El miedo a Lula ha movilizado de urgencia al presidente brasileño, Jair Bolsonaro, porque lo primero que debe resolver es la profunda crisdis sanitaria en este país, desastre que le podría jugar en contra , especialmente ahora que en el escenario político reaparece Lula da Silva en gloria y majestad y que sería el posible candidato progresista a las elecciones presidenciales de 2022, lo que le significaría para el actual Mandatario un serio inconveniente en su deseo de ser reelegido para un nuevo período.
Las muertes diarias por el coronavirus en Brasil superan las 2.000, lo que lo convierte en el segundo país con mayor número de fallecimientos por esta causa, después de Estados Unidos.
El epidemiólogo Pedro Hallal, que trabaja en el estado sureño de Rio Grande do Sul, habla de una situación de desbordamiento que implica un peligro que se proyecta más allá de las fronteras del gigante sudamericano.
«21% de todas las muertes ocurridas en el mundo en un solo día de la última semana (el 9 de marzo) por covid-19 ocurrieron precisamente en Brasil, un país que solamente tiene el 2,7% de la población mundial. Entonces, esto es enorme. Brasil se está convirtiendo en una amenaza para la salud pública global», dijo Hallal a la BBC.
El miércoles 10 de marzo, el país registró 79.876 nuevos contagios confirmados, el tercer número más alto en un solo día, mientras que el número total de muertes relacionadas con el covid-19 alcanzó las 270.656, según cifras de la Universidad Johns Hopkins de EE.UU.
Eso quiere decir que Brasil tiene una tasa de 128 muertes por cada 100.000 habitantes, lo que le coloca en el puesto 11 entre los 20 países más afectados del mundo. Las tasas más altas se encuentran en la República Checa con 208 muertes por cada 100.000 personas y en Reino Unido con 188 muertes por cada 100.000 personas, según los reportes de la Universidad Johns Hopkins.
Margareth Dalcolmo, médica e investigadora de la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz, un centro de investigaciones científicas ubicado en Río de Janeiro), describió la situación como «el peor momento de la pandemia en Brasil» y muchos centros de salud están desbordados por el elevado número de hospitalizaciones.
En todo Brasil, las unidades de cuidados intensivos (UCI) están a más del 8O% de su capacidad, según la Fiocruz. Y en 15 capitales estatales, las UCI están a más del 90% de su capacidad, incluso en Río de Janeiro y Sao Paulo.
La prensa brasileña afirma que la capital, Brasilia, ha alcanzado la capacidad total de las UCI, mientras que dos ciudades, Porto Alegre y Campo Grande, han superado esa capacidad.
En su informe, la Fiocruz advirtió que las cifras apuntan a la «sobrecarga e incluso el colapso de los sistemas de salud».
Este lunes Bolsonaro realizó una segunda ronda de consultas con médicos para nombrar a un nuevo ministro de salud. Esto lo hace presionado por sus aliados de centroderecha del Congreso ante la crítica situación por la pandemia. Desde mayo pasado el Ministerio de Salud está a cargo del general en actividad Eduardo Pazuello.
El Gobierno informó en un comunicado que el presidente conversó el domingo en la residencia oficial con la cardióloga Ludhmila Hajjar, una crítica de la gestión oficial de la pandemia y favorable a las cuarentenas y medidas de restricción para frenar los contagios.
El cambio es defendido públicamente por el principal socio del Gobierno, el presidente de la Cámara de Diputados, Arthur Lira, del conservador Partido Progresista y líder del sector de la derecha conocido como «Centrao».
El general Pazuello negó su renuncia el domingo y dijo que permanecerá en el cargo hasta que lo decida el presidente, en un mensaje que su oficina de prensa envió a CNN Brasil.
De todos modos, el «operativo salida de Pazuello» necesita, según analistas, no erosionar la base militar del gobierno de Bolsonaro, quien desde el inicio de la pandemia perdió a dos ministros de Salud -Luiz Mandetta y Nelson Teich- porque se oponían a las políticas bolsonaristas de no promover el distanciamiento social ni el uso de mascarillas.
En ese sentido, influyó en el juego de poder del Gobierno la aparición en el escenario nacional del opositor Luiz Inácio Lula da Silva luego de que se anularan -en una decisión que debe ser ratificada por el pleno de la Corte Suprema- las dos condenas de la Operación Lava Jato (leer en Kradiario).
Finalmente, Bolsonaro cambió al ministro de Sanidad por cuarta vez durante la pandemia. Marcelo Queiroga es el nuevo ministro, cuando el país se acerca a los 280.000 muertos por coronavirus y supera los 11,5 millones de caso.