El presidente italiano  Sergio Mattarella decidió que el hombre adecuado para sacar a Italia de la crisis económica, sanitaria y social era Mario Draghi, quien en 2012 resolvió la crisis del euro en su calidad de Presidente del Banco Central europeo, debe salir ahora al rescate de su país en un momento en que atraviesa su etapa más negra desde la Segunda Guerra Mundial, al derrumbarse el gobierno de Giuseppe Conte.

Draghi, nacido en Roma en 1947,  es el economista más amado en Italia por su papel fundamental en proteger la Zona Euro en el 2012 en plena crisis de la deuda soberana. Su famosa frase pronunciada en el 2012, “whatever it takes”, “lo que haga falta”, es su mejor aval: con ella logró preservar la moneda única y evitó que se desatara una crisis sin precedentes en Europa.

“Super Mario”, como le llaman en su país, es un prestigioso experto que ha sido formado en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) y fue discípulo del economista Federico Caffè. Estuvo al frente de Banca d’Italia desde el 2005 al 2011, unos años turbulentos en que vio desfilar a varios primeros  ministros. En el 2011 fue llamado a liderar el BCE, un trabajo que mantuvo hasta el 2019. Conoce de cerca los mercados, también porque ha trabajado para ellos: durante pocos años tuvo un puesto en Goldman Sachs en Londres.

El momento del nombramiento de Draghi por el Presidente italiano Sergio Mattarella.

Ahora Draghi tendrá la misión de que Italia rompa con su fama de malgastar las ayudas europeas y emplee adecuadamente los 209.000 millones que ha conseguido del fondo comunitario de recuperación. Para ello primero tiene que recibir el visto bueno de las Cámaras, con el permiso del Movimiento 5 Estrellas, que nunca ha olvidado su pasado por el banco de inversión y ya le acusan de ser un representante de las élites.

 Sin embargo, Draghi escribió un importante artículo el año pasado en el Financial Times en que abogaba por perdonar parte de la deuda para resolver la crisis económica del coronavirus, lo que hizo que los otrora antisistema le vieran con mejores ojos.

Discreto, práctico y contrario a los aspavientos, se sabe muy poco de la vida privada de Mario Draghi. “Preguntad a mi mujer”, respondía a los periodistas que le cuestionaban por su futuro al dejar el BCE. Está casado desde 1973 con Serena Cappello, experta en literatura inglesa, con la que tiene dos hijos, Federica y Giacomo, también muy reservados. Tuvo que aprender a sortear las dificultades desde muy joven, pues perdió a sus padres, una farmacéutica y un banquero, cuando era solamente un adolescente.

Su designación ha sido muy bien recibida por los medios de comunicación y también por los mercados. “Estoy convencido de que la elección de Draghi como primer ministro es la que protegerá mejor al país en este momento particularmente difícil”, opinó el jefe del gobierno italiano Romano Prodi en una entrevista con La Stampa.