Los servicios secretos del Interior alemanes han puesto bajo vigilancia a todo el partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) al considerar que representan una amenaza para la democracia del país.
El AfD (alternativa para Alemania) es un partido político alemán de ideología nacionalista-extrema derecha y euroescéptico, fundado en 2013 por Bernd Lucke, profesor de Economía de la Universidad de Hamburgo, el experiodista del Frankfurter Allgemeine Zeitung Konrad Adam, el expolítico de la CDU Alexander Gauland y Gerd Robanus. Desde su fundación, AfD ha tratado desvincularse de la ultraderecha y busca acercarse más al liberalismo clásico. Su programa electoral se basa en el rechazo al euro (la monedxa europea comunitaria) y la defensa del retorno del marco alemán. Defienden una disolución ordenada y paulatina de la eurozona. El congreso fundacional se celebró el 14 de abril de 2013 en Berlín. El AfD decidió entrar en la campaña electoral al Bundestag con un llamamiento a deshacer el «error histórico» del euro. Se oponen a la ola de migrantes llegados a Alemania en el contexto de la crisis migratoria en Europa. AfD viene experimentando desde dicha crisis un aumento de apoyo popular tanto a nivel federal como en los estados federados. Los actuales líderes del partido son Jörg Meuthen y Tino Chrupalla. Su apoyo es mayor en los estados que conforman la antigua Alemania Oriental (RDA) En las elecciones federales de Alemania de 2017, consiguió entrar en el Bundestag con más del 13 % de los votos y más de 90 escaños, superando los pronósticos de los sondeos electorales.
AfD ha sido calificado como un partido populista y de ultraderecha. Varios de sus integrantes han hecho declaraciones que han sido calificadas de racistas y xenófobas. Su defensa del nacionalismo alemán ha hecho que algunos medios hayan comparado a AfD con el neonazismo, lo que el partido niega categóricamente; como respuesta, el partido prohíbe que sus miembros tengan vínculos con la ultraderecha alemana y en particular con el neonazi Partido Nacionaldemócrata de Alemania (NPD).
El AfD ya está bajo observación en varios estados federados como Brandeburgo, Turingia, Sajonia-Anhalt y Sajonia. Ahora, esa vigilancia se ha ampliado a todo el partido.
Es la primera vez en la historia de la posguerra de Alemania que un partido representado en el Parlamento se ve envuelto en este tipo de vigilancia estrecha, además, se trata del principal partido de la oposición, cuyo apoyo crece en todo el país.
Según el semanario alemán Der Spiegel, el partido fue catalogado a finales de la semana pasada como «caso sospechoso» de extremismo, aunque en declaraciones al semanario, una portavoz de la la Seguridad Nacional Alemana no quiso confirmar este punto «en vista del proceso en curso y por respeto al tribunal».
La publicación señala que la decisión de empezar la vigilancia del AfD en su conjunto, se basa en un informe del espionaje interior de alrededor de mil páginas, que incluye varias pruebas de supuestas violaciones contra el orden liberal democrático recopiladas por juristas y expertos desde comienzos de 2019. Entre los documentos recopilados figuran varios centenares de discursos y declaraciones de representantes de este partido en todos sus niveles.
Los líderes del AfD acusan habitualmente a los inmigrantes musulmanes de ser criminales, atacan a la prensa y cuestionan los principios universalistas de la democracia liberal. Durante la pandemia de coronavirus, los miembros del AfD participaron en protestas, muchas de ellas violentas, y, en una ocasión, han llegado a infiltrar a manifestantes en el edificio del Parlamento.
Una razón de peso para su catalogación como «caso de sospecha» por extremismo es según el espionaje interior la influencia de la corriente más radical dentro del partido -Der Flügel (El Ala)-, a la que la propia dirección amenazó con disolverse el año pasado.
A ellos se suman vínculos con organizaciones de extrema derecha como el «Movimiento Identitario», la publicación «Compact» y el laboratorio de ideas de reciente creación «Instituto para políticas de Estado».
Los miembros del AfD respondieron con indignación este miércoles, prometiendo tomar medidas legales e insinuando que la medida tenía motivaciones políticas. «La agencia de inteligencia está actuando de forma puramente política cuando se trata del AfD», escribió Alice Weidel, una de las líderes del partido, en Twitter. «Dadas las elecciones estatales y federales de este año, eso es particularmente notable».
Cabe recordar que Alemania vive un año electoral en el que la líder y actual Canciller Angela Merkel abandonará el poder después de 16 años como jefa del Gobierno, un mandato en el que Merkel jamás ha sido tibia con la extrema derecha.