pero hoy solo en casa por la pandemia.
Sin embargo, los defensores tienen qué decir. El escritor Eduardo Galeano expresó“que el fútbol es la única religión que no tiene ateos”. Como buen uruguayo, confesaba que no podía resistirse al encanto del balompié, que era algo que llevaba en los genes. Y el ya fallecido escritor chileno Roberto Bolaño, que confesaba ser hincha del Ferrobádminton, equipo que desapareció el año 1969, señaló que sus héroes reales eran “los mismos que ya he mencionado siempre, Misael Escuti y Honorino Landa, y añadiría a los escritores Charles Baudelaire y a Oscar Wilde”. Ustedes comprenderán que, al margen de su literatura, Bolaño es mi ídolo.
He recurrido a cuatro famosos escritores que tienen una visión particular sobre el fútbol y los he dividido en detractores y defensores. El escritor argentino Jorge Luis Borges lo define así: “El fútbol es popular, porque la estupidez es popular”. El escritor italiano Umberto Eco, dijo: “Yo no odio al fútbol, odio a los aficionados al fútbol”. No necesito aclarar que no comparto estas definiciones.