Hasta que punto puede llegar la desesperación de una madre que tras dar a luz a un niño en América Latina o en otras regiones del mundo es obligada o es convencida a darlo en adopción. Esta es una gran interrogante en el marco además de  una profunda irregularidad y delito,   que durante la dictadura de Pinochet en Chile también se dio, incluso en colaboración con la Iglesia Católica. Esta fue una vía que utilizaron inescrupulosos para “hacer un buen negocio” con el argumento de que había mujeres adolescentes que quedaban embarazadas y que algunas familias lo veían muy mal para su propia imagen en el plano social y/o religioso.

Este tema está haciendo explosión por todos lados en Europa, gracias a una reciente indagación que lideró el Ministerio de Protección Legal en Holanda (Países Bajos) y su ministro, Sander Dekker, que arrojó como conclusión que deben ser suspendidas de inmediato todas las adopciones del extranjero, entre ellas las de Colombia, debido a las irregularidades que se presentaron en estos procesos entre 1967 y 1998.

Sander Dekker

Sander Dekker es un político holandés del Partido Popular por la Libertad y la Democracia (Volkspartij voor Vrijheid en Democratie). Ha sido Secretario de Estado del Ministerio de Educación, Cultura y Ciencia, que se ocupa de la educación superior, la ciencia y el conocimiento, el profesorado y la cultura.

En un documento, el Comité de Investigación de la Adopción Internacional de Holanda,  establecido por el ministro Dekker, resumió los motivos por los cuales recomienda la suspensión de las adopciones, entre ellos, posibles abusos en los que funcionarios del gobierno neerlandés podrían haber estado involucrados.

La investigación, que también estudió la adopción de niños desde otros cuatro países, Bangladesh, Brasil, Indonesia y Sri Lanka, en el mismo período, señala que “durante todo el período de adopción internacional y en todos los países, hubo graves abusos estructurales y el gobierno y los intermediarios estaban al tanto de esos abusos desde la década de 1960. A la luz de la asignación del comité, la pasividad del gobierno holandés y el enfoque del establecimiento político en los intereses de los padres adoptivos son notables. El gobierno se negó a intervenir a pesar de que tenía buenas razones para hacerlo”. Los abusos también incluyeron presiones a las madres adoptantes o en el peor de los casos secuestro de los menores.

“Las madres biológicas y las familias, en muchos casos, también son víctimas y han tenido que lidiar con la pérdida de su hijo. A veces se les presionó para que renunciaran a su hijo, desconocían el concepto común occidental de ‘adopción’ y, en los casos más graves, les secuestraron el hijo”, asegura el informe difundido en Europa por distintos medios y también en Bogotá por el diario El Tiempo.

Según la investigación, los abusos sistemáticos se presentaron por diferentes motivos que, unidos, configuraron un entramado complejo de situaciones tanto desde los países de origen como de Países Bajos, que posteriormente llevó a tener un proceso irregular con intereses económicos de por medio.

¿Cuándo se convierte una adopción legal en tráfico ilegal de niños? ¿Cuántos niños llegan a familias europeas sin el consentimiento real de sus padres biólogicos? Sopn preguntas que se ha hecho la Deutsche Welle.

El caso de Ana Jiménez es una colombiana que estuvo 32 años buscando a su hijo Jhon, quien el 25 de septiembre de 1987 desapareció del jardín de su casa, en el occidente de Bogotá, donde estaba jugando, mientras ella se cambiaba de ropa en su cuarto. Lo encontró en Noruega.

Juan Jiménez, el segundo hijo de Ana, en ese entonces de cinco años, quien miraba desde la ventana a su hermanito Jonathan, de tres, jugando en el jardín con Alfonso, el mayor, de siete años, recuerda que en ese momento llegó un hombre que le dijo al más pequeño que lo llevaría a comprar dulces; los dos salieron de la casa, caminaron hasta el fondo de la calle y desaparecieron.

Juan no quiso interrumpir a su madre, que estaba recibiendo una visita, por lo que no le dijo que su hermanito se había ido; además, el hombre, que se llamaba Camilo Gómez, era amigo de su padrastro, que trabajaba en la Policía, así que tampoco le resultó completamente extraño que hubiera invitado al niño a comprar golosinas.

