Este domingo 11 de abril, más de 13 millones de ecuatorianos acudirán a las urnas para elegir al nuevo presidente del país en segunda vuelta. El 7 de febrero pasaron la primera barrera el candidato de la alianza CREO-PSC, Guillermo Lasso, con un 19,74% de los votos en los comicios del 7 de febrero, mientras que el candidato correísta Andrés Arauz logró el 32,72%.
Arauz, delfín del exmandatario socialista Rafael Correa (2007-2017-foto izquierda), y Lasso, un exbanquero conservador y acérrimo opositor del exgobernante, compiten para suceder al presidente Lenín Moreno, que, tras cuatro años de presidencia, entregará el poder el 24 de mayo. Para algunos analistas va a ser una lucho codo a codo, aunque otros opinan que Arauz tiene ya ganada la carrera.
Tras la accidentada primera vuelta del 7 de febrero, en la que el líder indígena de izquierda Yaku Pérez denunció fraude al quedar marginado del balotaje por 0,35 puntos porcentuales frente a Lasso, el Pachakutik, brazo político del mayor movimiento indígena, que ya obtuvo

Yaku Pérez (derecha) y su movimiento indígena Pachakutik también tendrá algo que decir en el balotaje.
la segunda fuerza electotal en el Parlamento, ha dejado abierto el destino en el balotaje del 20% de votantes de sus seguidores de la primera vuelta.
Varias encuestas colocan por delante, con casi una decena de puntos, a Arauz, quien en la primera ronda sacó una diferencia de 13 puntos para ganar con el 32,72% de los sufragios.
Pero la última encuesta de la investigadora Market vaticina un “empate técnico” entre Arauz, de 36 años y candidato de la coalición de izquierdas Unión por la Esperanza (Unes), y Lasso, de 65 y fundador del movimiento Creando Oportunidades (Creo). Según esta encuesta, el 50% votará por Arauz y el 49%, a Lasso, con una desigualdad de unos 70.000 sufragios.
Con esta proyección, el panorama se ve “incierto, existiendo por ahora un cuadro electoral que sigue plenamente abierto.
El número de indecisos, que al final de la primera vuelta rondaba en un 35%, ha bajado a un 8%. La encuesta CEDATOS cerrada al 30 de marzo, dio 52% a Lasso y 48% a Arauz.
La victoria en primera vuelta, apoyada en la imagen del todavía popular expresidente Rafael Correa, le dio a Arauz cierta superioridad frente a Lasso.
Después de dejar el cargo en 2017, el exmandatario se mudó a Bélgica con su esposa de esa nacionalidad. Ya en esa fecha comenzaron a aparecer juicios en su contra y empezó una disputa con su exaliado Moreno (actualmente en el poder) y finalmente el ex presidente, que gobernó durante una década, fue condenado en ausencia a ocho años de cárcel por corrupción.
Dos modelos
En este balotaje hay dos modelos políticos y económicos en juego. Por un lado, el retorno de la izquierda con UNES y, por otro, la consolidación de la derecha con Creo-PSC tras el giro que dio Moreno, quien llegó al poder impulsado por Correa y termina su mandato respaldado por empresarios y organismos como el FMI.
La campaña se cerro anoche en Quito y Guayaquil bajo todas las restricciones por el Covid del Consejo Nacional Electoral (CNE) que solo autorizó caminatas y caravanas, con aforo reducido.
Este jueves Arauz sumó el respaldo del Frente Nacional Social Demócrata y de la Red de Institutos Técnicos en el sur de Quito. Por la tarde, hizo su cierre de campaña en Guayaquil.
Lasso, en cambio, estuvo en el Reloj Solar Quitsato, en Cayambe, visitó el Santuario de El Quinche y encabezó una caravana en chiva por el centro y sur de la capital.
Las opiniones y análisis
Para el sociólogo Javier Rodríguez (imagen izquierda), de la Universidad de Wisconsin-Madison de EE UU, los resultados de la primera vuelta mostraron cuatro candidaturas competitivas, un gran número de candidaturas sin respaldo popular, y ratificaron a la Revolución Ciudadana como la primera fuerza política, seguida de Guillermo Lasso de CREO. En este escenario, tanto el candidato Andrés Arauz como Guillermo Lasso habrían presentado un retroceso si se compara las votaciones de sus fuerzas políticas en 2013 y 2017. Sin embargo, se resalta que la votación del correísmo se fortaleció en provincias de la Costa ecuatoriana, específicamente en Guayas, Manabí y Los Ríos.
En el caso de Guillermo Lasso, su rendimiento fue menor que en las elecciones presidenciales anteriores en la mayoría de provincias, logrando solo resultados más favorables en la Amazonía y Sierra centro y sur. En el caso contrario, se encuentran Yaku Pérez y Xavier Hervas, quienes lograron resultados inesperados en Cuenca y Quito, respectivamente. En este contexto y respondiendo a otra interrogante sobre la segunda vuelta electoral, Rodríguez señala que es posible regresar a un punto de equilibrio para Lasso en la Sierra centro y sur y la Amazonía, recuperando los votos que no obtuvo en la primera vuelta. En el caso de Arauz es probable que el punto de equilibrio se dé en Manabí y Los Ríos. En ese sentido los votos que podrían definir la contienda se centrarán en Quito, Azuay y posiblemente Guayas, según Rodríguez.
Por su parte, Cristina Rosero, de la Red de Politólogas, puso acento en el contexto en que se ha desenvuelto el proceso electoral ecuatoriano. Al panorama de crisis general que se vive actualmente, sanitario, social y económico, se suma la reavivación de la memoria del campo popular organizado de los años 90, en donde Pachakutik logró construir una alianza entre varios actores sociales y presentó una agenda con intereses generales al país.
Según Rosero (imagen izquierda), un punto clave para entender las elecciones tiene que ver con una reacción popular contra los discursos radicales de las élites económicas y conservadoras, las cuales presentan argumentos que no son consecuentes con los derechos humanos. Por otro lado, recientes reformas cambiaron varios aspectos en el proceso electoral como el método de asignación de escaños, la forma de votación en listas cerradas y bloqueadas y los cambios sobre aspectos de paridad de género. Sobre este último punto, Rosero indica que, en comparación a elecciones pasadas, para el caso de mujeres asambleístas electas, por ejemplo, su participación en el 2009 fue del 43%, en el 2013 fue del 49,7%, en el 2017 el 48% y, actualmente, se llegó apenas al 37%. Según Rosero, los resultados de las elecciones presidenciales permitirán conocer cómo se conformará la Asamblea Nacional, sus posibles alianzas internas y negociaciones para conocer el rumbo que tomará el país en su agenda política y pública.
Por otra parte, Arauz enfrenta las críticas del correismo al que él está vinculado, que dicen que en el 2013 Rafael Correa afianzó las bases del modelo autoritario-competitivo iniciado en 2007. Más allá de la infraestructura y la inversión pública -que cualquier gobierno con recursos económicos también habría podido hacer-, la administración de Correa se caracterizó por la persecución a todo aquel que planteara una opinión contraria a su gestión.