Aproximadamente una hora después, Ana llamó a sus hijos y notó la ausencia del menor, así que comenzó a buscarlo por todos lados; tras horas sin encontrarlo, y de recorrer desesperada una y otra vez las calles del barrio, se sintió invadida de frustración y tristeza.

Ana Jiménez, quien en ese entonces tenía 22 años, decidió no interponer inmediantamente una denuncia ante la Policía por la desaparición del menor, porque temía la reacción de su pareja, mayor que ella 30 años, sargento de la institución y un hombre violento y abusador, según reveló el periódico colombiano El Tiempo; además, como el niño había nacido por parto natural en su propia casa, no había tramitado el registro civil.

Europa empieza poco a poco a tomar conciencia de la difusa y peligrosa línea entre el natural deseo de ser padre y el derecho de los niños a permanecer en sus países de origen.

Así, este lunes  el Gobierno de Holanda anunció la ya mencionada medida de suspensión de las adopciones de niños en el extranjero por parte de holandeses. Reaccionaba así al informe de la Comisión Dekker sobre el papel del Gobierno holandés en la adopción internacional de niños, que denunció «diferentes tipos de abusos estructurales» en varios países.

En los países de origen, el subdesarrollo, la pobreza, la desigualdad, las guerras internas, junto con las costumbres, valores y tabúes locales, hicieron que los niños quedaran huérfanos o desplazados. “Aunque estos niños a menudo se ofrecían en adopción como huérfanos, muchos de ellos no eran huérfanos en absoluto, ya que uno o ambos de sus padres aún estaban vivos”.

Así, este lunes  el Gobierno de Holanda anunció la ya mencionada medida de suspensión de las adopciones de niños en el extranjero por parte de holandeses. Reaccionaba así al informe de la Comisión Dekker sobre el papel del Gobierno holandés en la adopción internacional de niños, que denunció «diferentes tipos de abusos estructurales» en varios países.

En los países de origen, el subdesarrollo, la pobreza, la desigualdad, las guerras internas, junto con las costumbres, valores y tabúes locales, hicieron que los niños quedaran huérfanos o desplazados. “Aunque estos niños a menudo se ofrecían en adopción como huérfanos, muchos de ellos no eran huérfanos en absoluto, ya que uno o ambos de sus padres aún estaban vivos”.

Esta investigación, que reveló la existencia de un mercado mundial de la adopción, se hizo necesaria luego de varias denuncias de personas neerlandesas que identificaron irregularidades en sus procesos de adopción, por las cuales no podían encontrar a sus familias biológicas. Este es el caso de una joven adoptada hace 26 años en Sri Lanka, quien llevó su caso a los tribunales. Ella, Dilani Butink, hoy una mujer adulta, asegura que su certificado de nacimiento fue falsificado, lo cual le ha hecho imposible encontrar a su madre biológica, según le informó al medio español ‘Rtve‘ (ver foto de portada).

Padres adoptivos en Holanda

«Asegura que sus padres adoptivos viajaron a Sri Lanka para recoger a un niño que resultó ‘no estar disponible al llegar’ y un intermediario propuso a esta niña como ‘alternativa'», dice el medio español.

De acuerdo con el ICBF, todos los procesos de adopción se hacen en el marco del interés superior del niño y la garantía plena de sus derechos, a la luz de la normatividad vigente.

El Tiempo consultó al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf), que informó que hasta el momento no ha recibido el informe con las conclusiones de la citada investigación ni notificación oficial sobre decisiones de la autoridad central neerlandesa que pudieran derivarse de ellas.

Además, dijo que, en enero del 2020, atendió la visita de una delegación de la Universidad de Utrecht (Reino de Países Bajos), que adelantaba un estudio para el gobierno neerlandés sobre las adopciones entre Colombia y los Países Bajos entre 1967 y 1998, y que allí se les brindó la información clara.

De acuerdo con la entidad, en los últimos cinco años, 11 niños han sido adoptados por familias holandesas y hoy 5 familias se encuentran a la espera de la asignación de un niño, niña o adolescente para terminar su proceso de adopción.